Tenía bastante olvidada esta sección del blog para que otra gente pudiese publicar sus textos. Hace unos días me escribió un psicólogo mallorquín que vive en Barcelona, interesado en publicar así que decidí que estaba bien recuperarlo. El texto es bastante entretenido, aquí os dejo el link a su web.
Sales del trabajo. Hoy ha sido un día duro, de esos que sólo te dan ganas de llegar a casa, tirarte en el sofá, taparte con la manta y ponerte tu serie favorita del momento. Una vez metid@ en el metro, sacas tu móvil (hace un par de horas que no lo miras), lo has rebuscado pensando que quizás te lo has dejado por alguna mesa en el trabajo, pero no, lo acabas encontrando, ¡menos mal! Lo miras para ver si te han llamado o algo, y encuentras dos llamadas de tu madre, un sms de vodafone y... ¡458 mensajes de 7 contactos diferentes! ¿¡La gente no tiene nada que hacer o qué!?
No negaremos que una pequeña parte de ti, ese ínfimo resquicio megalomaniaco que tod@s tenemos, se alegra por tal abundante y aparente actividad social, pero cuando ves que de esos 458 mensajes, sólo 4 son de un amig@ pidiéndote si puedes quedar mañana para hacer un café, 8 de tu madre pidiéndote dónde estás y el resto son de grupos varios, entra en juego toda una maraña de posibilidades de qué hacer con esos mensajes.
Puedes, directamente, pasar de los grupos. Coger tus cascos, disfrutar del trayecto, y ya en casa leerás, si te apetece, qué se ha estado cociendo en tu Whatsapp mientras currabas. Si te necesitan para algo importante ya te llamarán. Pero entonces te acuerdas de esa quedada que te perdiste porque no leíste los 236 mensajes de tu grupo "L@s mejores de la uni", en el cual entre foto y foto y de la conversación sobre aquel profe que se casó con una alumna, alguien dijo de quedar ese fin de semana. ¡Y aún te acusaron de que pasabas del grupo! Así que abres otra vez el Whatsapp, y miras los 5 grupos con mensajes pendientes. ¿Por cuál empezar?
Siempre se ha dicho que las personas somos seres sociales, necesitamos estar con los demás para estar bien, nos encanta (a ratos) hablar, conversar, pasear juntos, irnos a parques llenos de gente, bares y discotecas a reventar sin que nos importe o sólo notar alguien al otro lado del sofá. Whatsapp a veces es como un gran bar virtual en el que hablamos y hablamos, pero sin el componente físico, un ingrediente muchas veces básico para una correcta comunicación. Si en la mesa de un bar, rodeada de barullo, no nos acercamos un poco para escuchar al que habla del grupo, no nos enteraremos de nada. Estamos capacitados para atender plenamente a una persona, atender a un locutor y a recibir un mensaje. Si uno me habla y otro me enseña una foto, ¿a quién atiendo? En Whatsapp pasa eso, pero multiplicado por grupos y grupos. Grupos en los cuales a veces se están hablando de tres temas diferentes y seguir el hilo es tarea de guionistas de "Lost".Y esto nos puede crear ansiedad.
Nos enfrentamos a una cantidad de información superior a lo que podemos atender, por lo que debemos tener filtros de selección de la información. Priorizar aquellos grupos más importantes (un mensaje en el grupo profesional de trabajo será seguramente más importante que los del grupo ese que tenéis sin aquel amigo pesado de turno), dejar para lo último o directamente sin leer aquellos grupos en los que el 99,9 % de mensajes son chorradas y bromas (aunque las bromas referentes a la peli de 50 sombras de Grey tengan su gracia) Los grupos de familiares a veces se pueden hacer muy cansinos, comentando la foto de aquella hija de la prima segunda de tu padre que sólo viste en la comunión de un primo tuyo de Toledo cuando tenías 8 años (y ahora tienes 32). Entra si te apetece, pero no te lo tomes como una obligación, el teléfono aún es la primera elección para comunicarse con familiares más allegados, tu madre se alegrará de oír tu voz, no te preocupes de perderte una mala noticia (siempre llegan), y que tu abuelo sepa usar el Whatsapp puede ser muy molón para ti, pero para él y su vista es un esfuerzo enorme. Y escápate de los típicos grupos que en lugar de ser sus miembros nombres conocidos son números de teléfono de vete-a-saber-quien para montar fiestas que ni te van ni te vienen, de cenas con gente a la que no ves hace siglos o del típico grupo que antes tod@s erais amig@s, ahora no, pero te da pena irte por no traicionar a los viejos tiempos. ¡Ah! Y aprender a leer en diagonal te va a ahorrar mucho tiempo ;)
Whatsapp es una herramienta muy buena, ha mejorado mucho nuestra comunicación y, en cierto modo, nos ha "acercado" más. No nos lo tomemos como un trabajo a hacer, algo que hay que revisar periódicamente, no nos pasemos minutos y minutos leyendo "jajajas", y usémoslo como tal, una simple herramienta de comunicación.