La voz de Chocrón es diáfana y definida. La podemos identificar a través de la lectura de estos poemarios en conjunto, en donde hay deseos y penas; fe y espiritualidad, y no aquella que es desmedida e irracional, no; sino aquella que duele y sabe que hiere. Hay “pena / penita pena / que no sé si es señal de Dios”, versos que nos llevan a imaginar a Lorca paseando, por qué no, a través de alguna calle de Toledo (ciudad que acogió a la comunidad sefardí por unos cuantos siglos), en donde la poeta “desea con ansias de deseo”, y se auto reconoce cuando dice: “Estás allí, Sonia / con la vacua sensación de disiparte…”
Algo de reverencia a las grandes fuentes poéticas españolas, que de seguro curtieron sus lecturas, hay aquí en Poesía re-unida. Intuyo que en ocasiones premeditadamente y en otras tantas desde la candidez de lo que escribe, pero no por ello, menos sublime y respetuosa; quizás hasta por ósmosis en su quehacer poético podemos sentir ese tono, ese ritmo, y sobre todo, ese significado que nos pasa por las ramblas de su imaginario.
Toledana, como cariñosamente le decimos a Sonia Chocrón, con vihuela en mano se transforma en juglar, en vocero de una poesía que cobra vida gracias a sus versos cantándole a la vida, y por tanto, también a la muerte: “minutos después de la caza / entenderé que la muerte llega / de muchas formas irresolutas”.
Tal vez por esa humildad que la caracteriza o por un pisar tierra in extremis con respecto a su trabajo creativo, me dijo hace unos meses atrás: “ya con poesía nada, voy por otro camino”. Hay que ver si eso es cierto, si en los meandros ocultos de su privacidad, sigue creando poesía o, tal como lo dice al inicio de Poesía re-unida, “los nuevos derroteros traen ya otras voces…”.
Qué mejor manera para cerrar esta fugaz aproximación con dos poemas, que por antagónicos, se corresponden, se alimentan el uno al otro en irrenunciable complemento:
FE CIEGA
Yo me digo
La luz enceguecedora de la fe
hace más oscuras las razones del Señor.
PARCA
Vendrás porque te esperote espero
a pesar de que sea largo el día anocheciendo
y se crucen los cielos confundidos
de lo negro y la luz enrarecidos
Aguardo por ti, te espero
porque todo calendario, oh querida lo sé,
tiene su abismo.