Revista Cultura y Ocio
Para mí tú eres una cuestión de eternidad.
No soy yo a quien amas,
amas a tu nuevo chaquetón verde
sobre el que duermes.
El gallo duerme en la percha de sombreros del vestíbulo.
Te veo marcharte, la manera en que tu espalda se va alejando
hasta que el chaquetón y tú os perdéis totalmente de vista:
te he visto marcharte tantas veces...
Tengo ese conocimiento, esa especie de talento,
uno no lo puede aprender, a uno no lo dejan
introducirse en él y se si se encuentra allí dentro,
uno no puede escaparse.
Pero tú siempre regresas.
Y yo te observo y, cogiéndo por la cola un arenque crudo le doy
vueltas como al martillo de lanzamiento,
y lo coloco en órbita.
Aterriza con precisión junto al gato blanco,
el que camina con la cabeza ladeada,
con ojos apenados, al margen de todos los otros.
El que tiene una herida en el alma,
tal vez una cuestión de eternidad.
Sirkka Turkka.
Varios Autores. Poesía Nórdica. Ediciones de la Torre, 1998.
Traduccion de Francisco J. Uriz.