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Menos mal que no lo quemó
Clasificación: Poesía
Editorial: Cátedra / Letras Universales 460
Somos muchos los que desconocíamos la labor poética de Marcel Proust. No es de extrañar porque fue el propio Marcel Proust el que, salvo “Los placeres y los días” -una edición llena de semblanzas y homenajes a músicos, pintores y gentes de la aristocracia y la cultura parisina de la época- ocultó el resto de sus poemas sin ninguna intención de que se publicaran.
Sin embargo, Cátedra presenta una edición bilingüe que Santiago R. Sanberbás ha recopilado con paciencia y rigor con numerosos poemas dispersos en cartas, postales, cuadernos de dedicatorias, etc.
Al ser escritos para uno mismo, sacan a la luz aspectos poéticos que se pueden encontrar entre líneas en su narrativa y aquí se afrontan con más precisión y claridad.
Debemos al excelente estudio previo de Santiago R. Santerbás el conocimiento claro y preciso de circunstancias y características de Proust que se filtran en sus versos.
Rarezas decadentistas, sensibilidad extrema, complicadas relaciones sociales, dificultad para las relaciones románticas, confusión de sentimientos. Todas estas circunstancias dan mucha luz a la hora de comprender lo que escribió y lo que vivió. Tanto su narrativa como su poesía se podrían leer de manera independiente y se disfrutarían igual pero, a la luz de toda esta información, su obra cobra un sentido que solamente se intuía si se leía directamente.
Hay ¿qué duda cabe?, quienes prefieren leer el texto sin influencias ni contaminaciones para ser, ellos mismos, quienes interpreten libremente. Tan fácil como pasar directamente al texto sin leer el estudio.
Por otro lado, las notas a pie de página explican términos y circunstancias de la lengua francesa que posibilitan que la edición sea especialmente interesante para quien esté estudiando el francés.
Quiero recordar que Francisco Umbral tituló su inolvidable columna del diario “El Mundo” precisamente así, “Los placeres y los días” como homenaje a un escritor que sirvió de modelo, me temo, no solamente a su obra sino a su propia persona.
Formalmente, estamos ante un típico ejemplar de la colección Letras Universales. Auténtico libro de bolsillo e ideal para estos días que sale uno a dar un buen paseo y disfruta de un buen rato de lectura en cualquier lugar. En la cubierta, Marcel Proust sonríe a cámara con una raqueta de tenis utilizada como una guitarra o bandurria. Por su indumentaria -con abrigo, perfectamente afeitado, con bigote y ese desaliño cuidado propio de un dandi de casta- más parece que estuviera cantando que dispuesto a saltar a la pista.
Adolfo Caparrós Gómez de Mercado