Esta bella crónica de un recorrido por Madrid en tres días, efectuada en forma de poema, es una colaboración recibida de una ciudadana viajera. Isabel me prometió hace tiempo una colaboración y ella nunca falta a su palabra. Nos relata un recorrido por los lugares más emblemáticos de Madrid. Por cierto, las fotos reflejadas también son de su propiedad. Muchas gracias, querida Isabel. Podéis visitar su blog pulsando aquí.
El talón se me tiñe de uvas nuevas
con reloj de las doce campanadas
en dieciochesca Casa de Correos
nuestro testigo en la ciudad hispana.
Madrid. Desde el llamado Punto Cero
iniciamos camino por la Plaza:
la estatua ecuestre Rey Carlos Tercero
y el oso y el madroño, hermosa talla,
emblema de ciudad de madrileños.
Calle Mayor nos lleva a las entrañas
y las nubes otean, centinela,
en su centro otra estatua afortunada:
Rey Felipe Tercero cabalgando.
Observo en centro de edificio, Casa
Panadería, escudo de los Reyes.
Miro enfrente: otra Casa, la pintada,
construida en época barroca o de oro,
con soportales en la planta baja,
y me encuentro con Arco Cuchilleros,
la más famosa de las nueve entradas.
Por la tarde pudimos contemplar
a cuatro plazas medievales: Paja,
Alamillo, Cruz Verde y de la Villa.
En el segundo día la jornada
en Alcalá, sonrientes, comenzamos:
primero Real Casa de la Aduana,
el Casino del juego y la Academia.
Con la cúpula negra, de pizarra,
edificio Metrópolis, me encuentro.
Cibeles por amantes abrazada,
cuatro palacios en las cuatro esquinas:
Buenavista, Linares y de España
el banquero y Palacio de Cibeles.
¡La Diosa de la Tierra castellana!
Por el camino ví famosa Puerta
Alcalá por poetas alabada.¡Independencia! Por la Puerta entramos
al Parque del Retiro campechanas
por conocer y contemplar el lago.
Las figuras de todos los monarcas
en Paseo de Estatuas pude ver.
Y pude contemplar desde Atalaya
el lugar de descanso de los Reyes.
Palacio de Velázquez: en alada
cuna de exposiciones nos quedamos.
Ví fuente, la Alcachofa capitana
sostenida por cuatro querubines,
cúpula del Palacio reflejada
en el más bello lago del Retiro,
un ángel, el caído, fuente urbana
memoria al diablo en una fría fuente,
y ví con estos ojos la antesala
del camino de Rosas: Rosaleda.
Salimos por Atocha con las almas
rojas, sedientas. Las hambrientas de arte
por tres pinacotecas renombradas.
Tropiezo con Neptuno cabalgando
en los mares, su concha y su gran arma
con las cuatro estaciones, con Apolo.
Veo leones por la escalinata
al regresar al Punto de salida.
Al tercer día en capital de España
rumbo por Catedral de la Almudena:
dos torres laterales en fachada
y doce tallas en la doble cúpula.
El centinela Sierra Guadarrama
mira magnífico Palacio Real
y se asoma por amplia balconada
solo por ver la Plaza, la de Oriente
feliz con su Teatro y sus palabras.
Por el camino oteo, centinela
la Torre que nos guiara a Plaza España:
en el centro me topo con gran fuente
a Miguel de Cervantes dedicada
y el primer rascacielos de Madrid.
Asentado en la cumbre de montaña,
Príncipe Pío, vemos Templo Debod
y Parque del Oeste: una ventana
verde para el paseo y el descanso.
Todo el mérito de este bello relato recae en Isabel. A mí solo me queda decir, gracias y... salud, ciudadanos viajeros.