“De todos los obstáculos, las corrientes son las más tentadoras”
Elias Canetti
Los ataques recibidos por Podemos siempre han estado a la altura de la preocupación que hemos creado. Las baterías vuelven a dirigirse contra nosotros a una semana del final de la campaña: señal de que la impaciencia les crece. Esta es la encuesta en la que siempre he creído: cuanto más nos atacan e insultan, señal de que mejor vamos. Ellos, los de la casta, lo saben y por eso arrecian las agresiones. Que no se nos olvide. Nuestra mejor arma es que el poder sepa que nosotros también lo sabemos. Cuando nos asustamos nos barren.
Ahora que ya no somos tan de ETA ni tan bolivarianos ni tan incendiarios, nos dicen que nos inunda el desencuentro. Que somos como ellos. Que nuestra amistad bebe de las mismas fuentes que las suyas. Algo tenían que decir. Ignoran que hay pactos que no se sellan con palabras, sino con ejemplos. Podemos nació debatiendo y no vamos a dejar de hacerlo. Es difícil imaginar que dirigentes de cualquier partido en España hagan un debate político como los que conduce Pablo Iglesias en Otra vuelta de Tuerka. ¿Alguien se imagina un debate así entre Rajoy y Floriano, entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, entre Albert Rivera y Arrimadas? ¿Alguien recuerda que miembros de cualquier partido debatan públicamente como hemos hecho Íñigo, Carolina, Luis, Pablo o yo mismo en la Tuerka semana tras semana? Siempre supimos que la suerte de Podemos pasaba por empoderar a nuestro pueblo. Y eso se hace con ideas. Y las ideas se alimentan del debate. Y el debate lo hemos peleado en las calles. Hace cuatro años del 15M.
El poder siempre usa sus diferentes armas, que son muchas. Nunca construyen bombas que no terminen lanzando. Los jefes de los arsenales son hoy también los jefes de casi todo lo demás. Nunca les faltan espacios para probar sus artefactos. Si uno no les funciona, sacan otro. Llevan así toda la vida. Lo hemos visto en vivo y en directo en América Latina. No solo tiran sus bombas, sino que luego justifican los destrozos. Una vez desolada la ciudad vienen con el botiquín, un par de tiritas y algo de yodo. Y con la prensa oficial. La Inquisición construye hoy sus autos de fe a través de grandes titulares. A una semana de las elecciones del fin del bipartidismo, toca lanzar granadas de fragmentación. Sembrar discordia. No aflojemos. Llegamos aquí con la alegría de un gran reto: cambiar este país. Nadie dijo que fuera a ser sencillo. Apretemos el pulso. Recordad el miedo y la resignación que tenía nuestro país hace un año. Recordad esa promesa que nos hizo el 15M hace cuatro años de hacer posible lo imposible. Hemos hecho lo más difícil. Cuando vean que esto ya no es un juego de dos jugadores adictos al tongo, la ciudadanía tendrá que asumir muchas tareas. Podemos no es otra cosa que tu responsabilidad.
Los poderosos sólo juegan a la democracia si las cartas están marcadas. Por eso el único proyecto que tenían era Eurovegas. Podemos ha venido para exigir una baraja nueva, que los tahures saquen los ases que esconden en la manga, que los jugadores veteranos y sus pupilos aseaditos sinceren el pacto que tienen entre sí de ganar una mano cada uno. Podemos ha venido para que los dueños de toda la ciudad quiten ese cartel que dice “la banca siempre gana”, para que los que han sido pillados haciendo trampas no puedan volver a sentarse en la mesa, para que dejen de representar enemistad cuando se sabe que son trileros conchabados para volver a engañar a los incautos. Podemos ha venido a levantar el tapete, abrir las ventanas y disipar el humo. Las amenazas con patear del tablero de los rateros y cortabolsas de lo público ya no dan miedo. Son ellos los asustados: el miedo, ya lo vimos en las elecciones europeas, está cambiando de bando. También la alegría.
Conocéis el escenario que nos dejan: paro, precariedad, pérdida de derechos, exilio económico, autoritarismo, integrismo contra las mujeres, entrega de nuestro país a potencias extranjeras, vuelta al privilegio educativo, corrupción, impunidad… El Partido Popular, con el inexplicable apoyo del PSOE, está intentando cambiar el contrato social en España. Ese que firmaron nuestros mayores: paz social a cambio de ascenso social. Los del bipartidismo lo han roto. Hace unos años ser mileurista era un insulto. Hoy es un sueño. Tenemos que conformarnos con las migajas que caen de la mesa de los ricos y sus mayordomos. Que no se nos gaste la indignación. Aprendimos a no creernos sus mentiras. Volvamos a recordarles que son unos mentirosos.
Susana Díaz adelantó las elecciones para posicionarse de manera favorable en la pelea de su partido e intentar limitar el ascenso de Podemos (después de los ERE vendría Aznalcóllar). Su error y su arrogancia, creen en el PSOE, los tienen que sufragar todos los andaluces. En la política española, nadie se atreve a pagar los platos rotos. No hay solución que no pase por atrevernos a decir basta. En un país decente, Esperanza Aguirre no podría presentarse a las elecciones. En ningún caso, esta señora, rodeada de corruptos, que ha elegido a políticos corruptos, que ha construido un gobierno de corruptos, que ha alabado y ha sido alabada por corruptos, que come en la mesa con corruptos, saldría indemne de una sola rueda de prensa. Podemos nació para poner freno a tantan inmundicia. Ciudadanos, para envolverla en papel de celofán. Por eso es un fraude apoyado por banqueros y empresarios del Ibex35. Podemos es tu indignación convertida en una herramienta política.
En el aniversario del 15M, y sin querer representar aquél irrepresentable movimiento ciudadano, Podemos se ha convertido en la única interferencia en el melífluo hilo musical de una almibarada marca España que en verdad vuelve a ser la España de los santos inocentes. Podemos apenas está arrancando. Somos un partido joven, apenas un instrumento en marcha. Lo relevante es tu indignación, tu falta de tolerancia a las mentiras eternas, tu negativa a que te traten como a un menor de edad que necesita siempre la tutela de sus mayores. Podemos nació para que dejáramos de delegar la política. Votar es esencial. Y eso les llena de miedo. Luego, queda todo lo demás. Y que tu responsabilidad se convierta en una exigencia innegociable.