Cuando se analizan los proyectos que plasmaría Podemos de llegar al poder, y los últimos sondeos colocan al pequeño Pablo Iglesias como el político más deseado para presidente del Gobierno, lo que se le ocurre a quien haya vivido bajo alguna dictadura es exclamar ¡No!, ¡No!, ¡No!
Si usted escribe en Youtube “Pablo Iglesias+Venezuela+Chávez” descubrirá decenas de vídeos en los que propone como modelo para España el régimen venezolano, un estado que ha derivado en policial y crecientemente empobrecido.
Que arruine el país no es lo peor; es mucho más siniestro que consiga convertir a los que Podemos llama patriotas, sus muchos fanáticos que le siguen y llenan las redes sociales, en delatores y confidentes de la policía secreta que anunció que creará para vigilar evasores de impuestos.
Una maquinaria político-policial de agentes anónimos que denunciarán a los supuestos evasores puede parecernos estupenda, y hasta progresista.
Pero así se crea un monstruo manejado por burócratas pagados por su fidelidad al líder. Buscarán más “delitos”. Se ensañarán con los disidentes, a los que eliminarán unos “delincuentes comunes” en cualquier esquina.
Así empezaron las represalias izquierdistas y derechistas que concluyeron en guerra civil y dictadura franquista. El cronista vio actuar esas máquinas infernales “en defensa de los oprimidos” como dice Podemos, también en Cuba y donde fue corresponsal, la R.P. China.
Mientras Iglesias y los suyos prometen que crearán una España socialdemócrata estilo danés, libre, abierta y plural, su anuncio de establecer una policía secreta para evasores muestra el carácter propio de los fascistas y comunistas más peligrosos.
Una democracia sólo necesita funcionarios suficientes y eficientes de Hacienda, y ciudadanos cumplidores.
Podemos traería una horrible dictadura que debe denunciarse vehementemente, vistos los sondeos: estos chavistas-neofalangistas, además de ruinosos, son peores que Franco en el tardofranquismo.
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SALAS