tengo veintiséis años y aún
no sé las comidas que me gustan
sólo un día al mes soy bonita
el resto una
serie de adjetivos conectados por las letras mudas
he encontrado lo simple al final de todas estas escaleras
aninguna parte
una cara en el espejo
limpia
la imagen de ahora: comisuras latiendo
he escrito este poema mientras las calles gritaban por los paros mineros
y por la paz en el Perú
y he escrito este poema sin lápices así que tuve que decirlo tres veces
una sobre la frente
otra sobre la mano izquierda en mi bolsillo
una última al costado de mi ombligo
lo he recordado pero
se me ha olvidado decir que la soledad me gusta
—me gustas—
esto también lo había escrito
que la soledad me gusta y que me ponen triste
la risa los ruidos la música de los otros
y a veces siento
uno:
voy a desaparecer. No hay refugio
dos:
he vuelto a amar. La tierra, supongo. Los ríos
él no se pone los zapatos en todo el día. Es demasiado joven: sin tacha
sin auspicios esta vez.“A beautiful summer dress” —le digo.
“The only one thing I need to be happy today” —le miento.
sueño los nacimientos
quiero ser madre y me sorprende quererme
amo viajar sola y no estar sola pero estar sola
experimentar la soledad en todas sus variantes: a veces incluso con eco
también amo a las mujeres. Quiero decir: las beso
pero deseo solamente
tumbarme al lado mío y solo mío
me ha llamado una canción desde el tejado
Iron Sky
entonces él me ha ofrecido café italiano y he tenido que decir que no
(a cambio alimento sus bocas con fresas dulces)
y la voz:
Marina,
¿qué estás haciendo?
abro los ojos en otro lugar
es la brisa de Lima a las once de una mañana de sábado con olor a la brisa de Madrid a las ocho de una mañana de lunes, veintitrés de junio
él tiene un brazo subido encima de mi cuerpo
atravesado
creo que me abraza
ayer besé a su amigo
le he besado o
no le he besado
me he quedado con los labios abiertos esperando besos y he recibido amaneceres
y no es justo:
yo necesitaba que me besaran hasta el alma
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