Revista Opinión

Podemos, un partido de grandes politólogos

Publicado el 23 mayo 2016 por Polikracia @polikracia

Sí, es muy posible que tras leer el título de este artículo tu primer impulso haya sido cerrar la ventana de la página web, no te dejes guiar por esa primera intuición. Este artículo pretende resaltar las bondades de un partido como Podemos y describir como sus integrantes han conseguido utilizar las armas de la ciencia política para crear primero y mantener después un partido político en España.

Es sorprendente la capacidad en este aspecto que la formación morada posee. Es cierto que los recursos disponibles de la ciencia política para reinventarse, movilizar y ganar la ilusión de los ciudadanos ya han sido estudiados. Sin embargo, ningún partido político español ha sabido utilizarlos con el mismo nivel de aprovechamiento que Podemos. En este artículo vamos a realizar un análisis de la capacidad del partido morado para sobrevivir en el sistema de partidos desde la óptica de la comunicación política. Tres son los factores que se desarrollarán para explicar tal pretensión.

En primer lugar, los integrantes de Podemos son conocedores de la capital importancia que tiene la comunicación política en nuestro tiempo, y esto ya es un paso en el camino. Igualmente, saben identificar cuáles son los mensajes que lanzan nuestros políticos y llegan a los ciudadanos, y cómo estos son decisivos para que el electorado los conciba como beneficiosos o perjudiciales. Por tanto, para dominar la comunicación política es necesario tener en cuenta que los medios de comunicación son cauces fundamentales para conseguir los objetivos. Podemos, desde su aparición, apostó por la presencia de sus líderes en los medios, principalmente fue en el televisivo ya que es el canal por el que la información llega a mayor número de los ciudadanos. La primera aparición de Pablo Iglesias en prime time es de marzo de 2011. Podemos se funda en enero de 2014, es decir, cuando el partido se crea, su líder ya era reconocido por un alto sector de la población.

Conviene enunciar tres de los grandes mecanismos con que los medios de comunicación cuentan para influir en las prioridades de los ciudadanos[1], instrumentos que aun siendo propios de los medios de comunicación, los partidos suelen adoptarlos y ponerlos en práctica para su beneficio.

  • La agenda setting
  • El efecto imprimación o priming
  • Los marcos

Considero interesante que junto a la exposición teórica describamos un ejemplo de la puesta en práctica de estos tres mecanismos a través de un partido político como Podemos.

La agenda setting, es la capacidad que posee un periódico o televisión para priorizar las noticias que consideran más relevantes: la elección de las noticias para las portadas del 18 de febrero de 2013, día en el que sale a la luz el supuesto conocimiento de Juan Carlos I acerca de los negocios de Iñaki Urdangarín. Mientras que El País y El Mundo lo destacan en portada, el ABC no lo menciona.

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Una acción que recuerda a este mecanismo de la ciencia política es la realizada por Podemos el  22 de marzo de 2015 tras la celebración de las Elecciones autonómicas en Andalucía, la formación morada obtuvo una tercera posición y 15 escaños. Un resultado no esperado por la misma formación, ya que  su  expectativa era irrumpir en el Parlamento andaluz con mayor fuerza. Esa misma noche, al ir conociéndose los primeros resultados del escrutinio, Pablo Iglesias y Tania Sánchez lanzaron un comunicado para informar de su ruptura como pareja. ¿Era realmente necesario este comunicado ese día y a esa hora? Juzguen ustedes mismos…

El efecto imprimación o priming en su versión inglesa supone que los votantes poseen la memoria a corto plazo, por lo tanto, los acontecimientos que serán recordados y que servirán para formar un juicio acerca de un aspecto serán los más próximos en el tiempo. Por lo tanto, las valoraciones que se tengan dependerán, en gran parte, de las últimas noticias leídas o conocidas. No es casualidad que durante el debate celebrado por Atresmedia el 7 de diciembre entre Pedro Sánchez, Albert Rivera, Soraya Saénz de Santamaría y Pablo Iglesias, este último adoptara durante todo el debate una actitud defensiva y agresiva ante el resto de los candidatos y que al llegar el último minuto de palabra sorprendentemente el tono y calidez de su mensaje cambiara por completo mostrándose relajado. Hagamos un ejercicio: intentemos recordar las últimas intervenciones de Sánchez y Rivera, ¿Alguien las recuerda? Supongo que no… Sin embargo el mensaje de Pablo Iglesias fue la secuencia más comentada y recordada del debate: “La segunda cosa que les voy a pedir es que sonrían, que sonrían al 15M, que sonrían a Ada Colau…Sonrían, sonrían que sí se puede”. Todo ello acompañado del puño en el corazón…¡dudo que se haya olvidado! Esta idea conecta con lo expuesto por Antoni Gutiérrez Rubí en su artículo “Los tristes no ganan elecciones (ni lideran, ni seducen ni convencen)”[2]. Es necesario una ilusión cautivadora que consiga liderar emociones positivas. Podemos utiliza un nuevo relato transformador, movilizador y profundamente ilusionante.

El último de los mecanismos, son los marcos. La duración y calidad de los recuerdos dependerá en gran medida en cómo estos fueron contados o vividos. Tversky y Kahneman[3] fueron los pioneros en el descubrimiento de como influían estos en las decisiones de las personas. Su experimento más conocido es el siguiente: un grupo de estudiantes tenían que decidir entre dos programas sanitarios distintos para combatir una epidemia en un pueblo de seiscientos habitantes. Si elegían el programa A, se salvarían doscientas personas, y si elegían el programa B, habría una probabilidad de 1/3 de que todos se salvaran y una probabilidad de 2/3 que todos murieran. La gran mayoría de los estudiantes optó por el primero de los programas. Seguidamente los autores plantearon el mismo ejemplo pero cambiando el marco del programa A: cambiaron “se salvarán doscientas personas” por “fallecerán cuatrocientas personas”. El programa es el mismo pero con distinto marco. Con este nuevo marco, los estudiantes optaron por el segundo programa. Otro caso parecido que sirve para ilustrar es el de las donaciones de órganos; países semejantes como Austria y Alemania presentan tasas de donación muy diferentes: casi 100% en Austria contra el 12% en Alemania.  La explicación de los resultados es el siguiente: mientras que en Austria los conductores deben especificar que NO quieren ser donantes de órganos, los conductores alemanes tienen que especificar que SÍ quieren serlo. En ambos casos es tan sencillo como marcar con una X una casilla. Volviendo a nuestro terreno, la política, este efecto es uno de los más importantes a la hora de presentar una actuación. Observamos cómo tras las elecciones generales del 20D, todos los partidos han luchado porque su discurso fuese el ganador. Así, Podemos ha creado un Marco ante las nuevas elecciones generales  al  intentar legitimarse como la suma de todas las izquierdas, ofreciéndole al PSOE un acuerdo para presentar candidatura conjunta al Senado. Podemos quiere ser visualizado cómo el partido único que va a realizar todas las  estrategias posibles para conseguir ganar la batalla al Partido Popular.

No quiero acabar el artículo sin mencionar el perfecto manejo discursivo de esta formación. Stanley Greenberg[4], asesor político del Partido Demócrata norteamericano, decía que “el relato y la narración son la llave de todo”. Por tanto, el partido que ofrezca el mejor relato será el que gane. En este sentido también Javier Redondo[5] expresa que “frente al pedagogo político se sitúa de nuevo el seductor mediático, que tiene una concepción de la política basada en la química, en el feeling”. Estas citas parecen hechas a medida como fundamento básico para conseguir la influencia emocional que la formación morada posee ante sus seguidores. Podemos muestra una especial facilidad para modificar su discurso amoldándose a la argumentación ganadora. Así, en la entrevista concedida al periódico Público el 26 de junio de 2015, Pablo Iglesias se refería a Izquierda Unida en los siguientes términos: “Que se queden con la bandera roja y nos dejen en paz. Yo quiero ganar” o Os avergonzáis de vuestro país y de vuestro pueblo. Consideráis que la gente es idiota, que ve televisión basura y que vosotros sois muy cultos y os encanta reconoceros en esa especie de cultura de la derrota. El típico izquierdista tristón, aburrido, amargado…, la lucidez del pesimismo”[6]. En cambio y pasado unos meses, el mensaje es muy distinto. El hashtag utilizado por Podemos e Izquierda Unida evidencia el acuerdo entre ambas formaciones: #Sumamosparaganar. En el contexto de la nueva campaña electoral poco parece importarle a Iglesias lo tristes que resultan las banderas rojas o que el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid haya salpicado a miembros de IU. Hoy el discurso es otro.

Este artículo finaliza tal y como empezó. Sí, Podemos es un gran partido de politólogos que conocen y son capaces de llevar a la práctica una buena parte de lo que enseñan día a día en las universidades. Por el momento mantengámonos a la espera; mientras llega la hora os lanzo esta pregunta…¿será capaz Podemos de volver a realizar una campaña electoral innovando en la comunicación política?

Notas

[1] Equipo Piedras de papel. 2015. “Recetas para la manipulación mediática” pp57-67. En Aragón es nuestro Ohio.
[2] Gutierrez Rubí, Antoni. 2009. “Los tristes no ganan elecciones (ni lideran, ni seducen, ni convencen)”.  En Revista Fundació Rafael Campalans.
[3] Kahneman D. 2012. “Marcos y realidad” (cap. 34.) pp. 363-374. En: Pensar rápido, pensar despacio. Editorial Debate.
[4] Gutierrez Rubí, Antoni. 2008. “La política del relato”. En Revista Fundació Rafael Campalans.
[5] Redondo, Javier. 2008. “La videopolítica contra la razón democrática”. En El Mundo.
[6]  Disponible en: http://www.publico.es/politica/iglesias-quiero-ganar-dejen-paz.html


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