Últimamente se está hablando mucho de corrupción en España. ¿Del desfalco en la construcción del AVE a Murcia? ¿De Gürtel o las tarjetas black? ¿De la venta ilegal de pisos a un fondo buitre por parte de Ana Botella? No, qué va. Todo eso son menudencias al lado de la gran corrupción política de este país: la de Podemos.
En los últimos días se habla mucho del piso protegido comprado y vendido por Ramón Espinar, portavoz de Podemos en el Senado, además de los tuits de Guillermo Zapata, concejal de Ahora Madrid.
Espinar ya ha dado todas las explicaciones que tenía que dar. No hubo especulación (vendió el piso a los cuatro años de comprarlo, y no vivió en él porque estaba siendo construido) y no hay nada ilegal. Aún así, los medios siguen sobredimensionándolo y desinformando al respecto. Con Guillermo Zapata pasa lo mismo. Se le juzga por unos tuits de humor negro escritos hace cinco años. Los tuits tendrán más o menos gracia, pero no creo que sea factible juzgar a alguien por unos chistes negros.
Ya pasó en el pasado con Rita Maestre, Pablo Echenique, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero o Pablo Iglesias. Se buscan menudencias del pasado, que ni siquiera son delito, y se las sobredimensiona. LA estrategia es que todo el mundo que se dedica a la política parezca pringado de mierda. Desgraciadamente, la estrategia está funcionando a las mil maravillas.