A finales de septiembre el capitán de capitanes Derek Jeter de los New York Yankees, decía adiós al parque de pelota que desde el año 2000 lo vio vestir la franela con el número 2 en la espalda.
Las despedidas nunca son fáciles y menos cuando le dedicas sangre sudor y lagrimas a aquello a lo que le dices adiós.
En el trabajo y en las relaciones decir adiós puede ser sinónimo de algo mejor; una nueva pareja, un nuevo puesto, un cambio que como dicen siempre es para bien.
En el deporte te despides tras una larga y fructífera carrera y cuando se retira un grande, las rivalidades de equipo no tienen cabida. Se va la persona, el futbolista, el atleta, aquel que puso el nombre del equipo de tus sueños o del equipo al que más odias, muy en alto. Y cuando es alguien como Derek Jeter hasta su archirival, lo homenajea porque es un grande.
Así deberían ser las despedidas en las relaciones ¿no crees? Cada relación te marca, te mueve, te putea pero al final te enseña. Y esa persona que hoy decides dejar, te regaló su tiempo y eso, es motivo suficiente para despedirse con respeto.
Aunque parezca disco rayado insisto que las relaciones deben terminar como empezaron. Con cariño y respeto. Si fuiste capaz de morderte el labio de la pena, limpiarte el sudor de las manos en tus jeans y tartamudear un tímido ¿quieres ser mi novia? pues de la misma manera di ya no quiero nada contigo. Suena lógico ¿no crees?
Durado lo que haya durado, la relación tuvo triunfos, anotó goles, hizo home runs, hoyo en uno, hat-tricks, ganó campeonatos, ganó, ganaste algo y ese alguien, hoy no merece que huyas, te escondas, que la odies, que hables mal a sus espaldas, que no te atrevas ni si quiera a decirle ya no te amo, y mucho menos merece (en caso que sea divorcio con hijos) que te pelees por unos cuantos pesos. ¿O si?
En el trabajo, aprendiste a trabajar, luchaste, creciste como persona y como profesional y cuando dices adiós, no se vale que robes los archivos con un dejo de “a ver que hacen sin mi” te despides por lo alto, no cierras la puerta aunque ellos te la hayan aventado en el trasero. Las oportunidades laborales son una montaña rusa y como dice el dicho “Nunca aplastes una cucaracha que podria acabar siendo tu jefe.” Abusados pues.
Derek Jeter pisó por última vez el parque de pelota en Boston. No fue en su casa, ni con su gente, si bien tuvo una despedida en Nueva York días antes, fue en la casa de su enemigo número 1, en Fenwey Park donde visitó el 2 en su espalda por última vez. Las despedidas nunca son buenas pero estoy segura que él se llevó una grata sorpresa cuando millones de aficionados de los Red Sox corearon su nombre. http://m.mlb.com/bos/video/v36762359/?c_id=bosLe dices adiós a una relación que duró lo que tenía que durar.
Te despides de un amor que por un tiempo fue el amor de tu vida, de tus sueños, de tus fantasías y tus realidades. En el trabajo, te despides de compañeros con los compartiste ascensos, metidas de pata, logros profesionales, jefes que fueron y vinieron, decisiones corporativas que a veces no entendiste pero que te enseñaron a crecer. Hoy, eres ese hombre que gracias a esas relaciones de pareja pasadas y a esos trabajos eres como eres. Así que diles adiós como los grandes porque sólo un grande dice adiós así. Con respeto y admiración.
“Se despidieron y en el adiós, ya estaba la bienvenida.”
Mario Benedetti
“Separarse de la especie por algo superior, no es soberbia, es amor. No es soberbia, es amor. Poder decir adiós es crecer”
Parte de la canción Adiós del disco Ahí vamos (2006) de Gustavo Cerati.