Revista Cultura y Ocio
KASTELORIZON
Del mar del verano pasado ahora sólo queda
el reflejo de la puesta de sol,
del reflejo sólo los rostros
y de los rostros sólo su espera.
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Lo más triste del mundo
es una vela de cera
ardiendo a la luz del sol
una mañana temprano
después de la noche de amor
que tan delicadamente iluminó.
Oh Dios, no permitas nunca
que nuestro amor llegue a ser así.
Henrik Nordbrandt.
Varios Autores. Poesía Nórdica. Ediciones de la Torre, 1999.
Traducción de Francisco J. Uriz.