Revista Deportes

Poetas del fútbol - poets of football

Publicado el 16 junio 2015 por Carlosfernandez
El barrio marca de tal manera que la memoria produce cada vez de manera singular aquellos primeros regalos: un balón de reglamento, botas con tacos...En este poema Carlos Fernández rescata pormenores de los partidos jugados en campos de tierra.
LAS BOTAS Y EL BALÓN DE FÚTBOL
El barrio de cuatro caminos, encrucijada en el amorde dos estadios: Chamartin y Metropolitano, custodia los mejores recuerdos jugando a la nostalgia con los reyes magos de un balón de reglamento y botas de fútbol.
Cuando llegaba el domingo todo era alegría: ropa de domingo, churros y por la tarde partido.  Durante la semana, estudiar era lo primero y entrenar jugando después, el premio del colegio.
Padre era forofo, madre todo pasión y sobresaliente mi calificación en el terreno de las ciencias y las letrasnoble con el rival, el cinco de dorsal y jugando de libero,una vez desde fuera del área, con la izquierda, hice gol.   En mi barrio el fútbol es cosa artesanal: quitar el barro de las botas después de cada partido, darle grasa de caballoy cuando se llegaba a casa, nunca sucio ni derrotado, ysi fuera necesario responder mintiendo al: ¿habéis ganado?
Cuando, fruto de la contienda, más que rozaduras y pequeñas heridas, fueron las derrotas por goleada o el árbitro muy casero, el enfado era tan memorableque aún recuerdo: ¡¡quedarme sin hambre y sin sueño!!Toda derrota duraba hasta el primer entrenamientodónde puntualidad, indumentaria eran medida del deseo y pensar en el equipo lo primero, le servía al misterpara evaluar quien jugaría el próximo partido de titular.
La mañana del partido era mágica, y en el sueño de la nocheanterior, aunque lloviera o no tuviéramos en la grada clan,siempre marcaba algún gol o salvaba bajo palos algún balóny las chicas, coreaban mi nombre junto a un señor con tambor.
Los aperitivos después del partido con amigos y familiareseran una comunión de bromas, al que le pusieron sotana; de sana envidia al que mejor hiciera sombreros y, si detuvoel cancerbero algún penalti, todos lo adoraban cual torero. (Continuará)
Del libro: Poetas del FútbolDr. Carlos Fernández del Gansowww.carlosfernandezdelganso.com
The neighbourhood leaves marks in such a way, that memory produces each time in a singular way those first gifts: a regulation ball, boots with heels ... In this poem Carlos Fernandez rescues details of the games played on dirt fields.
THE BOOTS AND THE FOOTBALL BALL
The neighbourhood of cuatro caminos, crunch in loveof two stadiums: Chamartin and Metropolitan, it guardsthe best memories playing nostalgia withthe wise men of a regulation ball and football boots.
When Sunday arrived all was joy:Sunday clothes, churros and afternoon matches.During the week, to study was the first and train and then play, award of the school.
Father was enthusiast, mother all passion and distinctionmy qualification in the field of science and lettersnobleman with his rival, five of  dorsal and playing as defence,once from outside the area, with my left, I scored a goal.
In my neighbourhood football is a handmade thing: remove mudof the boots after each game, give them horse fatand when I came back home, never dirty or defeated, andif it was necessary respond with a lie to the: have you won?
When, the result of the argument, more than rubbingand minor injuries, were defeats by a landslideor very homely referee, anger was so memorable thatI still remember: remain no hunger and no sleepy!!
All defeat lasted until the first trainingwhere punctuality, attire were measure of desireand think about the team was the first, it served to the coachto assess who would play the next match as holder.
The morning of the match was magical, and in the dream of the nightbefore, even if  it would rain or we would not have clan in the stands,I always scored some goal or saved under sticks some balland the girls, chanted my name next to a men with a drum.
The snacks after the game with friends and familywere a communion of jokes, which they put a cassock; healthy envy to whom made better hats and if the goalkeeperstopped some penalty, everybody worshipped as bullfighter.
(To be continued)
From the book: Football PoetsDr. Carlos Fernández del Gansowww.carlosfernandezdelganso.com


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