Ningún juicio, ningún escándalo político o mediático convencerá a los políticos para que no se corrompan, sólo Podemos puede poner fin a esto.
La palabra némesis proviene de la antigua cultura griega, en la que daba nombre a la diosa también conocida como Ramnusia, y que representaba la solidaridad, la retribución, la justicia, el equilibrio y la fortuna. Se la representaba como una figura alada, a menudo con un velo o una corona, sosteniendo una rueda y una espada o antorcha, como instrumentos para ejercer justicia y castigo.
La diosa Némesis estaba por encima de los dioses Olímpicos, y sus acciones eran consideradas inevitables y firmes. Era la encargada de castigar a aquellos que ignoraban la jerarquía de mando. También era quien medía la felicidad o la desdicha de los mortales.
Puesto que la cultura griega no toleraba la soberbia y los excesos, a los que consideraba los únicos pecados punibles por los dioses, su visión de la justiciatenía que ver justamente con lo proporcional, lo correspondiente. Por lo cual la diosa Némesis podía castigar a los que sin escrúpulos amasaban fortuna, arrebatándoles lo ganado.
La palabra Némesis posee hoy el significado de una retribución justa, un castigo esperado, o una forma de justicia poética. Por eso es común verla empleada como sinónimo de enemigo. Tendemos a asociar la enemistad con el deseo de venganza; sin embargo, se trata simplemente de recuperar el equilibrio.
De aquí se deduce la puesta en escena de esta parodia ridícula, esta especie de Watergate contra Podemos, porque altera el sustrato político, los objetivos caducos y adquiridos de un bipartidismo rancio y prevaricador. Una guerra sucia, que empezó a ejercerse desde el gobierno del PP y que se sigue practicando desde el del PSOE. Y es muy grave, pero lo más irónico es que no se le está dando la importancia que requiere. Pese a que está en entredicho la propia dignidad de la democracia.
La campaña de acoso y derribo contra Podemos, la némesis de este estado que de derecho no tiene más que el nombre, va más allá del propio partido y se sumerge en un exceso particular contra su líder, Pablo Iglesias. Se trata de eliminar al enemigo que podría desmantelar esta red de clientelismo y corrupción, y para ello no importa entrar en los dominios de la guerra sucia desde el Estado. Y no importa quien lo dirija, todos están contra la ética, la moral y la honradez. El ministro de Interior del PP, Jorge Fernández Díaz, puso en marcha con recursos públicos una trama policial para desprestigiar a Podemos, porque tan notable enemigo había acumulado un enorme potencial en las urnas. Las presiones del poder sobre los medios fueron evidentes. Y de portavoces mediáticos colocó a jornaleros como Eduardo Inda, y su máquina de arrojar basura OK Diario, creado precisamente con dudosas subvenciones y justo en aquellos momentos.
Y lo curioso es que nadie parece estar interesado en conocer la verdad de toda esta animosa porquería lanzada, los rivales políticos de Podemos prefieren mirar para otro lado ante uno de los mayores escándalos que pueden darse en democracia. El espionaje a un rival político y la elaboración de informes policiales falsos para infamar, manchar y mancillar que se filtraban a través de medios y periodistas afines a las cloacas es cuando menos un acto perverso, condenable por la justicia, castigable por el Código Penal, reprobable por todos los partidos políticos, y censurable por toda la sociedad.
Los periodistas apenas le han prestado atención a la operación contra Iglesias una vez destapada. Los partidos políticos también han optado por escurrir el bulto. Ningún dirigente ha hecho mención alguna al caso. Es como si no existiera. Da asco y vergüenza.
Ni siquiera el PSOE ha mostrado en ningún momento interés en denunciar el caso, es más, el PSOE unió dos veces sus votos al PP para impedir una comparecencia de Villarejo en la comisión de investigación sobre las cloacas en el Congreso de los Diputados.
Y ahora sale IU, en teoría con 6 de los 42 escaños, y amenaza con no obedecer la disciplina de la federación. Más presiones a Iglesias para que cambie de posición. La corriente anticapitalista tampoco se queda atrás y reclama que se negocie con el PSOE un acuerdo programático con medidas concretas, pero pasando a la oposición. En definitiva, todo apunta a que la mierda se ha colado como un caballo de Troya hasta dentro de la formación. Como dijo el compañero redactor Wowsislack, en un artículo que recomiendo leer, “Traición a la izquierda y el pacto PSOE-Ciudadanos”, un hombre contra el sistema. La Némesis de la corrupción institucional.