Revista Salud y Bienestar
Me he despertado hoy con dos noticias que, como mínimo, estoy segura de que sembrarán la polémica. Y como yo soy muy de ayudar a crearla, os las dejo aquí para ver qué opináis vosotros.
La primera, seguro que la mayoría la conocéis, es que a partir de mañana 1 de enero, entra en vigor la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados, como modificación a la Ley Antitabaco del 2006. Personalmente, creo que cuántos menos lugares en los que fumar, mejor; algunos dirán que soy egoísta porque no soy fumadora, pero se equivocan... no pienso sólo en mí, sino en los demás: tanto en los no-fumadores que quieren seguir siéndolo (y no terminar con los pulmones llenos de humo de otros), sino en los propios fumadores que espero que así, poco a poco, se vayan concienciando de lo nefasto de este hábito. Sí, fumar es malo, fumar mata, a ver si os entra ya en la cabeza!!
Ahora bien, entiendo la indignación de muchos restauradores, hoteleros y demás. No por las posibles pérdidas que dicen tendrán (sinceramente, ¿acaso los fumadores van a quedarse encerrados en su casa para poder fumar?) sino porque hace un par de años tuvieron que hacer una importante inversión para adecuar sus locales a una nueva Ley que les obligó a poner separaciones, modificar algunos metros cuadrados, etc. Y es normal que se indignen, porque el Estado ya tenía en mente entonces hacer después una prohibición global, así que me parece lamentable que obligaran a este gente a desembolsar importantes cantidades que ahora no sirven de nada.
Pero dejemos el conocido del tema del tabaco, para hablaros de otro tema que quizás no conozcáis todavía. Y es que en Finlandia, está prevista una propuesta de Ley para el próximo febrero donde se solicitará que, excepto negativa expresa, todo el mundo sea donante de órganos por obligación a partir de agosto.
Como sabéis, en la mayoría de países la cosa funciona al revés... uno no es donante a menos que lo deje indicado en vida (bien a través de un carnet, bien a través de un testamento o expresión de su voluntad a algún familiar) pero, aún así, esto no es un contrato cerrado: si los familiares, una vez fallecido, no quieren que los órganos sean donados, de nada sirve el deseo del fallecido. Por eso, y para cambiar las penosas cifras de donación que hay en Finlandia (y en muchos países), se pretende crear una situación inversa: cualquier fallecido será donante de órganos, excepto que haya una petición expresa por escrito indicando lo contrario.
Y una vez más, me posiciono a favor. Entiendo que haya gente que por sus creencias, por desconocimiento o por lo que sea no quiera donar sus órganos; no lo comprendo, porque me parece una actitud absurda, pero lo entiendo. Pero más allá de esto, más allá de que dar tus órganos una vez muerto pueda suponer un problema existencial mientras estás vivo... ¿qué problema hay? ¿Para qué quieres los órganos? Es más, ¿es que estas personas no aceptarían un órgano si lo necesitaran? ¿en que sus órganos valen más que los de otras personas?
Ya veremos que sale de todo esto pero, por mi parte, aplaudo las dos iniciativas. Y a propósito de la segunda (porque de la primera ya os pregunté) os dejo la primera encuesta del año.