LUCÍA DE SYRACUSA
No son los ojos, esos planetas extraviados
en la aurora inconclusa.
Es la mirada
quien te incluye en el martirio
y la gloria.
JIM MORRISON
a Claudia Martini
¿Ya volaron las desesperadas erinias?
Que el alimento se convierta en grito.
Me inclino sobre los féretros de tu mente.
Voy a velarlos
en una tina de sangre
recubierta de alabastro.
Manuel Lozano Gombault
-Derechos registrados-
PENSAMIENTOS DE MANUEL LOZANO GOMBAULT
"Sólo la sangre desmedida es un madre".
"Excedo el todo. Excedo presencias. Excedo universos".
CORRESPONDENCIA
"DE ALFREDO ALCÓN (EL MÁS GRANDE ACTOR ARGENTINO)
PARA MANUEL LOZANO GOMBAULT"
"Nunca creí en la originalidad, esa suerte de impostora que, como un uroboros, se muerde la cola y despedaza, pero sí en el talento de artistas que nos permiten resucitar cada día. Manuel Lozano Gombault no es meramente un genio. Es más que un genio. El es un taumaturgo que rompe contra toda repetición o previsibilidad literaria. Jamás vi, lo admito, a alguien que creara con tal intensidad y relevancia obras para la inmortalidad, inmortalidad que frecuento y me frecuenta."
Alfredo Alcón, Buenos Aires, 14 de enero-1999
DE ADOLFO BIOY CASARES, PARA MANUEL LOZANO GOMBAULT
"Cada vez que leo un libro de Manuel Lozano Gombault, me enfrento al espléndido asombro del descubrimiento de una obra consumada. Son como soles o joyas que nos ultiman o nos nacen en una atmósfera que sólo un escritor genial puede hacerlo. Cada vez resulta más dificil hallar un escritor genial. Y Manuel Lozano Gombault, más acá de las supercherías de la juventud que nunca convoco como argumento, es el más genial." -
Adolfo Bioy Casares, Premio Cervantes, 1992
"LO QUE MARCO DENEVI ESCRIBIÓ SOBRE MANUEL LOZANO GOMBAULT"
Si el destino no me hubiera deparado ser escritor y hubiera sido, por ejemplo, un artista plástico, habría pintado innumerables retratos de la obra de Manuel Lozano Gombault. No me queda más remedio que recurrir o convocar a otra magia acaso más íntima: la de la palabra. Cuando lo descubrí (porque a Manuel Lozano Gombault hay que descubrirlo), experimenté lo que Paul Verlaine ante Rimbaud. Une saison en enfer volvía a encarnarse, esta vez no en Francia, sino en una de las ciudades que se llaman Buenos Aires (porque a Buenos Aires también es necesario descubrirla en las múltiples caras de un prisma). Los textos de este autor son juguetes salidos del infierno. ¿Qué es el infierno para él? No son los otros, como proponía Sartre; ni siquiera un establecimiento ultraterreno o místico para castigar la desobediencia, lo cual nos remitiría a una lectura harto lineal de su obra. Lozano Gombault inventa infiernos concéntricos y espiralados, con cercano parentesco a los de Akutagawa, pero los dota de una extraña particularidad: son infiernos celestes, túneles y laberintos donde la palabra se transfigura en la más desmesurada fiesta de espejos. "¿Cómo entrás en ellos?", le pregunté el otro día. Y me contestó de una manera por demás genial y literaria: "A través de intersticios, a plena luz del día y con una lupa en la mano. Esos intersticios son las palabras que forman mi idioma, pero también me conforman". Manuel Lozano Gombault entra en la fiesta de los espejos para exhumar el más espléndido de los idiomas. El mismo es ya un idioma que perdurará para siempre en la literatura del mundo.
Marco Denevi, Buenos Aires, 1995
Cuaderno de Manuel Lozano en nuestra revista Pernía