
“Dice el destituido por Pablo Iglesias que “los sevillanos y las sevillanas de hoy, religiosos o no, estamos llamados a democratizar nuestra fiesta popular“.
Sergio Pascual, hombre de confianza del Sr. Errejón, fue fulminado por el rayo destructor de D. Pablo de forma y manera nada democráticas, para terminar con distensiones internas de la mejor forma posible. Luego, el sacrificado de la formación morada se nos descuelga diciendo que hay que democratizar la Semana Santa sevillana. Algo así como recomendar gambas a un alérgico al marisco, o sea. Como señala más adelante, la celebración es patrimonio de la sociedad, pero con un fuerte arraigo religioso en una ciudad de larga y amplia tradición católica. Hace algunos años se pusieron de moda los bautizos laicos, paradoja tan indigesta como la de D. Sergio; es uno lo suficientemente avanzado como para no caer en los atavismos religiosos, pero lo bastante estúpido como para no renunciar al acto o la celebración social que conllevan. Algo así se le ocurrió al Sr. Pascual, alguno de cuyos correligionarios se descolgaron con decir que exisitiría la Semana Santa sevillana solo (y solo si) si los ciudadanos y ciudadanas lo querían, declaraciones que fueron eliminadas tras matizarse nada más hacerse públicas, con un rechazo masivo de la población, y en esta ocasión, transversal, pues saltó en contra la totalidad del espectro político hispalense. Decididamente, cabalga la formación morada sobre sus contradicciones, porque en los pocos días que faltan para Semana Santa (esta entrada se escribe el día 20 de Marzo) lucharé por entender como vamos a democratizar la cofradías, los desfiles, el silencio y respeto obligados y tanta tradición secular que tiene en su rigidez gran parte del encanto.
