Revista Música
Manuel García - Tempera
Un proceso de madurez personalizado y que sigue los estándares que dicta mas el lado izquierdo del cerebro que el derecho propiamente tal. Porque simplemente no hay como seguir el instinto o lo que el corazón e inspiración hermanados dicten. Demarcándose de ese semi tributo a Silvio Rodríguez vuelve la pluma de García. Esta vez más colorida, casi plagiando la palabra que nombra a la placa, los colores poéticos se revuelcan con especial independencia austera. Como cortes yuxtapuestos, cada track, se apodera de su espacio con una sonriente indeferencia del resto, eso si conservando una protesta, dando un poco de hilo a una de la voces mas inocentes y la vez mas creíbles de este largo y angosto pedazo de Tierra que ve como muchas de sus tonalidades se ven expuestas en un lienzo sonoro de no mas de 45 minutos.
Si antes era la voz más valiente y casi al borde de lo quebradizo, y una guitarra contemplativamente arreglada, las que rendían a los oídos dispuestos, ahora se vale de mas recursos, mas enraizados, mas folclórico…vestido totalmente entre cortina y cortina de una habilidad lírica que crece con naturalidad, mientras mas vueltas se le van colando en los parlantes personales de sus adeptos.
Inversamente a depurar su sonido, para Tempera se vale de todas las posibilidades compositivas, que encuentra mano, es un disco mas “despeinado” dice el. Más tiene una cabida y variedad implícita poco recurrente y mucho mas arriesgada de lo habitual en estos paradigmas criollos. La personalidad fluye espontáneamente, quizás no con la misma eficiencia que convenciera años antes, mas se siente un aura a barrio y ciudad, a provincia, a lejanía de la capital…cariño por su pueblo, al amor, a las letras, a la cotidianeidad…puros elementos que se desenvuelven por las calles de lo habitual.
De todas maneras se siguen perpetuando las cadencias más tristes, ese dolor personal que siempre impregna esta clase de disco…sigue estando ahí sin empañar, mas acompañando todas las facetas de Manuel.
“Nadie + que sol”, es nostalgia con una argucia digna de un arrollo letárgico, inspirada en el viajar según su creador, insinuando que de alguna manera, se debe volver. “Barcos de Cristal”, de una textura mas arenosa, su titulo de forma no fondo, rememora a una pieza de otro poeta, “…el viento arrastro la noche a otro lugar, donde con violencia el mar, se enrrulla como una blanca amapola y yo al tocar tus labios solo cuento estrellas hechas de sal”
Duración certera para una transición hacia temas menos diáfanos. “Ninguna calle”, conlleva esa declinación por la maldad, por lo siniestro que aun en la inocencia mas infantil aun en ese intervalo de tiempo ,existe. Una mirada retrospectiva de alguien del futuro. Lo lúdico de la “La gran capital” se deja sentir con un ir y venir de elementos de residencial, casi como rememorar las raíces, un divertimento que se baña de folclor y rockabilly por partes iguales.
“Tarde” es una vocecilla rabiosa y depresiva, la imagen mental profunda de un dolor desnudo y absolutamente expuesto, una pena pasada que se anida en la niñez mas tardía.
“Canción y plegaria”
Se aprovecha de todos los elementos teatrales que estén a su alrededor, con insinuaciones a figuras dramáticas y orquestaciones formales, particularmente preciosas todas las líneas…
“Que sombra hija de la noche, cabalga en el alma mía, se hace armaduras con mi nombre y busca su amor en el día/ La muerte tañe en la guitarra una antigua melodía, su voz retumba en mis huesos los versos del rey esqueleto, su voz retumba en mis huesos/ El diablo bebe de la luna, sueño sombra, canción, poeta..”
“Es bello es bueno” no arrastra una constitución excesivamente maquillada, exhibiéndose con mayor ligereza, habla de una contraposición en su mismo significado, instaurando la disyuntiva intrínsecamente, muy en la línea de “Perderse”.
“Pañuelí”, “Los colores” y “Cangrejo Azul” forman una sección absolutamente de raíces e inclinada posición folklórica. La primera mas sencilla, rotando su vivacidad, la segunda armada de una percusión profundísima y la tercera ornamentada coloridamente y también aludiendo directamente a la representación de la figura representativa de la poesía (cangrejo azul).
Tempera (canción), es un rockanroll que perdió (y no se porque uso perder, si realmente no pierde absolutamente nada) su electrificación, a si mismo como una fuerza natural desfuturizada y vertida en una guitarra de palo, una manera de hablar gráficamente, poderosamente y líricamente impecable. Retomando lo precario y avivándolo, cual fogata. Y por ultimo “Piedras” una oda al hippismo, y las minas de Lota y la extracción del carbón, así se siente el track, libre de compromisos y de una esencia muy lejos de superlativa, vencida por el minimalismo y la sencillez.
Como diría, un álbum para todos los gustos y otra reinvención de García, que con cada pasada nos sorprende, si con Pánico nos quitaba el color, esta vez nos deja caer quiméricamente una lluvia de pintura, mezclémoslos en cada audífono o caminata cotidiana.
· Tracklist
· Nadie + que el sol
· Barcos de cristal
· Ninguna calle
· La gran capital
· Tarde
· Canción y plegaria
· Es bello es bueno
· Pañuelí
· Los colores
· Tempera
· Perderse
· Piedras
· Cangrejo Azul