No será para algunos, Guadarrama, la sierra más altiva, escarpada, o vertiginosa de las cordilleras de este país; pero lo que nadie puede negarle a esta sierra es la historia y cultura que va asociada a ella, y de la que no se puede desprender por mucho que algunos la ignoren. Unas montañas que fueron el medio de subsistencia de sus pobladores, escenario de sangrientas batallas, cobijo de bandoleros, laboratorio de científicos, y fuente de inspiración y admiración de pintores, poetas y escritores, no debe ser ignorada en aspectos fuera de lo deportivo.
Hoy vamos a profundizar en la mirada que poetas y escritores han dedicado a esta Sierra, y en los sentimientos que dejaron reflejados en sus días de observación, de estos suaves paisajes, que no por ello faltos de la aspereza de los rigores de la alta montaña.
Comenzamos este recorrido de la literatura serrana por los versos más antiguos dedicados a la Sierra de Guadarrama (no tenemos en cuenta en estas líneas la importante obra de "El Libro de la Montería", por ser un tratado venatorio, y no una obra de poemas, novela o ensayo).
Entre 1330 y 1343 se publican las dos primeras ediciones del "Libro de Buen Amor" de Juan Ruiz de Cisneros, Arcipreste de Hita. No se conoce con exactitud ni la fecha ni el lugar de nacimiento del autor, aunque en la copla 1510 él mismo dice ser de Alcalá (de Henares). No está claro que las andanzas de este clérigo fueran reales o imaginarias (como argumenta Guillermo García Pérez en "Andanzas por las Sierras de Madrid"), pero de lo que no hay duda alguna es que el Arcipreste se fijó en la Sierra de Guadarrama como escenario de parte de sus "aventuras".
En el viaje que dijo hacer el Arcipreste, de Hita a Segovia, y de allí a Torrelaguna, atravesó la Sierra de Guadarrama (no se sabe bien si una o más veces), como nos cuenta en las coplas 950 a 1048 "De cómo el Arçipreste fué a provar la ssierra é de lo que le conteçio con la sserrana", donde Juan Ruíz comienza diciendo:
950 "Provar todas las cosas el apóstol lo manda:
Fue yo provar la syerra é fiz´ loca demanda:"
En este tramo de su camino, donde nombra erróneamente Lozoya por Malangosto, el Arcipreste se tropezó con vaqueras y serranas, de las que relató los siguientes lances:
951 "El mes era de março, día se Sant Meder:
Pasada de Loçoya fuy camino prender:"
....................................................................
952 "Ençima dese puerto vime en grand rebata:
Fallé la baquerisa çerca de esa mata;
Preguntéle quién era; y respondióme: ¡la Chata!"
Según nos cuenta el Arcipreste, era "la Chata resia que á los omes ata" la que guardaba el paso del puerto de Malagosto y cobraba el portazgo; tras el tira y afloja con la vaquera, donde esta le aconseja que pague si no quiere que lo despoje, nos deja esta cántica serrana:
959 "Passando una mañana
El Puerto de Malangosto,
Salteóm´ una serrana
Á l`asomada del rrostro:"
Deja el Arcipreste a La Chata y continua para Segovia, donde permanece tres días, y al quedarse sin dinero regresa después a su tierra. Lo hace por el Puerto de La Fuenfría, ya que no llevaba joyas para La Chata, como le prometió dar a su retorno:
974 "Tornéme para mi tierra dende á terçer dya:
Mas non vyn´ por Loçoya, que joyas non traya;
Cuydé yr por el puerto que disen la Fuentfría:
Herré todo el camino, como quien non sabía."
Por el pinar abajo tiene otro encuentro con otra vaquera, Gadea de Riofrio:
975 "Por el pynar ayuso fallé una vaquera,
Que guardava sus vacas çerca esa rribera:"
Para en la cántica siguiente decirnos el Arcipreste:
987 "Ssyenpre me verná en miente
Desta sserrana valyente,
Gadea de Riofrío
988 A la fuera desta aldea,
La que aquí he nonbrado,
encontreme con Gadea."
Continua su regreso Juan Ruiz, y se topa con la tercera serrana, de nombre Menga Llorente, junto a la Venta del Cornejo (en el Valle del Río Moros y donde hoy en día está sitiada el área recreativa de La Panera), como refleja en la cántica serrana:
997 "Do la casa del Cornejo,
Primer día de semana,
En comedio del vallejo,
Encontrém´ una serrana" (Menga Llorente)
La cuarta y última vaquera con la que se "cruza" nuestro amoroso andarín es Alda (Aldara), teniendo lugar el fogoso encuentro en las cercanías del Puerto de Tablada (no el actual Alto del León, sino el conocido como Collado de la Sevillana, por donde pasaba el trazado del antiguo camino medieval):
1022 "Cerca la Tablada,
La sierra passada,
Falléme con Alda
Á la madrugada.
1023 Ençima del puerto
Cuydéme ser muerto
De nieve é de frío
É dese rruçío
É de grand´ elada."
Termina el Arcipreste su viaje por la Sierra de Guadarrama rogando a Dios y velando y honrando a la Virgen en el Vado, cerca de Manzanares el Real (como nos dice el Libro de la Montería, y no el Vado de Guadalajara):
1044 "Cerca d´aquesta ssierra ay un lugar onrrado,
Muy santo é muy devoto: Santa María del Vado.
Fuy tener y vegilia, como es acostunbrado;
Á onrra de la Virgen ofrecíl´ este ditado:"
D. Iñigo López de Mendoza (1398-1458), I Marqués de Santillana, I Conde del Real de Manzanares y Señor de Hita y Buitrago, toma el relevo de Juan Ruiz, con sus populares poemas trovadorescos, más conocidos como Serranillas. Este político, militar y culto noble, escribió una serie de cantigas, en las que relata sus encuentros con diversas serranas (reales o imaginarias). Pero antes nos detendremos en el padre del Marques, D. Diego Hurtado de Mendoza (1367-1404); el Almirante Mayor de Castilla también compuso Serranillas evocando al Arcipreste de Hita:
Un día desta semana
Partiendo de mi ostal,
Vi pasar gentil serrana,
Que en mi vida non vi tal.
Preguntéle dó venía
O á qué tierras paseava:
Dixomé que caminaba
Al Prior de Rascafría,
Se ve que a D. Iñigo le viene de familia lo de componer Serranillas, ya que su abuelo D. Pedro González de Mendoza (el mártir de Aljubarrota) también compuso alguna Cantiga Serrana, en la que se encuentra con una tal Menga. Volviendo al Marques de Santillana, nos deja reflejado en sus Serranillas el conocimiento que tenía de la Sierra de Guadarrama, en la que buena parte de esta pertenecía a su Señorío y Condado. El Marques, influido por Dante, nos dice en la Serranilla III, estrofa II:
Allá á la vegüela,
A Mata el Espino,
En esse camino
Que vá á Loçoyuela,
De guissa la ví
Que me fiço gana
La fructa temprana.
En la Serranilla IV, estrofas I y II, el encuentro con la serrana tiene lugar en las cercanías de su castillo del Real de Manzanares, y no parece casualidad que sea Menga su nombre, como ya lo hicieron con anterioridad su abuelo y el Arcipreste de Hita:
I
Por todos estos pinares
Nin en Navalagamella,
Non ví serrana mas bella
Que Menga de Mançanares.
II
Desçendiendol yelmo á yusso,
Contral Bovalo tirando
En esse valle de susso,
Ví serrana estar cantando:
Y para terminar con el Marques, en este caso el encuentro con la moza lo tiene estando de cacería por el valle del Lozoya. En la Serranilla VIII nos cuenta:
Madrugando en Robledillo,
Por yr buscar un venado,
Fallé luego al Colladillo
Caça, de que fuí pagado.
Al pié d'aquessa montaña
La que diçen de Berçosa,
Ví guardar muy grand cabaña
De vacas moça fermosa.
Apoyándonos en el "Libro de la Montería", parece evidente que D. Iñigo se refiere al actual Robledillo de la Jara, y la montaña que "diçen de Berçosa" podría ser la actual Peña la Cabra. (Debe tener en cuenta el lector que en la Edad Media el orden de los apellidos no lo seguían de padres a hijos como en la actualidad).
Hasta aquí lo que acontece al periodo medieval, en cuanto a la relación entre poetas y escritores y la Sierra de Guadarrama.
Continuará...
BIBLIOGRAFÍA
"Libro de Buen Amor" tomos I y II, Juan Ruiz de Cisneros, Arcipreste de Hita. Edición y notas de Julio Cejador y Frauca 1913 (Archivo Biblioteca Nacional).
"Obras de D. Iñigo López de Mendoza", Marqués de Santillana, compiladas de los códices originales por D. José Amador de los Ríos 1832 (Archivo Biblioteca de Cataluña).
"Antología de Poetas Líricos Castellanos", ordenada por D. Marcelino Menendez y Pelayo de la RAE 1893 (Archivo Biblioteca Universidad Autónoma de Nuevo León).
"Guadarrama", Constancio Bernaldo de Quirós 1915. En "Obras del Guadarrama", Ed R.S.E.A.P.
"Geografía Literaria de la Provincia de Madrid", José Fradejas Lebrero 2ª edición 1992. Ed Instituto de Estudios Madrileños CSIC.
"Excursión Literaria por la Provincia de Madrid", capítulo IV Sierra de Guadarrama. Ricardo Valladares Roldán, Revista Cisneros nº 46 1972 y nº 47 1973 (Biblioteca virtual de Madrid).
"Por la Sierra de Guadarrama", Cayetano Enriquez de Salamanca 1981. Ed Aro Artes Gráficas S.A.
"Los Pasos Históricos de la Sierra de Guadarrama", Leonardo Fernandez Troyano. 2ª ed 1994 Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Archivo biblioteca de la R.S.E.A.P.).
"Andanzas por las Sierras de Madrid", Guillermo García Pérez 2000. Ed La Librería.
"Memorias del Guadarrama", Julio Vías 2002. Ed La Librería.
"Historias Menudas del Guadarrama", A. y B. Suarez Aguilar y F. Suarez Caballero 2007. Ed Arts&Press.
© Texto de Rafael Rodríguez