Podemos ha metido el miedo en el cuerpo a los viejos partidos políticos y a la casta, que realiza cambios apresurados para simular una regeneración que les resulta imposible porque ellos, que son el problema, no pueden ser la solución. Mientras la casta sigue nadando en la mentira, Podemos crece como la espuma y ya tiene 130.000 afiliados y casi 8 millones de ciudadanos que desean votarle, según los sondeos. ---
España está sufriendo uno de los cambios políticos pacíficos mas drásticos y potentes en el mundo moderno. El cambio se está produciendo sin gran ruido, de forma pacífica y con poca información mediática, pero de manera profunda e irresistible. Ese cambio empezó cuando los ciudadanos tomaron conciencia de los estragos causados a España por la vieja política española, representada por el PSOE, el PP, IU y los nacionalismos vasco y catalán, cómplices en el gobierno de España, y se disparó con el triunfo electoral de "Podemos" en las pasadas elecciones europeas.
Hoy, por culpa de Podemos, la realidad política de España es muy diferente a la que era hace tan solo seis meses. Los partidos políticos cambian sus propuestas, hablan de regeneración, se declaran transparentes, no dicen lo que antes decían, promueven cambios y afirman apostar por la democracia. La Corona también ha pretendido ofrecer un cambio, pero solo ha conseguido sustituir a un rey viejo, agotado y desprestigiado, por otro mas joven, de la misma familia, con nuevos estilos. Pero todos son cambios falsos, producidos por el miedo a perder el poder y sus privilegios, no por la firme voluntad de regenerar la política española, que sigue siendo corrupta, antidemocrática, injusta, elitista y ajena al ciudadano y a sus anhelos y sentimientos.
Los viejos partidos están preocupados, pero no aterrorizados, como deberían sentirse si supieran que están heridos de muerte porque Podemos ha sabido conectar con los mas íntimos y nobles sentimientos de la ciudadanía y sigue creciendo sin freno. Ante el desafío de Podemos, los partidos han escenificado cambios, pero ni uno sólo ha sido verdadero y ninguno de ellos apunta hacia la regeneración. Los cambios han sido cosméticos e hipócritas. Partidos como el PP y el PSOE e IU, acostumbrados a prosperar en la arrogancia, olvidándose del servicio al pueblo y repartiendo privilegios, están tan podridos que son incapaces de regenerarse y solo pueden realizar trucos que parezcan cambios, sólo para acabar con la amenaza de Podemos.
El partido que lidera Pablo Iglesias tiene ya mas de 130.000 afiliados y el millón largo de votantes que les apoyaron en las elecciones Europeas ha crecido hasta casi ocho millones, según las encuestas.
El crecimiento es tan brutal y sostenido que demuestra que los españoles no se han creído los cambios y palabras de renovación de la vieja derecha y la vieja izquierda española. Si el PP o el PSOE hubieran realizado por lo menos un gesto auténtico de regeneración y de cambio real en sus estructuras y costumbres, el crecimiento de Podemos se habría frenado, pero el pueblo, al descubrir que los cambios han sido falsos y cosméticos, ha seguido huyendo del viejo sistema, falsamente democrático, y apoyando lo que Podemos representa, que es la única opción real de acabar con una democracia falsa, podrida, corrupta, injusta y habituada al privilegio, al abuso de poder y a anteponer los intereses de los políticos a los de la ciudadanía y la nación.
Muchos demócratas tememos que Podemos, que hoy es un movimiento en efervercencia con muchos rasgos de democracia interna, horizontales y asamblearios, termine siendo un partido totalitario y neocomunista, pero, por el momento, es únicamente un riesgo. Lo que es real y evidente es que Podemos es el antídoto existente contra los abusos y arbitrariedades de la casta y de la vieja política que ha arruinado a España y que muchos millones de españoles están dispuestos a darle su voto para que jubilen y arrebaten el timón de España a los que la han casi destruido y convertido en un país injusto y sucio.
La España política que se debatía entre la derecha y la izquierda ya es pasado caduco y en agonía. La España del presente se debate entre mantener un viejo sistema que ha demostrado hasta la saciedad su injusticia, su capacidad de destruir la nación y su perversión moral, o acabar con él y enterrarlo, tal vez apoyando la mas directa opción real de cambio que existe: Podemos.