Revista España
Poetas, Escritores y Sierra de Guadarrama IV (la visión extranjera)
Publicado el 27 febrero 2014 por Rafasc
"Antes de continuar con el recorrido por nuestra literatura, voy a detenerme en los viajes que hicieron algunos extranjeros a nuestro país y la visión que de él dejaron escrita. Pueden parecer pocos los visitantes, pero rastreando documentos, se ve que fueron bastantes los que nos visitaron; unos por asuntos comerciales o económicos, en mayor número por cuestiones diplomáticas, y alguno por motivos científicos. De los diferentes trayectos que realizaron por nuestro territorio, todos tienen en común (entre otros aspectos) la mirada hacia nuestra Sierra. Seguro que me dejaré más de uno sin citar, bien por desconocimiento, como por no encontrar sus obras, pero de lo que puede estar seguro el lector, es que se hará un repaso lo más profundo posible de aquellos viajeros/escritores extranjeros que se fijaron en Guadarrama."
En primer lugar, vamos a retroceder en el tiempo y situarnos en el contexto histórico/geográfico. Los extranjeros que voy a citar viajaron por España entre el siglo XVII y el XX, es decir, en los últimos años del reinado de la Casa de Austria (dinastía Habsburgo) bajo el mandato de Carlos II; pasando por el establecimiento de la Casa de Borbón, la Guerra de la Independencia con el reinado de José I (hermano de Napoleón), la restauración Borbónica y Guerras Carlistas, el paso a la 1ª y 2ª Repúblicas, hasta los comienzos de la Guerra Civil.
En el aspecto geográfico, se debe considerar que la Sierra de Guadarrama, integrada en el Sistema Central, es la barrera que separa las dos mesetas de E a O, y un importante obstáculo a la hora de pasar de una a otra Castilla; a lo que debemos unir que los caminos principales comunicaban las residencias y palacios reales y que fueron cambiando en el transcurso de la historia, así el Puerto de la Fuenfría perdió importancia hasta su abandono, que fue ganando por el paso de Navacerrada (debido a la construcción del palacio de La Granja). Y por último señalar, que se solía viajar por caminos de herradura a caballo o mula; o caminos de ruedas en litera, carruaje o diligencia (estos últimos los más cómodos y mejor conservados al ser utilizados por la realeza y la corte), estableciéndose en ellos una serie de servicios para el cambio de postas y alberguería.
Corre la segunda mitad del siglo XVII, y una baronesa francesa recae supuestamente en nuestro país, en pleno reinado de Carlos II. No está muy claro que Madame D'Aulnoy (1651-1705) estuviese realmente en España por el año 1679, y según algunos investigadores su relato fue más ficción y fruto de su imaginación, pero lo que es una realidad es que esta autora de cuentos de hadas dejó reflejado en su libro "Relatión du voyage d'Espagne" rasgos exagerados de nuestras costumbres, y detalles de nuestra geografía, entre ellos de la Sierra de Guadarrama. Así en la carta sexta "El modo de viajar en España" (fechada el 13 de marzo de 1679 en Buitrago), cuenta como pasó el puerto de Somosierra:
"Salimos de Aranda mientras caía un chaparrón que templaba el aire, pero hacía intransitables los caminos. Pronto llegamos a la montaña de Somosierra, que separa la vieja de la nueva Castilla, y no fueron pocas las dificultades que nos costó ganarla, tanto por ser muy empinado el camino, como por hallarse cubierto de nieve, que rellenando las hondonadas nos dejaba hundir a veces como si cayéramos a un precipicio. Este paso se llama puerto, nombre que, aplicado generalmente a un sitio útil para refugio y embarque junto al mar o a un río caudaloso, aquí se da también al paso entre montañas que comunica dos reinos; y siempre cuesta dinero atravesarlo, porque los guardas de aduanas que cobran los derechos del Rey esperan a los viajeros en los caminos y no les dejan punto de reposo hasta que consiguen sacarles algunas monedas..."
Y en la carta decimocuarta, referente a "El Escorial" (fechada el 28 de septiembre de 1680 en Madrid), podemos leer:
"...El Escorial está construido en la pendiente de unas rocas, en un sitio desierto, estéril, rodeado de montañas. El pueblo está abajo y tiene pocas casas. Casi siempre hace allí frío...Después de haber visto un lugar tan digno de nuestra admiración, partimos todos juntos, y como habíamos pasado por los sitios reales de El Pardo y de La Zarzuela, regresamos por las montañas, cuyo camino es más corto, pero más difícil. Pasamos por Colmenar y, costeando el riachuelo de Guadarrama..."
En 1753, durante el reinado de Carlos III, llega a España el naturalista irlandés William Bowles (1705-1780) con el encargo de hacer un estudio de las minas existentes, y principalmente la de Almadén. Recorre buena parte de la geografía española, y de este viaje escribe el libro "Introducción a la historia natural, y a la geografía física de España", donde en el discurso preliminar dice lo siguiente sobre el contenido de la obra:
"...También advierto que en mis descripciones no me detengo á hablar de las ciudades, caminos y cosas pertenecientes á las Artes, porque mi instituto es solo tratar de la Historia-natural, y quien quiera instruirse en los puntos sobredichos puede lograrlo leyendo el Viage de España D. Antonio Ponz, y otros libros..."
Nos centramos en la protagonista, y veremos que Bowles se fijó en la Sierra de Guadarrama. De las diversas menciones que hace a la Sierra (la mayoría en referencia a los granitos, otros minerales, y aspectos del terreno), voy a citar las que me parecen más interesantes para este recorrido literario. En el capítulo "Viage de Madrid a Bayona, por Valladolid, Burgos, y Vitoria" escribe:
"...Como he de hablar en otra parte de las cercanías de Madrid, omitiré ahora la descripción del terreno que hay hasta Guadarrama , y empezaré mi Viage desde aquel lugar, cuyo nombre tiene también la montaña vecina, que es parte de los montes Carpentanos que dividen las dos Castillas, donde se ha construido el magnífico camino llamado del Puerto de Guadarrama. La cordillera de esta montaña es casi toda de granito, ó piedra berroqueña.....En la cima, donde está el león de mármol, sé halla el filix ó helecho común, que abunda en estos montes , aunque es muy raro en otros de lo interior del Reyno..."
Y en el capítulo "De Madrid y sus alrededores" nos dice:
"...Las montañas de Guadarrama con sus derrames son las únicas que se divisan desde Madrid, y hay nieve en sus cimas la metad del año..."
El hispanista y escritor inglés Richard Twiss (1747-1821), miembro de la Royal Society y perteneciente a una familia rica de comerciantes, se dedica a viajar por Europa, realizando dos viajes a España en 1772 y 1773, dejándolo reflejado en su libro "Travels through Portugal and Spain in 1772 and 1773". Este viajero de espíritu ilustrado, escribe en el segundo volumen de su obra el paso por el puerto y pueblo de Guadarrama:
"...La parte inferior de esta montaña, que se llama el paso de Guadarrama, es una carretera de peaje, la primera que vi en España, aquí pagué tres chelines y pasando a través de él entró en Castilla la Nueva. Cenamos en el pueblo de Guadarrama y por la tarde llegamos a El Escorial que está cerca de San Ildefonso Las montañas que pasamos durante el día de hoy producen grandes cantidades de pinos y abetos, y están habitadas por águilas y buitres..."
Henry Swinburne (1743-1803), inglés cuya formación académica transcurrió en diferentes ciudades europeas, se especializa en literatura y arte, recogiendo en sus obras los detalles de los viajes que realiza; uno de ellos por España de 1775 a 1776 con el objetivo de actualizar los datos históricos del paso de los árabes en nuestro país, además del estudio de la geografía física y económica, y nuestras costumbres. Como todos los extranjeros que visitan España, entre sus objetivos figuran las residencias de la monarquía y su corte, y para ello deben transitar por los pasos de la sierra. En el volumen II, capítulo XLIII, de su libro "Travels Through Spain, in the years 1775 and 1776" relata el camino entre El Escorial y San Ildefonso, donde refleja la hermosura del Puerto de la Fuenfría y su entorno:
"...Desde El Escorial llegamos a lo largo de la vertiente sur al pie de las montañas que separan a las dos Castillas, cruzamos la gran carretera de Burgos, pasando la noche en una venta en el corazón de las rocas, y las montañas, entre los bosques de pinos asentados por la edad. A la mañana siguiente, viajamos muchas horas sobre las alturas leñosas del Puerto o paso de Fuenfria, donde estaba la nieve muy profunda en las cumbres de las montañas. En algunos de los giros los puntos de vista a través de los bosques son encantadores; de vez en cuando tales perspectivas sobre las llanuras de la Vieja Castilla, la ciudad de Segovia, y el palacio de Riofrío, se abren sobre nosotros, quedando atonitos por su belleza y novedad..."
El historiador y diplomático francés Jean-François Peyron (1748-1784) realiza un viaje por España en los años 1777 y 1778 reinando Carlos III, dejando reflejado en su libro "Nouveau Voyage en Espagne fait en 1777 et 1778", caminos, poblaciones, arquitectura, obras de arte, y costumbres de sus habitantes. Entra por La Junquera hasta Barcelona, recorriendo toda la costa mediterránea hasta Cádiz, y de aquí a Sevilla; cruza Sierra Morena, y pasa por Toledo camino de Madrid. Desde la capital se acerca a Segovia, La Granja, El Escorial, Aranjuez y Cuenca, para continuar su recorrido hacia Valladolid, Burgos, Vitoria, San Sebastian, y terminando el viaje en Bayona. Como podrá imaginar el lector, en las visitas a La Granja y El Escorial, a Peyron no le pasó inadvertida la Sierra, e inicia el capítulo "De la Grange" del tomo segundo, diciendo:
"Hay siete leguas de El Escorial a La Granja. Cruzamos, para llegar allí, muy altas montañas, llamadas Puerto de Fuen Fría; ellas están cubiertas de pinos centenarios que producen efectos sorprendentes.....En la parte inferior del profundo valle que forman este grupo de las montañas, fluye un pequeño río cuyas aguas son extremadamente frías. El aire penetra en estas tierras, experimentando un frío severo, incluso en el momento de ola de calor. Cuando se llega al punto más alto de la montaña, descubrimos una vasto paisaje, un campo más amplio y extenso, cubierto de bosques, aldeas, ciudades y pueblos. El camino es hermoso y muy bonito por los grupos de árboles que lo embellecen. Después de pasar Balzin (Valsaín), pronto llegaremos a San Ildefonso, pequeño y hermoso pueblo donde está el castilloo de La Granja..."
Y en el comienzo del capítulo "Route de Madrid à Bayonne" escribe:
"Dejando Guadarrama, un pequeño pueblo que está a siete leguas de Madrid, se penetra a través de una barrera en las altas montañas por el paso que se llama Puerto de Guadarrama. Se sube por espacio de una legua, y al llegar a la cima, se encuentra un pedestal con un león de piedra que significa la separación de la vieja y la Nueva Castilla.....la carretera del puerto de Guadarrama se cuida periódicamente. Sobre el espacio de dos leguas desciende, y ya que la carretera permanece a menudo cubierta de nieve, está llena de pilares altos para que la reconozcamos..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por J. F. Peyron
Posterior a Peyron, aparece otro francés integrante del Siglo de las Luces, se trata de Jean François de Bourgoing (1748-1811). Descendiente de familia noble, estudia en la escuela militar y en la universidad de Estrasburgo; en 1777 se traslada a España en misión diplomática como secretario de la embajada de Francia en Madrid. Tras diez años en la capital, el gobierno francés lo traslada por Europa en funciones diplomáticas, volviendo a Madrid de 1791 a 1793 como ministro plenipotenciario. De su estancia en nuestro país, el barón de Bourgoing deja escritas las memorias de sus viajes en el libro "Nouveau Voyage en Espagne, ou Tableau de l'état actuel de cette monarchie". Como integrante de la Ilustración francesa, Bourgoing dejó reflejados en su obra todos los aspectos y rasgos de nuestro país (paisajes, costumbres, habitantes, poblaciones, monumentos, carreteras, etc), entre los cuales no podía faltar la Sierra de Guadarrama. En el tomo I y capítulo II, donde describe el recorrido de Vitoria a Segovia, deja escrito:
"...Desde Olmedo se puede ir a Madrid o a Segovia, según se tome la derecha o la izquierda. En el primer caso después de pasar por siete u ocho aldehuelas, se llega a Sanchidrián; en adelante, hasta Madrid, la carretera es magnífica pero la comarca que atraviesa hasta Guadarrama es una de las más agrestes de Europa. Desde la cima de las montañas que separan ambas Castillas se ofrece a nuestros ojos la inmensa llanura de la Nueva y tras un largo descenso llegamos al pueblo de Guadarrama, distante siete leguas de Madrid. Tenemos El Escorial a dos y a siete San Ildefonso, al otro lado de la cordillera que acabamos de transponer..."
En el capítulo III describe San Ildefonso y sus alrededores:
"...A medida que nos acercamos a San Ildefonso, el paisaje va siendo cada vez más risueño. Los arroyos serpentean entre el fresco verdor; hasta se ven asomar algunas lindas casitas por entre los encinares. El grupo que forman el castillo y los edificios adyacentes, al pie de montañas, pedregosas unas y provistas otras de frondoso arbolado hasta la cima, ofrece una perspectiva muy pintoresca..."
Finalmente en el capítulo VI, describe el trayecto de San Ildefonso a El Escorial:
"...Tomemos, por fin, el camino de El Escorial. A tres cuartos de legua de San Ildefonso se atraviesa el Eresma sobre un puente de piedra y se llega a Valsaín, aldea situada en una depresión rodeada por grandes bosques. Pasado Valsaín, siguen dos leguas de penosa ascensión en las elevadas montañas que dividen las Castillas. Dan sombra a la carretera enormes pinos cuya copas se pierden a menudo entre la neblina que surge del fondo de los valles. A medida que el viajero se acerca a la cumbre, el aire va haciéndose más frío y cuando por fin se encuentra a la altura de Siete Picos (que desde San Ildefonso presenta el aspecto de una inmensa muralla almenada), sus ojos descubren, complacidos, otro panorama: el de las extensas llanuras de Castilla la Nueva; y divisan Madrid mucho antes del límite del horizonte. Es otra comarca, otro cielo y otra temperatura. El viajero deja detrás, repentinamente, las nubes amontonadas, y siente gozosa la caricia de la más serena atmósfera. Luego, desciende o, mejor dicho, se precipita desde lo alto de tan magnífico mirador, y al cabo de dos leguas llega al pueblo de Guadarrama, atravesado por la carretera real de Madrid a París. Cruza esa carretera para continuar por el camino de El Escorial, residencia de la corte en las postrimerías del otoño, y llega, por fin, al término de su viaje: el monasterio..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por J.F. Bourgoing
Durante los años 1786 y 1787 realiza un viaje por España el británico Joseph Townsend (1739-1816). Este médico, geólogo y vicario anglicano, realizo un recorrido muy similar al de Peyron (en sentido inverso), con la diferencia que de Barcelona fue a Madrid por Zaragoza, y desde la capital se dirigió a Asturias (obviando el trazado Madrid-Burgos-Vitoria). Dada su formación se interesó por las enfermedades del país, así como por los tipos de terrenos y la vegetación. Por su afición a la geología no podía pasar inadvertida la Sierra de Guadarrama, y de ella dejó constancia en su obra "A Journey through Spain in the years 1786 and 1787", y en el capítulo "de Madrid a Asturias" del tomo I, podemos leer:
"...Después de siete leguas, o diez horas de viaje desde Madrid, comenzamos a ascender la cadena de montañas que separa Castilla la Nueva de Castilla la Vieja, y dos leguas más adelante, una vez cruzado el Puerto de Guadarrama, encontramos una buena venta en la vertiente septentrional de estas montañas graníticas..."
En el volumen II del libro y en el capítulo "De Asturias a El Escorial", hace referencia a San Ildefonso y la Fuenfría, con una refinada descripción de este valle:
"...Esto me proporcionaba tiempo para realizar excursiones, por lo que volví de inmediato a las montañas; pero en vez de tomar el camino que ya conocía, me dirigí hacia el Este por el Guadarrama y crucé el Puerto de Fuenfría, que debe su nombre a la frialdad de sus aguas. Se trata de un paso elevado desde el que se disfruta de una vista deliciosa, aunque cuando aprieta el sol el ascenso hasta él se hace casi insoportable. Al mirar hacia abajo en dirección a Segovia todo el territorio parece tan plano como la superficie de un lago y tan dilatado como el océano; pero cuando desciendes a la llanura ves cómo las montañas se elevan ante ti. Sus profundos barrancos y amenazantes peñas, los pinos que los cubren allá donde este tipo de árbol puede crecer, y los furiosos torrentes que los rasgan, hacen de los alrededores de estas cimas un territorio majestuosamente salvaje..."
Y en el mismo capítulo, donde describe el Monasterio de El Escorial y su situación, podemos leer:
"...El 28 de octubre tomé el camino de regreso hacia Castilla la Nueva con la intención de viajar sin prisas; pero viendo que mi guía se mostraba impaciente por cruzar las montañas antes de la noche, le complací gustosamente. Cuando, a la mañana siguiente, miré hacia atrás y vi las cumbres cubiertas de nieve comprendí la causa de sus prisas. Los caminos que habíamos dejado atrás habían quedado impracticables, mientras que el territorio que se extendía delante nuestra sólo había recibido una suave y refrescante lluvia.....El monasterio de San Lorenzo se asienta en una profunda hondonada situada al pie de las altas montañas que separan las dos Castillas, protegido de todos los vientos, excepto de los que soplan del Sureste, y orientado hacia una dilatada llanura. Las colinas que lo rodean aparecen cubiertas por tupidos bosques, mientras que las montañas que se alzan al Norte están desnudas o cubiertas casi permanentemente de nieve..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por J. Townsend
El escritor e hispanista británico Richard Ford (1796-1858) residió en España de 1830 a 1833, debido a la enfermedad de su mujer, ya que a ella le favorecía nuestro clima, viviendo principalmente en Sevilla y Granada. En este periodo realizó algunos viajes por España, cuyas vivencias dejó escritas en su libro "Handbook for travellers in Spain and Readers at Home", publicado en 1845. Su obra es un tratado de como viajar por España, en la que este apasionado de nuestro país deja reflejado hasta el más mínimo detalle (podemos leer sobre la geografía, como se viaja, el correo, los caballos y vinos españoles, sobre albergues y ladrones, o incluso las corridas de toros), además de lanzar críticas a nuestras costumbres y retraso social. Y como es de suponer, Guadarrama no le pasó inadvertida, pudiendo leer en el capítulo II "Geografía de España, las montañas", lo siguiente:
"...El viajero se engaña muchas veces por el bajo nivel aparente de las montañas nevadas, como el Guadarrama; y es que hay que añadirles la gran elevación de sus bases sobre el nivel del mar. El palacio del Escorial, emplazado en una especie de llano al pie mismo del Guadarrama, está situado a 2.725 pies sobre Valencia; y la residencia veraniega de los reyes en La Granja , en la misma cordillera, está 30 pies más alta que la cima del Vesubio..."
El periodista, traductor y viajero inglés Thomas Roscoe (1791-1871) viaja por España en el año 1835, dejando constancia escrita de ello en su obra "The Tourist in Spain", que se publica en 1837. En este relato cuenta lo maravilloso que le parece el entorno de San Ildefonso; así en el capítulo VII leemos:
"...Partiendo de allí hacia las montañas, en menos de una hora atravesamos el Eresma y llegamos a Balsain, una aldea situada en las profundidades de una frondosa ensenada, donde los reyes de España tenían anteriormente su pabellón de caza. La vista ahora asume un carácter magnífico. Montañas pobladas de pinos sombríos, cubiertas sus laderas más altas de nieve profunda, y levantándose sus numerosos picos hacia el cielo claro, rotas en simas, barrancos y lechos de torrentes, en unos lugares estériles como el océano, en otros llenos de vegetación sombría , extendiéndose a diestro y siniestro, como las almenas de una vasta fortaleza creada por los Titanes......Pero a medida que avanzamos con la sombra de los enormes pinos, se abre el camino hacia arriba entre las rocas, hasta que al fin nos encontramos en la cima, con las llanuras interminables de Castilla la Nueva extendidas como un mapa debajo de nuestra vista..."
El infatigable viajero inglés George Henry Borrow (1803-1881), también conocido en Madrid como "Jorgito el inglés", recorre parte de nuestro país difundiendo el Nuevo Testamento por encargo de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Aficionado a la literatura y filología (no terminó los estudios universitarios), deja la huella de sus recorridos por España en el autobiográfico libro "La Biblia en España", cuya primera traducción a nuestro idioma la realiza Manuel Azaña, y la edita Antonio Jiménez Fraud en Madrid en enero de 1921. Este divulgador de la biblia, escribe su visión de nuestro país en tres tomos, donde deja reflejado su paso por la Sierra de Guadarrama. Así en el tomo I, capítulo XII, leemos la respuesta que le da un barbero que le acompaña durante varias leguas, sobre las montañas que ven durante el trayecto:
"...las que hay frente a Madrid son las montañas de Guadarrama, por un río de este nombre que en ellas nace. La cordillera es muy grande, caballero, y separa los dos reinos; del lado de allá está Castilla la Vieja. Son magníficas estas montañas, y aunque nos mandan muchísimo frío, a mí me agrada contemplarlas, cosa que no es de extrañar, pues he nacido en ellas, aunque ahora, por mis pecados, vivo en un pueblo del llano. No hay en toda España cordillera como ésta, caballero; tiene sus secretos, sus misterios. Muchas cosas singulares se cuentan de esas montañas y de lo que ocultan en sus profundos escondrijos, porque ha de saber usted que la cordillera es muy ancha, y se puede andar por ella días y días sin llegar a término. Muchos se han perdido en ella y no ha vuelto a saberse nada de su paradero. Entre otras rarezas, cuentan que en ciertos sitios hay profundas lagunas habitadas por monstruos, tales como serpientes corpulentas, más largas que un pino, y caballos de agua que a veces salen de allí y cometen mil estropicios..."
Borrow abre un despacho de la Sociedad Bíblica en Madrid, y en 1838 son secuestradas sus publicaciones y posteriormente detenido y encarcelado. Pero volvamos con nuestra protagonista, la Sierra, y en el tomo III, capítulo XLIV, cuenta su paso por el Puerto de Navacerrada, donde el antiguo topónimo de este puerto me ha sorprendido:
"...Subimos a la sierra por el puerto que llaman de Peña Cerrada, a unas tres leguas al Este del de Guadarrama. Es muy poco frecuentado, porque la carretera que une ambas Castillas pasa por Guadarrama. Tiene además muy mala reputación: todos dicen que se halla infestado de ladrones. Acababa de ponerse el sol cuando llegamos a la cumbre, y entramos en un espeso y sombrío pinar que cubre enteramente las montañas por la parte de Castilla la Vieja. La bajada no tardó en hacerse tan rápida y pendiente, que de buen grado nos apeamos de los caballos y los obligamos a ir delante. Cada vez nos hundíamos más en el bosque; los pájaros nocturnos empezaron a graznar, y millones de grillos dejaban oir su penetrante chirrido encima, debajo y alrededor nuestro..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por G. Borrow
El francés Théophile Gautier (1811-1872), poeta romántico, dramaturgo, periodista, fotógrafo y aficionado a viajar, recae por España en 1840 (J. Vías en "Memorias del Guadarrama" sitúa el viaje en 1846), dejándolo reflejado en el libro "Tra los Montes" que se publica en 1843, y que es traducido al español por Enrique de Mesa en 1920. Como la mayoría de los extranjeros que nos visitaron, entra por Irún recorriendo el eje peninsular de N a S hasta Cádiz, y regresando por la costa mediterranea. Gautier deja constancia de ciudades, monumentos, costumbres y elementos típicos españoles (como el abanico y la mantilla), incluso narra una excursión al Mulhacen. El paisaje no le pasó desapercibido, y en el capítulo IX escribe sobre nuestra sierra:
"...El Escorial está colocado a siete u ocho leguas de Madrid, no lejos de Guadarrama, al pie de una cordillera. No hay nada más árido y desolador que el campo que es necesario atravesar para llegar hasta allí. Ni árboles ni casa: sólo grandes cuestas que se enlazan unas con otras; arroyos secos que la presencia de sus puentes indica como lechos de torrentes y más o menos lejos grupos de montañas azules coronadas de nieve o rodeadas de nubes.....En seguida se divisa, recortándose en el fondo nebuloso de las montañas, El Escorial, ese Leviatán de la arquitectura..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por T. Gautier
Como poeta representante del romanticismo francés, Gautier escribe unos versos dedicados a las Lagunas de Peñalara. Sin embargo, Constancio B. de Quirós en su libro "Guadarrama" dice que no llegó a verlas, inspirándose en lo que le contó sobre ellas un compañero de viaje. Por otro lado Julio Vías, en "Memorias del Guadarrama", teoriza sobre la anterior existencia de un poema similar, dando a entender que los versos de Gautier no fuesen creados íntegramente por él. Viese o no las lagunas, y fuesen o no suyos los versos, dejamos aquí parte del poema de Gautier "Les yeux bleus de la montagne", traducido para el nº 3 de la revista Peñalara por Enrique de la Vega:
"...Estas limpias cuencas, cuando copian la pura luz del día en su líquida y diáfana llanura, tienen claridad húmeda, cual la de la pupila; y son ojos azules, de mirada tranquila, con los que ven y admiran á Dios estas montañas forjando un sol radiante dentro de sus entrañas."
William George Clark (1821-1878), inglés, filólogo y traductor, viajó a España en el verano de 1849, publicándose en 1850 la 1ª edición de su libro de viaje con el título "Gazpacho: or, Summer Months in Spain". Clark realizó un viaje de turismo, sin ninguna misión concreta; conocedor de sus predecesores, se limito a reflejar sus impresiones personales, huyendo de las descripciones rigurosas. A diferencia de la mayoría, entro de Burgos a Madrid por el Puerto de Somosierra, como leemos en el capítulo IV:
"...A la mañana siguiente cuando amaneció estábamos subiendo las faldas de la Somo Sierra, el paso que conduce a Madrid a través de la cadena de Guadarrama; salí y caminé algunas millas por delante de la diligencia respirando grandes tragos de aire penetrante, y acumular el suficiente apetito para el desayuno, que nos pareció preparado para nosotros en una venta de la montaña..."
Y deja reflejado, a su entender, el origen del topónimo de Guadarrama en el capítulo IX:
"...En Nava Cerada nuestro camino giró a la derecha. Desde allí a El Escorial hay cuatro leguas cortas o tres más largas (los españoles son tan laxos en su medición como los escoceses). En un extenso campo cerca del pueblo de Guadarrama vimos varias plantas con bueyes sin bozal pisando el maíz en un estilo verdaderamente oriental. Este Guadarrama fue probablemente en la época árabe un lugar de mayor importancia , al menos relativamente a la actual, y por lo que dio nombre a toda Sierra. La palabra significa "noble valle" (como Ab-ram significa noble padre) describiendo la localidad. Llegamos a nuestro destino cuando el sol enrojecía las cumbres rocosas más altas de las montañas..."
El poeta y diplomático sueco Carl Snoilsky (1841-1903), miembro de la Academia Sueca y bibliotecario de la Biblioteca Nacional Sueca, viaja a Madrid en 1865 (a finales del reinado de Isabel II) en funciones diplomáticas. Durante su estancia en la capital escribió varios poemas, uno de los cuales lo dedicó a Guadarrama, siendo traducido y publicado por Antonio de Zayas en 1905 en el libro "Noches Blancas". La revista Peñalara lo incluyó en el nº 2 de noviembre de 1913, donde dicen algunos de sus versos:
"Desnudos montes de matiz sombrio, Valles umbral del desolante yermo, Adormideras rojas en el río Seco cual boca de febril enfermo;
Cielo azul en monótona bonanza, Verdugo á veces de la espiga rubia, Aire estéril que aleja la esperanza Consoladora de la fértil lluvia;..."
Termino este repaso a los viajeros extranjeros con el estadounidense John Dos Passos (1896-1970). Viajero y trotamundos inagotable, licenciado en Artes por Harvard, periodista, novelista, y alistado voluntario de conductor de ambulancias en la 1ª Guerra Mundial, donde hace amistad con Ernest Hemingway. Al final de la contienda regresa a España, donde había estado antes, distanciándose de las doctrinas socialistas/comunistas al conocer la muerte de su amigo, el traductor José Robles a manos de agentes soviéticos, lo que también provoca la ruptura de la amistad con Hemingway. En 1966 Dos Passos publica el libro "Años Inolvidables", donde, entre otras cosas, escribe sobre sus sentimientos hacia la Sierra de Guadarrama.
Cuenta Dos Passos en el libro como se relacionó con Juan Ramón Jiménez y Valle Incán, y como le llevó a escalar en la Sierra de Guadarrama Carlos Posada, de la que dejó escrito "...se convirtió inmediatamente en mi cordillera favorita...". Se hace amigo de José Giner (sobrino de Francisco Giner) y otros Institucionistas, y frecuenta con ellos la sierra los domingos, contándonos lo siguiente: "...Los domingos nos levantábamos pronto para coger a las seis y media el tren de la Sierra. Me había incorporado a un grupo muy unido de montañeros..."
Y en una carta a su amigo Arthur, podemos leer sobre la sierra:
"...Mi mayor alegría -le escribí a Arthur- es la sierra de Guadarrama, la larga cordillera de montañas pardas hacia el norte y el oeste. El sol se pone del otro lado con deslumbrante gloria. Nunca he visto crepúsculos parecidos....Todos los domingos, en compañía de un perfecto caballero español y del todo Madrid, equipado con atuendo alpino, mochila y todo el resto, me traslado allí y me dedico a escalar. Los paisajes más maravillosos surgen por todas partes. Desde la cumbre se ven las llanuras de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva.....La nieve de los picos toma formas extraordinarias de plumas y cuchillos debido al viento; y cuando el cielo es de un azul intensísimo y las rocas bordeadas de nieve brillan al sol, y cuando se puede ver desde Segovia hasta Toledo...¿como extrañarse de que la musa enmudezca?..."
Continuará.....
BIBLIOGRAFÍA
"Relación que hizo de su viaje por España la señora condesa D'Aulnoy en 1679", primera versión en castellano. 1891 Madrid (Archivo Biblioteca Virtual de Madrid).
"Introducción a la historia natural, y a la geografía física de España", William Bowles. Segunda edición corregida, 1782 Madrid (Archivo Biblioteca Nacional).
"Travels Through Portugal and Spain, in 1772 and 1773", Richard Twiss. London 1775 (Archivo Biblioteca Nacional).
"Travels Through Spain, in the years 1775 and 1776", Henry Swinburne. 2ª edición, vol. II, London 1787 (Archivo biblioteca Virtual de Andalucía).
"Nouveau Voyage en Espagne fait en 1777 et 1778", Jean François Peyron. Tomo II, segunda edición London 1782 (Archivo Biblioteca digital de la Comunidad de Madrid).
"Nouveau Voyage en Espagne, ou Tableau de l'état actuel de cette monarchie", Tomo I, Jean François Bourgoing. 1ª edición, París 1789 (Archivo Biblioteca Nacional; versión traducida en biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"A Journey through Spain in the years 1786 and 1787", Joseph Townsend. London 1792 (Archivo Biblioteca Virtual de Madrid; versión traducida en biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"Cosas de España", Richard Ford. London, 5ª edición 1878 (Archivo Biblioteca Nacional; versión traducida en biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"The Tourist in Spain", Thomas Roscoe. London 1837 (Archivo Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico: Museo del Romanticismo).
"La Biblia en España", George H. Borrow. London ed. 1843 (Archivo Biblioteca Virtual de Andalucía; traducida al castellano por Manuel Azaña en Madrid 1921, versión traducida en Biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"Tra los Montes", Théophile Gautier. París Novena ed. 1850 (Archivo Biblioteca Nacional; traducido por Enrique de Mesa en 1920 en Biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"Gazpacho: or, Summer Months in Spain", William George Clark. London 1850 (Archivo Biblioteca Virtual de Andalucía).
"Por la Sierra de Guadarrama", Cayetano Enriquez de Salamanca 1981. Ed Aro Artes Gráficas S.A.
"Los Pasos Históricos de la Sierra de Guadarrama", Leonardo Fernández Troyano. 1ª ed. Paraninfo 1990. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Archivo biblioteca de la R.S.E.A.P.).
"El gran 'Tour Inglés' a su paso por El Escorial", Agustín M. Peláez (Granada); en "Literatura e imagen en El Escorial", actas del Simposium (1/4-IX-1996). Dialnet.
"Memorias del Guadarrama", Julio Vías 2002. Ed La Librería.
"Peñalara" Revista ilustrada de alpinismo. Facsímil, Tomo I, nº 1-12 (1913-1914). Edita R.S.E.A.P. y CAM (2002).
"Un corpus de siete relatos de viajeros franceses a España" en "Representaciones de la mujer española en el imaginario francés del siglo XVIII", Inmaculada Tamarit Vallés 2003, departamento de filología francesa e italiana de la Universidad de Valencia.
"Años Inolvidables", John Dos Passos. 3ª edición Barcelona 2006, Ed. Seix Barral.
© Texto de Rafael Rodríguez
En primer lugar, vamos a retroceder en el tiempo y situarnos en el contexto histórico/geográfico. Los extranjeros que voy a citar viajaron por España entre el siglo XVII y el XX, es decir, en los últimos años del reinado de la Casa de Austria (dinastía Habsburgo) bajo el mandato de Carlos II; pasando por el establecimiento de la Casa de Borbón, la Guerra de la Independencia con el reinado de José I (hermano de Napoleón), la restauración Borbónica y Guerras Carlistas, el paso a la 1ª y 2ª Repúblicas, hasta los comienzos de la Guerra Civil.
En el aspecto geográfico, se debe considerar que la Sierra de Guadarrama, integrada en el Sistema Central, es la barrera que separa las dos mesetas de E a O, y un importante obstáculo a la hora de pasar de una a otra Castilla; a lo que debemos unir que los caminos principales comunicaban las residencias y palacios reales y que fueron cambiando en el transcurso de la historia, así el Puerto de la Fuenfría perdió importancia hasta su abandono, que fue ganando por el paso de Navacerrada (debido a la construcción del palacio de La Granja). Y por último señalar, que se solía viajar por caminos de herradura a caballo o mula; o caminos de ruedas en litera, carruaje o diligencia (estos últimos los más cómodos y mejor conservados al ser utilizados por la realeza y la corte), estableciéndose en ellos una serie de servicios para el cambio de postas y alberguería.
Corre la segunda mitad del siglo XVII, y una baronesa francesa recae supuestamente en nuestro país, en pleno reinado de Carlos II. No está muy claro que Madame D'Aulnoy (1651-1705) estuviese realmente en España por el año 1679, y según algunos investigadores su relato fue más ficción y fruto de su imaginación, pero lo que es una realidad es que esta autora de cuentos de hadas dejó reflejado en su libro "Relatión du voyage d'Espagne" rasgos exagerados de nuestras costumbres, y detalles de nuestra geografía, entre ellos de la Sierra de Guadarrama. Así en la carta sexta "El modo de viajar en España" (fechada el 13 de marzo de 1679 en Buitrago), cuenta como pasó el puerto de Somosierra:
"Salimos de Aranda mientras caía un chaparrón que templaba el aire, pero hacía intransitables los caminos. Pronto llegamos a la montaña de Somosierra, que separa la vieja de la nueva Castilla, y no fueron pocas las dificultades que nos costó ganarla, tanto por ser muy empinado el camino, como por hallarse cubierto de nieve, que rellenando las hondonadas nos dejaba hundir a veces como si cayéramos a un precipicio. Este paso se llama puerto, nombre que, aplicado generalmente a un sitio útil para refugio y embarque junto al mar o a un río caudaloso, aquí se da también al paso entre montañas que comunica dos reinos; y siempre cuesta dinero atravesarlo, porque los guardas de aduanas que cobran los derechos del Rey esperan a los viajeros en los caminos y no les dejan punto de reposo hasta que consiguen sacarles algunas monedas..."
Y en la carta decimocuarta, referente a "El Escorial" (fechada el 28 de septiembre de 1680 en Madrid), podemos leer:
"...El Escorial está construido en la pendiente de unas rocas, en un sitio desierto, estéril, rodeado de montañas. El pueblo está abajo y tiene pocas casas. Casi siempre hace allí frío...Después de haber visto un lugar tan digno de nuestra admiración, partimos todos juntos, y como habíamos pasado por los sitios reales de El Pardo y de La Zarzuela, regresamos por las montañas, cuyo camino es más corto, pero más difícil. Pasamos por Colmenar y, costeando el riachuelo de Guadarrama..."
En 1753, durante el reinado de Carlos III, llega a España el naturalista irlandés William Bowles (1705-1780) con el encargo de hacer un estudio de las minas existentes, y principalmente la de Almadén. Recorre buena parte de la geografía española, y de este viaje escribe el libro "Introducción a la historia natural, y a la geografía física de España", donde en el discurso preliminar dice lo siguiente sobre el contenido de la obra:
"...También advierto que en mis descripciones no me detengo á hablar de las ciudades, caminos y cosas pertenecientes á las Artes, porque mi instituto es solo tratar de la Historia-natural, y quien quiera instruirse en los puntos sobredichos puede lograrlo leyendo el Viage de España D. Antonio Ponz, y otros libros..."
Nos centramos en la protagonista, y veremos que Bowles se fijó en la Sierra de Guadarrama. De las diversas menciones que hace a la Sierra (la mayoría en referencia a los granitos, otros minerales, y aspectos del terreno), voy a citar las que me parecen más interesantes para este recorrido literario. En el capítulo "Viage de Madrid a Bayona, por Valladolid, Burgos, y Vitoria" escribe:
"...Como he de hablar en otra parte de las cercanías de Madrid, omitiré ahora la descripción del terreno que hay hasta Guadarrama , y empezaré mi Viage desde aquel lugar, cuyo nombre tiene también la montaña vecina, que es parte de los montes Carpentanos que dividen las dos Castillas, donde se ha construido el magnífico camino llamado del Puerto de Guadarrama. La cordillera de esta montaña es casi toda de granito, ó piedra berroqueña.....En la cima, donde está el león de mármol, sé halla el filix ó helecho común, que abunda en estos montes , aunque es muy raro en otros de lo interior del Reyno..."
Y en el capítulo "De Madrid y sus alrededores" nos dice:
"...Las montañas de Guadarrama con sus derrames son las únicas que se divisan desde Madrid, y hay nieve en sus cimas la metad del año..."
El hispanista y escritor inglés Richard Twiss (1747-1821), miembro de la Royal Society y perteneciente a una familia rica de comerciantes, se dedica a viajar por Europa, realizando dos viajes a España en 1772 y 1773, dejándolo reflejado en su libro "Travels through Portugal and Spain in 1772 and 1773". Este viajero de espíritu ilustrado, escribe en el segundo volumen de su obra el paso por el puerto y pueblo de Guadarrama:
"...La parte inferior de esta montaña, que se llama el paso de Guadarrama, es una carretera de peaje, la primera que vi en España, aquí pagué tres chelines y pasando a través de él entró en Castilla la Nueva. Cenamos en el pueblo de Guadarrama y por la tarde llegamos a El Escorial que está cerca de San Ildefonso Las montañas que pasamos durante el día de hoy producen grandes cantidades de pinos y abetos, y están habitadas por águilas y buitres..."
Henry Swinburne (1743-1803), inglés cuya formación académica transcurrió en diferentes ciudades europeas, se especializa en literatura y arte, recogiendo en sus obras los detalles de los viajes que realiza; uno de ellos por España de 1775 a 1776 con el objetivo de actualizar los datos históricos del paso de los árabes en nuestro país, además del estudio de la geografía física y económica, y nuestras costumbres. Como todos los extranjeros que visitan España, entre sus objetivos figuran las residencias de la monarquía y su corte, y para ello deben transitar por los pasos de la sierra. En el volumen II, capítulo XLIII, de su libro "Travels Through Spain, in the years 1775 and 1776" relata el camino entre El Escorial y San Ildefonso, donde refleja la hermosura del Puerto de la Fuenfría y su entorno:
"...Desde El Escorial llegamos a lo largo de la vertiente sur al pie de las montañas que separan a las dos Castillas, cruzamos la gran carretera de Burgos, pasando la noche en una venta en el corazón de las rocas, y las montañas, entre los bosques de pinos asentados por la edad. A la mañana siguiente, viajamos muchas horas sobre las alturas leñosas del Puerto o paso de Fuenfria, donde estaba la nieve muy profunda en las cumbres de las montañas. En algunos de los giros los puntos de vista a través de los bosques son encantadores; de vez en cuando tales perspectivas sobre las llanuras de la Vieja Castilla, la ciudad de Segovia, y el palacio de Riofrío, se abren sobre nosotros, quedando atonitos por su belleza y novedad..."
El historiador y diplomático francés Jean-François Peyron (1748-1784) realiza un viaje por España en los años 1777 y 1778 reinando Carlos III, dejando reflejado en su libro "Nouveau Voyage en Espagne fait en 1777 et 1778", caminos, poblaciones, arquitectura, obras de arte, y costumbres de sus habitantes. Entra por La Junquera hasta Barcelona, recorriendo toda la costa mediterránea hasta Cádiz, y de aquí a Sevilla; cruza Sierra Morena, y pasa por Toledo camino de Madrid. Desde la capital se acerca a Segovia, La Granja, El Escorial, Aranjuez y Cuenca, para continuar su recorrido hacia Valladolid, Burgos, Vitoria, San Sebastian, y terminando el viaje en Bayona. Como podrá imaginar el lector, en las visitas a La Granja y El Escorial, a Peyron no le pasó inadvertida la Sierra, e inicia el capítulo "De la Grange" del tomo segundo, diciendo:
"Hay siete leguas de El Escorial a La Granja. Cruzamos, para llegar allí, muy altas montañas, llamadas Puerto de Fuen Fría; ellas están cubiertas de pinos centenarios que producen efectos sorprendentes.....En la parte inferior del profundo valle que forman este grupo de las montañas, fluye un pequeño río cuyas aguas son extremadamente frías. El aire penetra en estas tierras, experimentando un frío severo, incluso en el momento de ola de calor. Cuando se llega al punto más alto de la montaña, descubrimos una vasto paisaje, un campo más amplio y extenso, cubierto de bosques, aldeas, ciudades y pueblos. El camino es hermoso y muy bonito por los grupos de árboles que lo embellecen. Después de pasar Balzin (Valsaín), pronto llegaremos a San Ildefonso, pequeño y hermoso pueblo donde está el castilloo de La Granja..."
Y en el comienzo del capítulo "Route de Madrid à Bayonne" escribe:
"Dejando Guadarrama, un pequeño pueblo que está a siete leguas de Madrid, se penetra a través de una barrera en las altas montañas por el paso que se llama Puerto de Guadarrama. Se sube por espacio de una legua, y al llegar a la cima, se encuentra un pedestal con un león de piedra que significa la separación de la vieja y la Nueva Castilla.....la carretera del puerto de Guadarrama se cuida periódicamente. Sobre el espacio de dos leguas desciende, y ya que la carretera permanece a menudo cubierta de nieve, está llena de pilares altos para que la reconozcamos..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por J. F. Peyron
Posterior a Peyron, aparece otro francés integrante del Siglo de las Luces, se trata de Jean François de Bourgoing (1748-1811). Descendiente de familia noble, estudia en la escuela militar y en la universidad de Estrasburgo; en 1777 se traslada a España en misión diplomática como secretario de la embajada de Francia en Madrid. Tras diez años en la capital, el gobierno francés lo traslada por Europa en funciones diplomáticas, volviendo a Madrid de 1791 a 1793 como ministro plenipotenciario. De su estancia en nuestro país, el barón de Bourgoing deja escritas las memorias de sus viajes en el libro "Nouveau Voyage en Espagne, ou Tableau de l'état actuel de cette monarchie". Como integrante de la Ilustración francesa, Bourgoing dejó reflejados en su obra todos los aspectos y rasgos de nuestro país (paisajes, costumbres, habitantes, poblaciones, monumentos, carreteras, etc), entre los cuales no podía faltar la Sierra de Guadarrama. En el tomo I y capítulo II, donde describe el recorrido de Vitoria a Segovia, deja escrito:
"...Desde Olmedo se puede ir a Madrid o a Segovia, según se tome la derecha o la izquierda. En el primer caso después de pasar por siete u ocho aldehuelas, se llega a Sanchidrián; en adelante, hasta Madrid, la carretera es magnífica pero la comarca que atraviesa hasta Guadarrama es una de las más agrestes de Europa. Desde la cima de las montañas que separan ambas Castillas se ofrece a nuestros ojos la inmensa llanura de la Nueva y tras un largo descenso llegamos al pueblo de Guadarrama, distante siete leguas de Madrid. Tenemos El Escorial a dos y a siete San Ildefonso, al otro lado de la cordillera que acabamos de transponer..."
En el capítulo III describe San Ildefonso y sus alrededores:
"...A medida que nos acercamos a San Ildefonso, el paisaje va siendo cada vez más risueño. Los arroyos serpentean entre el fresco verdor; hasta se ven asomar algunas lindas casitas por entre los encinares. El grupo que forman el castillo y los edificios adyacentes, al pie de montañas, pedregosas unas y provistas otras de frondoso arbolado hasta la cima, ofrece una perspectiva muy pintoresca..."
Finalmente en el capítulo VI, describe el trayecto de San Ildefonso a El Escorial:
"...Tomemos, por fin, el camino de El Escorial. A tres cuartos de legua de San Ildefonso se atraviesa el Eresma sobre un puente de piedra y se llega a Valsaín, aldea situada en una depresión rodeada por grandes bosques. Pasado Valsaín, siguen dos leguas de penosa ascensión en las elevadas montañas que dividen las Castillas. Dan sombra a la carretera enormes pinos cuya copas se pierden a menudo entre la neblina que surge del fondo de los valles. A medida que el viajero se acerca a la cumbre, el aire va haciéndose más frío y cuando por fin se encuentra a la altura de Siete Picos (que desde San Ildefonso presenta el aspecto de una inmensa muralla almenada), sus ojos descubren, complacidos, otro panorama: el de las extensas llanuras de Castilla la Nueva; y divisan Madrid mucho antes del límite del horizonte. Es otra comarca, otro cielo y otra temperatura. El viajero deja detrás, repentinamente, las nubes amontonadas, y siente gozosa la caricia de la más serena atmósfera. Luego, desciende o, mejor dicho, se precipita desde lo alto de tan magnífico mirador, y al cabo de dos leguas llega al pueblo de Guadarrama, atravesado por la carretera real de Madrid a París. Cruza esa carretera para continuar por el camino de El Escorial, residencia de la corte en las postrimerías del otoño, y llega, por fin, al término de su viaje: el monasterio..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por J.F. Bourgoing
Durante los años 1786 y 1787 realiza un viaje por España el británico Joseph Townsend (1739-1816). Este médico, geólogo y vicario anglicano, realizo un recorrido muy similar al de Peyron (en sentido inverso), con la diferencia que de Barcelona fue a Madrid por Zaragoza, y desde la capital se dirigió a Asturias (obviando el trazado Madrid-Burgos-Vitoria). Dada su formación se interesó por las enfermedades del país, así como por los tipos de terrenos y la vegetación. Por su afición a la geología no podía pasar inadvertida la Sierra de Guadarrama, y de ella dejó constancia en su obra "A Journey through Spain in the years 1786 and 1787", y en el capítulo "de Madrid a Asturias" del tomo I, podemos leer:
"...Después de siete leguas, o diez horas de viaje desde Madrid, comenzamos a ascender la cadena de montañas que separa Castilla la Nueva de Castilla la Vieja, y dos leguas más adelante, una vez cruzado el Puerto de Guadarrama, encontramos una buena venta en la vertiente septentrional de estas montañas graníticas..."
En el volumen II del libro y en el capítulo "De Asturias a El Escorial", hace referencia a San Ildefonso y la Fuenfría, con una refinada descripción de este valle:
"...Esto me proporcionaba tiempo para realizar excursiones, por lo que volví de inmediato a las montañas; pero en vez de tomar el camino que ya conocía, me dirigí hacia el Este por el Guadarrama y crucé el Puerto de Fuenfría, que debe su nombre a la frialdad de sus aguas. Se trata de un paso elevado desde el que se disfruta de una vista deliciosa, aunque cuando aprieta el sol el ascenso hasta él se hace casi insoportable. Al mirar hacia abajo en dirección a Segovia todo el territorio parece tan plano como la superficie de un lago y tan dilatado como el océano; pero cuando desciendes a la llanura ves cómo las montañas se elevan ante ti. Sus profundos barrancos y amenazantes peñas, los pinos que los cubren allá donde este tipo de árbol puede crecer, y los furiosos torrentes que los rasgan, hacen de los alrededores de estas cimas un territorio majestuosamente salvaje..."
Y en el mismo capítulo, donde describe el Monasterio de El Escorial y su situación, podemos leer:
"...El 28 de octubre tomé el camino de regreso hacia Castilla la Nueva con la intención de viajar sin prisas; pero viendo que mi guía se mostraba impaciente por cruzar las montañas antes de la noche, le complací gustosamente. Cuando, a la mañana siguiente, miré hacia atrás y vi las cumbres cubiertas de nieve comprendí la causa de sus prisas. Los caminos que habíamos dejado atrás habían quedado impracticables, mientras que el territorio que se extendía delante nuestra sólo había recibido una suave y refrescante lluvia.....El monasterio de San Lorenzo se asienta en una profunda hondonada situada al pie de las altas montañas que separan las dos Castillas, protegido de todos los vientos, excepto de los que soplan del Sureste, y orientado hacia una dilatada llanura. Las colinas que lo rodean aparecen cubiertas por tupidos bosques, mientras que las montañas que se alzan al Norte están desnudas o cubiertas casi permanentemente de nieve..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por J. Townsend
El escritor e hispanista británico Richard Ford (1796-1858) residió en España de 1830 a 1833, debido a la enfermedad de su mujer, ya que a ella le favorecía nuestro clima, viviendo principalmente en Sevilla y Granada. En este periodo realizó algunos viajes por España, cuyas vivencias dejó escritas en su libro "Handbook for travellers in Spain and Readers at Home", publicado en 1845. Su obra es un tratado de como viajar por España, en la que este apasionado de nuestro país deja reflejado hasta el más mínimo detalle (podemos leer sobre la geografía, como se viaja, el correo, los caballos y vinos españoles, sobre albergues y ladrones, o incluso las corridas de toros), además de lanzar críticas a nuestras costumbres y retraso social. Y como es de suponer, Guadarrama no le pasó inadvertida, pudiendo leer en el capítulo II "Geografía de España, las montañas", lo siguiente:
"...El viajero se engaña muchas veces por el bajo nivel aparente de las montañas nevadas, como el Guadarrama; y es que hay que añadirles la gran elevación de sus bases sobre el nivel del mar. El palacio del Escorial, emplazado en una especie de llano al pie mismo del Guadarrama, está situado a 2.725 pies sobre Valencia; y la residencia veraniega de los reyes en La Granja , en la misma cordillera, está 30 pies más alta que la cima del Vesubio..."
El periodista, traductor y viajero inglés Thomas Roscoe (1791-1871) viaja por España en el año 1835, dejando constancia escrita de ello en su obra "The Tourist in Spain", que se publica en 1837. En este relato cuenta lo maravilloso que le parece el entorno de San Ildefonso; así en el capítulo VII leemos:
"...Partiendo de allí hacia las montañas, en menos de una hora atravesamos el Eresma y llegamos a Balsain, una aldea situada en las profundidades de una frondosa ensenada, donde los reyes de España tenían anteriormente su pabellón de caza. La vista ahora asume un carácter magnífico. Montañas pobladas de pinos sombríos, cubiertas sus laderas más altas de nieve profunda, y levantándose sus numerosos picos hacia el cielo claro, rotas en simas, barrancos y lechos de torrentes, en unos lugares estériles como el océano, en otros llenos de vegetación sombría , extendiéndose a diestro y siniestro, como las almenas de una vasta fortaleza creada por los Titanes......Pero a medida que avanzamos con la sombra de los enormes pinos, se abre el camino hacia arriba entre las rocas, hasta que al fin nos encontramos en la cima, con las llanuras interminables de Castilla la Nueva extendidas como un mapa debajo de nuestra vista..."
El infatigable viajero inglés George Henry Borrow (1803-1881), también conocido en Madrid como "Jorgito el inglés", recorre parte de nuestro país difundiendo el Nuevo Testamento por encargo de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Aficionado a la literatura y filología (no terminó los estudios universitarios), deja la huella de sus recorridos por España en el autobiográfico libro "La Biblia en España", cuya primera traducción a nuestro idioma la realiza Manuel Azaña, y la edita Antonio Jiménez Fraud en Madrid en enero de 1921. Este divulgador de la biblia, escribe su visión de nuestro país en tres tomos, donde deja reflejado su paso por la Sierra de Guadarrama. Así en el tomo I, capítulo XII, leemos la respuesta que le da un barbero que le acompaña durante varias leguas, sobre las montañas que ven durante el trayecto:
"...las que hay frente a Madrid son las montañas de Guadarrama, por un río de este nombre que en ellas nace. La cordillera es muy grande, caballero, y separa los dos reinos; del lado de allá está Castilla la Vieja. Son magníficas estas montañas, y aunque nos mandan muchísimo frío, a mí me agrada contemplarlas, cosa que no es de extrañar, pues he nacido en ellas, aunque ahora, por mis pecados, vivo en un pueblo del llano. No hay en toda España cordillera como ésta, caballero; tiene sus secretos, sus misterios. Muchas cosas singulares se cuentan de esas montañas y de lo que ocultan en sus profundos escondrijos, porque ha de saber usted que la cordillera es muy ancha, y se puede andar por ella días y días sin llegar a término. Muchos se han perdido en ella y no ha vuelto a saberse nada de su paradero. Entre otras rarezas, cuentan que en ciertos sitios hay profundas lagunas habitadas por monstruos, tales como serpientes corpulentas, más largas que un pino, y caballos de agua que a veces salen de allí y cometen mil estropicios..."
Borrow abre un despacho de la Sociedad Bíblica en Madrid, y en 1838 son secuestradas sus publicaciones y posteriormente detenido y encarcelado. Pero volvamos con nuestra protagonista, la Sierra, y en el tomo III, capítulo XLIV, cuenta su paso por el Puerto de Navacerrada, donde el antiguo topónimo de este puerto me ha sorprendido:
"...Subimos a la sierra por el puerto que llaman de Peña Cerrada, a unas tres leguas al Este del de Guadarrama. Es muy poco frecuentado, porque la carretera que une ambas Castillas pasa por Guadarrama. Tiene además muy mala reputación: todos dicen que se halla infestado de ladrones. Acababa de ponerse el sol cuando llegamos a la cumbre, y entramos en un espeso y sombrío pinar que cubre enteramente las montañas por la parte de Castilla la Vieja. La bajada no tardó en hacerse tan rápida y pendiente, que de buen grado nos apeamos de los caballos y los obligamos a ir delante. Cada vez nos hundíamos más en el bosque; los pájaros nocturnos empezaron a graznar, y millones de grillos dejaban oir su penetrante chirrido encima, debajo y alrededor nuestro..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por G. Borrow
El francés Théophile Gautier (1811-1872), poeta romántico, dramaturgo, periodista, fotógrafo y aficionado a viajar, recae por España en 1840 (J. Vías en "Memorias del Guadarrama" sitúa el viaje en 1846), dejándolo reflejado en el libro "Tra los Montes" que se publica en 1843, y que es traducido al español por Enrique de Mesa en 1920. Como la mayoría de los extranjeros que nos visitaron, entra por Irún recorriendo el eje peninsular de N a S hasta Cádiz, y regresando por la costa mediterranea. Gautier deja constancia de ciudades, monumentos, costumbres y elementos típicos españoles (como el abanico y la mantilla), incluso narra una excursión al Mulhacen. El paisaje no le pasó desapercibido, y en el capítulo IX escribe sobre nuestra sierra:
"...El Escorial está colocado a siete u ocho leguas de Madrid, no lejos de Guadarrama, al pie de una cordillera. No hay nada más árido y desolador que el campo que es necesario atravesar para llegar hasta allí. Ni árboles ni casa: sólo grandes cuestas que se enlazan unas con otras; arroyos secos que la presencia de sus puentes indica como lechos de torrentes y más o menos lejos grupos de montañas azules coronadas de nieve o rodeadas de nubes.....En seguida se divisa, recortándose en el fondo nebuloso de las montañas, El Escorial, ese Leviatán de la arquitectura..."
Ver mapa con el trayecto del viaje realizado por T. Gautier
Como poeta representante del romanticismo francés, Gautier escribe unos versos dedicados a las Lagunas de Peñalara. Sin embargo, Constancio B. de Quirós en su libro "Guadarrama" dice que no llegó a verlas, inspirándose en lo que le contó sobre ellas un compañero de viaje. Por otro lado Julio Vías, en "Memorias del Guadarrama", teoriza sobre la anterior existencia de un poema similar, dando a entender que los versos de Gautier no fuesen creados íntegramente por él. Viese o no las lagunas, y fuesen o no suyos los versos, dejamos aquí parte del poema de Gautier "Les yeux bleus de la montagne", traducido para el nº 3 de la revista Peñalara por Enrique de la Vega:
"...Estas limpias cuencas, cuando copian la pura luz del día en su líquida y diáfana llanura, tienen claridad húmeda, cual la de la pupila; y son ojos azules, de mirada tranquila, con los que ven y admiran á Dios estas montañas forjando un sol radiante dentro de sus entrañas."
William George Clark (1821-1878), inglés, filólogo y traductor, viajó a España en el verano de 1849, publicándose en 1850 la 1ª edición de su libro de viaje con el título "Gazpacho: or, Summer Months in Spain". Clark realizó un viaje de turismo, sin ninguna misión concreta; conocedor de sus predecesores, se limito a reflejar sus impresiones personales, huyendo de las descripciones rigurosas. A diferencia de la mayoría, entro de Burgos a Madrid por el Puerto de Somosierra, como leemos en el capítulo IV:
"...A la mañana siguiente cuando amaneció estábamos subiendo las faldas de la Somo Sierra, el paso que conduce a Madrid a través de la cadena de Guadarrama; salí y caminé algunas millas por delante de la diligencia respirando grandes tragos de aire penetrante, y acumular el suficiente apetito para el desayuno, que nos pareció preparado para nosotros en una venta de la montaña..."
Y deja reflejado, a su entender, el origen del topónimo de Guadarrama en el capítulo IX:
"...En Nava Cerada nuestro camino giró a la derecha. Desde allí a El Escorial hay cuatro leguas cortas o tres más largas (los españoles son tan laxos en su medición como los escoceses). En un extenso campo cerca del pueblo de Guadarrama vimos varias plantas con bueyes sin bozal pisando el maíz en un estilo verdaderamente oriental. Este Guadarrama fue probablemente en la época árabe un lugar de mayor importancia , al menos relativamente a la actual, y por lo que dio nombre a toda Sierra. La palabra significa "noble valle" (como Ab-ram significa noble padre) describiendo la localidad. Llegamos a nuestro destino cuando el sol enrojecía las cumbres rocosas más altas de las montañas..."
El poeta y diplomático sueco Carl Snoilsky (1841-1903), miembro de la Academia Sueca y bibliotecario de la Biblioteca Nacional Sueca, viaja a Madrid en 1865 (a finales del reinado de Isabel II) en funciones diplomáticas. Durante su estancia en la capital escribió varios poemas, uno de los cuales lo dedicó a Guadarrama, siendo traducido y publicado por Antonio de Zayas en 1905 en el libro "Noches Blancas". La revista Peñalara lo incluyó en el nº 2 de noviembre de 1913, donde dicen algunos de sus versos:
"Desnudos montes de matiz sombrio, Valles umbral del desolante yermo, Adormideras rojas en el río Seco cual boca de febril enfermo;
Cielo azul en monótona bonanza, Verdugo á veces de la espiga rubia, Aire estéril que aleja la esperanza Consoladora de la fértil lluvia;..."
Termino este repaso a los viajeros extranjeros con el estadounidense John Dos Passos (1896-1970). Viajero y trotamundos inagotable, licenciado en Artes por Harvard, periodista, novelista, y alistado voluntario de conductor de ambulancias en la 1ª Guerra Mundial, donde hace amistad con Ernest Hemingway. Al final de la contienda regresa a España, donde había estado antes, distanciándose de las doctrinas socialistas/comunistas al conocer la muerte de su amigo, el traductor José Robles a manos de agentes soviéticos, lo que también provoca la ruptura de la amistad con Hemingway. En 1966 Dos Passos publica el libro "Años Inolvidables", donde, entre otras cosas, escribe sobre sus sentimientos hacia la Sierra de Guadarrama.
Cuenta Dos Passos en el libro como se relacionó con Juan Ramón Jiménez y Valle Incán, y como le llevó a escalar en la Sierra de Guadarrama Carlos Posada, de la que dejó escrito "...se convirtió inmediatamente en mi cordillera favorita...". Se hace amigo de José Giner (sobrino de Francisco Giner) y otros Institucionistas, y frecuenta con ellos la sierra los domingos, contándonos lo siguiente: "...Los domingos nos levantábamos pronto para coger a las seis y media el tren de la Sierra. Me había incorporado a un grupo muy unido de montañeros..."
Y en una carta a su amigo Arthur, podemos leer sobre la sierra:
"...Mi mayor alegría -le escribí a Arthur- es la sierra de Guadarrama, la larga cordillera de montañas pardas hacia el norte y el oeste. El sol se pone del otro lado con deslumbrante gloria. Nunca he visto crepúsculos parecidos....Todos los domingos, en compañía de un perfecto caballero español y del todo Madrid, equipado con atuendo alpino, mochila y todo el resto, me traslado allí y me dedico a escalar. Los paisajes más maravillosos surgen por todas partes. Desde la cumbre se ven las llanuras de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva.....La nieve de los picos toma formas extraordinarias de plumas y cuchillos debido al viento; y cuando el cielo es de un azul intensísimo y las rocas bordeadas de nieve brillan al sol, y cuando se puede ver desde Segovia hasta Toledo...¿como extrañarse de que la musa enmudezca?..."
Continuará.....
BIBLIOGRAFÍA
"Relación que hizo de su viaje por España la señora condesa D'Aulnoy en 1679", primera versión en castellano. 1891 Madrid (Archivo Biblioteca Virtual de Madrid).
"Introducción a la historia natural, y a la geografía física de España", William Bowles. Segunda edición corregida, 1782 Madrid (Archivo Biblioteca Nacional).
"Travels Through Portugal and Spain, in 1772 and 1773", Richard Twiss. London 1775 (Archivo Biblioteca Nacional).
"Travels Through Spain, in the years 1775 and 1776", Henry Swinburne. 2ª edición, vol. II, London 1787 (Archivo biblioteca Virtual de Andalucía).
"Nouveau Voyage en Espagne fait en 1777 et 1778", Jean François Peyron. Tomo II, segunda edición London 1782 (Archivo Biblioteca digital de la Comunidad de Madrid).
"Nouveau Voyage en Espagne, ou Tableau de l'état actuel de cette monarchie", Tomo I, Jean François Bourgoing. 1ª edición, París 1789 (Archivo Biblioteca Nacional; versión traducida en biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"A Journey through Spain in the years 1786 and 1787", Joseph Townsend. London 1792 (Archivo Biblioteca Virtual de Madrid; versión traducida en biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"Cosas de España", Richard Ford. London, 5ª edición 1878 (Archivo Biblioteca Nacional; versión traducida en biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"The Tourist in Spain", Thomas Roscoe. London 1837 (Archivo Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico: Museo del Romanticismo).
"La Biblia en España", George H. Borrow. London ed. 1843 (Archivo Biblioteca Virtual de Andalucía; traducida al castellano por Manuel Azaña en Madrid 1921, versión traducida en Biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
"Tra los Montes", Théophile Gautier. París Novena ed. 1850 (Archivo Biblioteca Nacional; traducido por Enrique de Mesa en 1920 en Biblioteca digital Bocos, con licencia Creative Conmons 3.0 BY NC).
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"Por la Sierra de Guadarrama", Cayetano Enriquez de Salamanca 1981. Ed Aro Artes Gráficas S.A.
"Los Pasos Históricos de la Sierra de Guadarrama", Leonardo Fernández Troyano. 1ª ed. Paraninfo 1990. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Archivo biblioteca de la R.S.E.A.P.).
"El gran 'Tour Inglés' a su paso por El Escorial", Agustín M. Peláez (Granada); en "Literatura e imagen en El Escorial", actas del Simposium (1/4-IX-1996). Dialnet.
"Memorias del Guadarrama", Julio Vías 2002. Ed La Librería.
"Peñalara" Revista ilustrada de alpinismo. Facsímil, Tomo I, nº 1-12 (1913-1914). Edita R.S.E.A.P. y CAM (2002).
"Un corpus de siete relatos de viajeros franceses a España" en "Representaciones de la mujer española en el imaginario francés del siglo XVIII", Inmaculada Tamarit Vallés 2003, departamento de filología francesa e italiana de la Universidad de Valencia.
"Años Inolvidables", John Dos Passos. 3ª edición Barcelona 2006, Ed. Seix Barral.
© Texto de Rafael Rodríguez