Una de las afecciones más recurrentes en los varones es la prostatitis, una inflamación de la próstata que suele manifestarse en forma de dolor en el área genital y zonas aledañas. Existen cuatro clases de prostatitis, tres de las cuales son causadas por bacterias. Aún así en la mayoría de los casos, se desconocen las causas exactas que la provocan. Generalmente se produce como consecuencia de infecciones de la uretra no curadas o mal curadas. En algunas ocasiones, los gérmenes y microbios llegan a la glándula prostática por vía sanguínea. En general se produce en adultos jóvenes. Sus síntomas, en la fase aguda, consisten en dolores, secreciones blancoamarillentas de la uretra, retención de la orina y fiebre; la consistencia de la próstata endurece, aumenta de tamaño y pierde movilidad. Cuando la enfermedad avanza, los síntomas, aunque persisten, disminuyen en intensidad. El masaje prostático (que no debe hacerse nunca en la fase aguda) deja ver una abundante secreción por el meato uretral, rica en bacterias y leucocitos.
Desde la medicina natural, el uso del polen en enfermedades prostáticas, según informan los especialistas, ha reportado resultados estimulantes sobre todo en las primeras fases del desarrollo patológico. El polen es un polvo diminuto muy fino de color amarillo, extraído de las flores por las abejas obreras. Es el energetizante más conocido, alimento y elemento terapéutico de tipo natural de gran potencia. Entre los elementos que lo conforman están las vitaminas A, B, C, D, E y K, minerales, carbohidratos, lecitina y aminoácidos; potasio, magnesio, silicio, fósforo, enzimas y caroteno.
En la actualidad se sabe que no existen riesgos en su utilización, lo cual ha sido dado a conocer en el mundo entero.