A mi Q.·. H.·. Luis M. Navarro (Torre, Simb.)
Tengo un hermano que no tengo
una ruina en cada adentro
una estatua en este movimiento
El aparcero mortífero, en el anarquismo modular de tu voz,
sin est ética aparente se nos nubla, se nos imagina,
interrumpe cada músculo facial
cuando menos se le espera, cuanto más no es.
Con su pelícano, con su mandil, con su escritura
con sus uñas, con su particular tablero, con su ajedrez,
sin su premeditación meditada, sin sus flechas de ternura
sin nuestra aflicción, con sus dudas.
Hay un ritmo que no se comienza
hay un dígito en todas las letras trazadas
como existe un pasado en cada palabra
que se construye en cada balanza.
Hermano que comienzas en la letanía eterna,
padre no engendrado, ten piedad de los otros
fuente de luz y generador de todas las cosas, te has apiadado de ellos.
Tú que nos has marcado con el sello de tu imagen,
verdadero Hombre compuesto por los cuatro elementos
guía, a través de quien son todas las cosas,
la perfección de la Sabiduría
espíritu vivificador y poder de vida
Aliento universal en quien son todas las cosas
consolador del alma dolorida, ten piedad.