Qué casualidad que hoy, al tiempo que sale una encuesta donde Podemos revienta el bipartidismo en Andalucía, la noticia para algunos medios es, otra vez, lo mala que es la gente de Podemos. Pedro Sánchez dice que la política “tiene dificultades” porque crece Podemos: no, dificultades tiene el bipartidismo que va de capa caída. Y Rita Barberá, alcaldesa del PP en Valencia que aparece en demasiados papeles señalada de comportamientos poco decorosos, dice totalitariamente que somos totalitarios.
Esta vez toca una frase entresacada de una charla sobre la Transición de hace tiempo (presentaba el libro La transición contada a nuestros padres y el Curso urgente de política para gente decente). El poder tiene a los becarios como locos rastreando a ver qué encuentran para lanzar sus dardos contra la malvada gente de Podemos. Como suele ocurrir, el periodismo de corta y pega hace desaparecer, otra casualidad, lo que venía antes y lo que venía después en la charla. Vamos acostumbrándonos. En este caso se trataba de una presentación donde daba cuenta de la lectura que hizo la banda terrorista ETA para justificar sus asesinatos de camellos. La lectura de ETA. El terrrorismo siempre busca dar sus explicaciones a los actos violentos que comete (una parte de la ciencia política intenta enteder las causas de la violencia en las sociedades) y en ese caso concreto también tenía que dar cuenta de esa nueva modalidad de muerte. Cierto es que llamó mucho la atención en su día y los medios se hicieron eco repetidas veces. E incluso Rubalcaba hizo algún comentario al respecto cuando fueron detenidos miembros de ETA con drogas. Como en tantas otras ocasiones, si explicas por qué los americanos tiraron las bombas de Hiroshima y Nagasaki parece que estás justificando ese crimen de guerra. Por cierto: condenamos los crímenes de ETA. Por si a alguien se le había olvidado. Y nunca hemos señalado a la policía, como cuerpo, responsable de las políticas marcadas por los responsables políticos o del comportamiento de algunos de sus miembros.
En un trabajo académico sobre los asesinatos de ETA y su estrategia de controlar a la población a través del terror (Revista Española de Ciencia Política, núm.10, abril de 2004, los profesores Sánchez Cuenca y Luis de la Calle afirman:
“El cuadro 4 muestra que conforme se debilitan estas tres campañas, va cobrando fuerza la que se realiza contra los pequeños narcotraficantes bajo el pretexto de que la droga daña a la juventud vasca y erosiona su entrega revolucionaria. ETA comienza a matar narcotraficantes en 1980 y durante toda esa década y los primeros noventa continuará haciéndolo, llegando a sumar 37 víctimas.
En España está pendiente un estudio definitivo sobre el papel de la heroína durante la transición. Que la haga la academia o periodistas. Hubo en su día muchas reflexiones (Pepe Ribas de Ajoblanco tiene cosas escritas, igual que Haro Ibars). La droga se llevó por delante a buena parte de una generación. El diario el Mundo publicó el 29 de octubre de 2006 una información de antonio Rubio y Manuel Cerdán titulado “Informe secreto de la guardia civil: galindo se lucró con el contrabando”. Desde la literatura también se ha tratado el tema, por ejemplo en Asesinato de un trotskysta, escrita por el Comisario-Jefe de la Policía local de Gijón. ¿Quién quiere mirar para otro lado?
Parece que cada vez que hacemos nuestro trabajo como politólogos tenemos que sufrir los ataques de la caverna. Ánimo, que dentro de poco directamente, como en la dictadura, pretenderán que sólamente den clases los profesores afectos al régimen. Mientras, con su permiso, seguimos. Aunque este tipo de informaciones nos señalan como objetivos para los que quieren creerse esas mentiras.
Lo relevante es que hay una relación directamente proporcional entre las noticias que señalan el crecimiento imparable de Podemos y la búsqueda desesperada de algo que intente descalificar a esta emergente fuerza ciudadana y política. Hoy la noticia, sin duda, es que la intención directa de voto de Podemos en Andalucía, el feudo socialista y con una nueva dirección tanto en Sevilla como en Madrid, más que duplica el voto del PSOE (11%) y el del PP (12,7%). Pero unos siguen ladrando y otros seguimos cabalgando. ¡Ah! Y condenamos los crímenes de ETA. ¿Está claro? ¿Van a hablar ahora de la encuesta de Andalucía? ¿Van a hablar de la querella contra el clan Pujol y el ocultamiento de ese crimen al que ayudaron el PSOE y el PP? O sigan buscando en los armarios.