Revista Educación

Podría ser

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Podría ser

26 diciembre 2013 por matthewfragel

Los católicos creen en un mundo ultraterreno, pero he notado que no
se interesan en él. Conmigo ocurre lo contrario; me interesa y no creo.
Jorge Luis Borges, Obra Completa I

Un zumbido verde estremece la mesa de noche. Cojo el móvil y leo: “¡Arisco! Me acaba de decir Fulanito que no quieres felicitaciones. ¿Pues sabes lo que te digo? ¡Que Feliiiiiiiz Navidaaaaad, Mr Scrooge!”. Respondo de mala gana que Fulanito me ha sobreinterpretado, pero en el fondo sé que tiene razón.

Me gusta mandar buenos deseos para el nuevo año, pero rara vez lo hago por Navidad (los devuelvo con gusto, que conste). Con esta fiesta me sucede lo que a Borges: nunca pierdo de vista su origen religioso, a pesar de que me resulte ajeno. Llegada esta época del año, siempre me pregunto: ¿cómo he pasado de la catequesis infantil a este agnosticismo militante, a esta forma cobarde y descafeinada de ateísmo?

La expulsión de los mercaderes (El Greco, hacia 1600)
Mucho habrán tenido que ver el convencimiento, adquirido con los años y las lecturas, de que no somos otra cosa que una colección particular de átomos y moléculas. Primates ordinarios, que habitan con no demasiado tino un planeta ordinario, que orbita una estrella ordinaria en un rincón más bien simple del Universo.

Otras veces, en cambio, me pregunto si no será falta de compromiso. Si lo único que me sucede, en el fondo, es que no estoy a la altura. Que soy demasiado indolente o demasiado perezoso. Que no doy la talla para ser un buen cristiano.

Porque para tener tesoro en el cielo hay que vender lo que tienes y dárselo a los pobres (Marcos 10:17-30). Porque es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de los cielos (Mateo 19:24).  Porque Dios no deja vivir al malvado y hace justicia a los oprimidos (Job 36:6). Porque el Reino de Dios, donde los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, pertenece a los pobres (Lucas 6:20). Porque en la casa del Padre no hay lugar para los mercaderes ni para los usureros (Mateo 21:11-13). Y porque llegado el juicio final, se nos preguntará si hemos dado de comer al hambriento, hemos dado de beber al sediento, hemos recibido en nuestra casa al forastero, hemos vestido al desnudo y hemos visitado a los enfermos y a los presos (Mateo 25:31-46).

A lo mejor resulta que mi problema con la Navidad es político. Que castigar la tarjeta de compra de El Corte Inglés es un gesto revolucionario. Y que el cristianismo, simplemente, me queda muy a la izquierda.

Podría ser.


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