Revista Opinión

Poeta

Publicado el 13 noviembre 2019 por Carlosgu82

Un poeta es una fuente inagotable de verdades y de sueños, de filosofía, de deseos y secretos íntimos que conquistan los sentidos, que seducen, que hablan en voz baja y susurran al oido…y ese es a veces el principal propósito. Otros poetas buscan la liberación de unos sentimientos irreprimibles y reprimidos que buscan una ventana abierta para gritarlos y hacerlos públicos desde la intimidad de su ser y de su estar. Para ello, la mejor manera de hacerlo es compartirla con el lector, regalarla, conseguir su interés y atención, y cumplir con un doble valor, dando reflejo y voz a sus mismas reflexiones pudiéndose identificar en nuestros textos.

Sea cual sea la intención, siempre se buscará la mayor perfección,  la belleza,  la veracidad hecha huella poética; se utilizarán las palabras más hermosas, los sentimientos más sutilmente descritos. Puede ser el origen de un amor o desamor, el objeto de un deseo, la descripción de un dolor, la celebración de la mayor felicidad, la queja o el llanto de la tragedia más injusta o el entusiasmo de la experiencia más arrebatadora. Todo vale en la poesía. Porque “la poesía es la vida misma”.

Pero también se trata de enamorar al público, no de adormecer a las masas. Precisa de una habilidad especial. Requiere de una capacidad y sensibilidad innata para conquistar con el relato en cualquiera de sus formas, deleitar al insaciable lector hambriento de esa precisa expresión que lo refleje. Quizá como búsqueda de todo eso de lo que el mundo adolece: Tiempo, Reflexión, Pausa, Humanidad; o de las debilidades que la sociedad esconde porque no son útiles, productivas o apropiadas para el triunfo: Vulnerabilidad, Desprotección, Miedo, Tristeza o Derrota. Otras veces es la  Fortaleza sentada sobre pensamientos más profundos, que podemos compartir y hacer nuestra de manera colectiva .

La poesía entra en nuestros corazones sin pedir permiso. Se cuela por entre esas grietas que nos sangran. Su belleza es perfecta, descriptiva, real, cruda, utópica, onírica, realista, valiente o cobarde y a veces hasta enfermiza. Vence y convence. Algo así pasa con la música, ambas tienen un poder ilimitado porque llegan a lo más profundo, sin fronteras físicas de por medio, y nos invade de los más puros sentimientos hasta embriagarnos.

Por todo lo que simboliza y de lo que se compone debemos honrarla.

No podemos pretender creernos poetas porque somos capaces de ocupar con letras un espacio en blanco. La poesía es exigente y nosotros también debemos serlo con nosotros mismos para plasmarla. No deberíamos tocarla con las manos sucias. Es algo frágil y como tal hay que tratarla.

Ámala y respétala como si fuera la más bella y delicada criatura. Y ella saldrá de ti, como algo natural, buscando entre tus dedos su más perfecta expresión. Y entonces sí, entonces serás poeta.


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