Retomo la sección de Poesía y pintura del blog, abandonada desde hace unos meses, en la que intento reunir en una misma entrada algunos de los más bellos sonetos en lengua española y de mis pinturas favoritas. Espero que sean de su agrado. Hoy dedico la entrada al poeta Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y su soneto Lejos de vos y cerca de cuidado, y al pintor Henri Rousseau y su cuadro La encantadora de serpientes. Disfruten de ambos.
El Marqués de Santillana, nombre por el que es conocido Íñigo López de Mendoza (1398-1458), fue un militar y poeta español del Prerrenacimiento, tío del también poeta Gómez Manrique y emparentado también con los poetas Jorge Manrique y, ya en el siglo XVI, Garcilaso de la Vega. Personaje clave en la sociedad y la literatura castellana durante el reinado de Juan II de Castilla, provenía de una familia noble inclinada desde siempre a las letras: su abuelo, Pedro González de Mendoza, y su padre, el Almirante de Castilla, Diego Hurtado de Mendoza, fueron también poetas.
LEJOS DE VOS Y CERCA DE CUIDADOporMarqués de Santillana
Lejos de vos y cerca de cuidado;pobre de gozo y rico de tristeza,fallido de reposo y abastadode mortal pena, congoja y braveza,desnudo de esperanza y abrigadode inmensa cuita y visto de aspereza,la mi vida me fuye, mal mi grado,la muerte me persigue sin pereza.Ni son bastantes a satisfacerla sed ardiente de mi gran deseoTajo al presente, ni me socorrerla enferma Guadïana, ni lo creo.Sólo Guadalquivir tiene poderde me guarir y sólo aquél deseo.***
Henri Julien Félix Rousseau (1844-1910) fue un célebre pintor francés, uno de los máximos representantes del arte naíf. Dedicaba mucho tiempo a cada uno de sus cuadros, razón por la que su obra es relativamente escasa. A menudo se le incluye dentro del post-impresionismo. En cualquier caso, se le reconoce un estilo naíf original y muy intuitivo que le otorga un lugar destacado en la pintura francesa de finales del XIX y principios del XX, junto a sus coetáneos impresionistas, fauvistas y cubistas. En su obra destacan el tono poético, la búsqueda de lo exótico y, sobre todo, su estilo naíf, reflejo de una aparente sensibilidad infantil propia de los artistas con poca o nula formación académica.
La encantadora de serpientes, 1907. Museo de Orsay, París
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
HArendt
[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)