Revista Literatura
Te extraño tanto y tanto en esta noche triste.
Y extraño más que todo: tu sonrisa niña y tu mirada fija, prendida entre mis ojos…
La tibieza de tu voz entre mis horas frías…
Te extraño tanto, tanto en esta noche triste, con la brisa en tus cabellos y tu alma pensativa… Esos instantes cortos, que juntos compartimos, tus dedos en mi rostro, tu risa en mi mejilla.
Ahora estás lejos, lejos, donde mi voz no te roza. Se quedó el jardín marchito y mis sueños rotos…
Te extraño tanto, tanto en esta noche triste. ¡Cuánto te quería, inolvidable par de ojos!
El silencio es largo, largo e infinito más largo sin la dulce música de tu alma.
Con la brisa de las tardes te buscan estos versos.
No pude detenerte y tus pasos te alejaron. Hoy mis labios se marchitan, tristes sin tus besos.
Quisiera no escribir, la noche está muy triste, más triste sin tus ojos, tiernos e infinitos. Quisiera no decir, que a veces mis latidos, te buscan en las tardes, te llaman por las noches, mas tú no estás conmigo. Es triste ver mis dedos, Palpando aquí el vacío, buscando entre la niebla, un trozo de consuelo…
¡Quisiera no extrañarte… quisiera olvidarte! buscarte en el espejo y no verte en el recuerdo.
En esta noche triste, naufrago entre mis miedos, Me escondo entre las sombras, ahítas de suspiros…
¡Tal vez no pueda verte, tal vez ya me olvidaste! A veces el amor escoge otro camino…
En esta noche triste, que escribo estos versos, llora mi alma triste, llora, buscando lavar la herida…
En esta noche larga mi pluma solitaria, tal vez buscaba darte, la esquiva despedida.
Recuerdia