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NI SIQUIERA DIJO ADIÓSPara Marilyn Monroe
Sepulté a mamá en su vestido de noviay le puse guantes en las manos,pero no pude hacer mucho por su rostro,amoratado e hinchado,así que lo cubrí con una pañoleta de seda.Me arremango el vestido hasta los muslosy los froto,mientras observo cómo ladeas el ventilador de la funeraria de atrás para adelante.Oye. Ven acá. Cúbreme todacomo si nunca hubiera estado aquí. Nunca.Vamos. No sé por qué hablo de esta manera.De veras que fue un funeral bonito. El de mamá.Toco las piedras falsas del corazón prendido en mi blusa.Cariño, veásmolo de nuevo.Ves. Es tan brillante como el rayo que la mató.
Camino hacia afueray miro de frente la casa vacía.Me abrazas. No lo hagas. Déjame decir adiós.Mamá nunca tuvo la oportunidad de hacerlo.Ella caminaba hacia el establocuando la mató. Yo no me moví;sólo me quedé parada en la puerta del mosquitero.Todo su cuerpo se iluminó.Nunca había visto algo tan bello.
Recuerdo que había llorado en la cocinaunos minutos antes.Dijo, Dios mío. Casada.No lo creo, Jean, no puedo.Él recibe y recibe y tú solamente das.En la puerta abrió los brazosy corrí hacia ella.Me apretó con fuerza:me quedé sin aire.Y me dijo, no lo hagas.En diez años, habrá devorado tu corazóny lo perdonarás, o a cualquier otro hombre, incluso eso,y te aniquilará.Entonces caminó hacia afuera.Y yo continuaba diciéndole, tengo que hacerlo, mamá,abrázame de nuevo. Por favor no te vayas.
Ai.
Varios Autores. Líneas conectadas, Nueva poesía de los Estados Unidos. April Lindner Editor, 2006. Traducción de Argentina Rodríguez.