Renace la libertad
Gritos de tu boca
Generan pájaros en el aire
De la casa y del jardín,
Y así tu delirio vuela
con su bronca y su histeria
Y renace la libertad.
Fumas desnuda
Fumas desnuda
mientras crecen mares en tu jardín
con rosas y magnolias
que llueven desde sus olas
para regar la ciudad.
El sol se escondió
El sol se escondió
tras las nubes negras y blancas,
ahora observa como cae la lluvia
desde el jardín de su casa
hasta el jardín de mi casa.
Entre la locura de la lluvia
Diluvia en la ciudad,
las calles se convierten en mares
y los patios en ríos
a la vez los árboles bailan,
las flores saltan
y un paraguas vuela
entre la locura de la lluvia.
La hoja cayó al río
La hoja cayó al río
desde el árbol aquel,
voló como un pájaro,
descendió como el viento
desde aquella copa
hacia el frío marrón
de esas aguas.
Para sentir que somos aviones
Un avión dibuja en el cielo y después se escapa entre las nubes,
hay mañanas que choca contra el sol y hay noches que choca contra la luna.
Ese avión se marea y parece caer sin embargo al ratito remonta vuelo.
Aquí abajo somos como estatuas cuando lo vemos atravesar el jardín del cielo como un hermoso gorrión
y elevamos los ojos como barriletes hacia arriba para sentir que somos aviones.
Caminando la calle como un desconocido
Perros ladran bajo los rayos de la primavera
y se marean entre las flores
a la vez dos gatos neuróticos putean a maullido limpio
en el techo de una casa vecina
y un pájaro fuma la rama del árbol
que floreció horas atrás frente a las rejas de casa
mientras camino la tarde por el barrio como un desconocido.
Entre la música de la noche
Calor en la oscuridad
con silencio de chicharra
y luciérnagas de focos apagados
y una luna que no deslumbra.
Aquel viejo intenta cruzar la calle,
esquiva los autos,
esquiva los perros que ladran a las motos
y así llega a la acera de enfrente
y fuma un cigarrillo entre la música de la noche
y la luna comienza a correr detrás de su sombrero azul
y de las flores que pueblan su camisa,
para tomarlo del brazo y llevarlo al cielo a bailar un tango.
Mi poesía es un cigarrillo
Mi poesía es un cigarrillo,
se fuma mientras se lee,
se consume palabra a palabra de cada verso,
además con el fuego de su musiquita sensual
inventa flores de humo
y se convierte en cenizas cuando se apaga
que hacen dibujos en un cenicero de tu corazón.