En el mundo animal, es bien sabido que ciertos mamíferos, como los murciélagos y algunos cetáceos, son capaces de emitir ultrasonidos que les permiten orientarse en el entorno que les rodea. En cierto modo, podría decirse que se trata de la capacidad de ver a través de otros sentidos.
La “visión” de murciélagos, cetáceos y submarinos.
Y os preguntaréis: ¿Cuál es el nombre de esta habilidad? ¿Y qué tiene que ver con la Psicología?
La ecolocación
Así es como se conoce este fenómeno: ecolocación. Este término fue acuñado por Donald Griffin en 1938, cuando demostró su existencia en murciélagos; estos emiten sonidos en ondas de alta frecuencia que se propagan en abanico, provocando ecos de retorno que les permiten localizar e identificar así los objetos que están a su alrededor.
En el caso de los delfines, por otro lado, la ecolocación supone la emisión de sonidos tanto de alta como de baja frecuencia (los llamados “clics”) que, al igual que en el caso de los murciélagos, produce unos ecos que son analizados para obtener la información necesaria del entorno. No obstante, en este caso, la emisión de tan amplia gama de sonidos, junto con una audición direccional muy sensible gracias a la asimetría de su cráneo, facilita que la ecolocación en los delfines sea extremadamente precisa.
Ecolocación en los delfines
Si nos paramos a pensarlo, nosotros, los humanos, tenemos la capacidad de generar sonidos de distintas frecuencias y, además, contamos con un sistema auditivo muy sofisticado. Entonces, ¿podríamos desarrollar la capacidad de la ecolocación? Y si es así, ¿cómo funcionaría este fenómeno en los humanos?
Un pequeño experimento previo
Si os apetece, podéis poner a prueba por vosotros mismos la potencialidad de vuestros sentidos con un sencillo experimento: sólo necesitáis dos recipientes iguales que contengan, respectivamente, agua fría y agua caliente. A continuación, necesitaréis la ayuda de algún voluntario que, mientras permanecéis con los ojos cerrados, vierta el contenido de un y otro recipiente. ¿Habéis notado alguna diferencia en el sonido del agua al caer? Esto es, a un nivel muy básico, la capacidad humana de “ver” con el oído.
La ecolocación humana
En el caso de los humanos, la ecolocación funciona de manera similar a otros mamíferos, aunque en nuestro caso esta habilidad está menos evolucionada y, por tanto, los mecanismos sensoriales utilizados son algo diferentes y requiere un mayor entrenamiento para su perfeccionamiento. Además, en el caso de los humanos, los sonidos son generados a través de la voz (normalmente, se emiten chasquidos con la lengua) o, en algunos casos, haciendo uso de aparatos u objetos como zapatos, bastones o un dispositivo marcador o “clickers”.
En los últimos años, se ha avanzado enormemente en la investigación de este fenómeno en los humanos, especialmente en los casos de aquellas personas que sufren ceguera, ya sea adquirida o congénita. Uno de los casos más famosos de personas ciegas que han desarrollado la capacidad de la ecolocación es Daniel Kish, fundador de la organización World Access For The Blind, dedicada al entrenamiento de personas invidentes en ecolocación.
Como podéis ver, la ecolocación facilita en gran medida la vida diaria de las personas invidentes, capacitándoles para llevar a cabo actividades cotidianas de manera más sencilla y sin necesidad de recursos o apoyo complementarios. La ecolocación humana está aún en sus primeras etapas de desarrollo, pero es un paso fundamental hacia una nueva conceptualización de nuestras capacidades sensoriales y, sobre todo, un gran avance hacia la mejora de la vida y el bienestar de las personas ciegas.
Julia T.
Referencias
Schenkman, B. N. y Nilsson, M. E. (2010). Human echolocation: Blind and sighted persons’ ability to detect sounds recorded in the presence of a reflecting object. Perception, 39, 483-501.
Stoffregen, T. A. y Pittenger, J. B. (1995). Human Echolocation as a Basic Form of Perception and Action. Ecological Psychology, 7, 181-216.