Hernando Guerra Tovar (La desaparecida Armero, Colombia, 1954)
TAL VEZ UNA SEÑAL
Abre las puertas y ventanas.
Deja que entre el viento
que trae noticias de la aldea,
donde el milagro de la vida
es una suerte.
Deja que te visiten los pájaros.
Comparte con ellos el pan de tu mesa,
las semillas que guardas con esmero,
y cierra los espejos,
oculta la jaula.
En la tierra de donde vienes
hay una sequía que convoca tu cosecha.
Hombres de piel curtida
desvían el hilo de los ríos,
elevan rogativas de lluvia,
pero las llamas del verano
queman la piel de las aguas.
Mujeres ofician rituales de limpieza,
invocan la virgen que desata los nudos,
cantan salmos y plegarias,
pero los grifos del cielo están sellados,
nadie responde.
Acaso una gota es imposible
en la esfera de los dioses,
tal vez una señal.
La sed y el silencio son caminos
que nacen y mueren en la boca.
Allí también el verbo,
la palabra imantada.
Abre las puertas, las ventanas
y cierra los espejos, baja la cisterna.
Una nube oscura
de palomas blancas
sobrevuela tu reino.