Revista Comunicación
INCENDIES
data: http://www.imdb.com/title/tt1255953
En un reportaje, Denis Villeneuve, director de “Incendies” dio una acertadísima definición de la obra teatral del libanés Wajdi Mouawad en la que se basó su filme: una mezcla de policial y tragedia griega.
De la tragedia griega, remite a las evocaciones de una búsqueda de alguien que desconoce quién es y de cuáles son sus orígenes. También, de la proporción cósmica de la desgracia sobre la que pivotea la obra, de la burla con la que los Dioses mueven sus hilos. El policial está en la base de la trama: dos jóvenes hermanos, que viven en Canadá, se ven sorprendidos por el mandato de su madre (recientemente fallecida) quien en su testamento les pide buscar, en el país de Medio Oriente natal en el que nació, a un padre y a un hermano que desconocían que existieran, con el objeto de entregar sendas cartas póstumas.
Los hermanos presentan posturas completamente disímiles ante el encargo: el hijo, opta por ignorar todo, no dar lugar a los deseos de la fallecida, vivir la vida sin conocer el pasado; la hija viaja al país de su madre (con todas las trazas del Líbano natal de Mouawad, aunque no se identifique) para armar la juventud de una mujer desconocida. A medida que vaya tirando del hilo, más y más datos irán apareciendo. Y, en un momento, los caminos de los hermanos se juntan, para conocer una verdad, tan sorprendente como dolorosa.
El Destino (así con mayúsculas) parece tener una entidad independiente de sus actores y no se permite indiferencias. Tarde o temprano, los hermanos deberán encontrarse con su pasado. Asumir las consecuencias del mismo es, cómo lo sugieren las palabras finales de la madre, un acto propio; enfrentarse, una decisión del Universo.
Cabe llamar la atención que la mezcla de géneros (el policial; la tragedia griega) ayuda a darle credibilidad a la cadena de improbables coincidencias en la que se sostiene la historia. Aceptamos como verosímil lo sucedido, porque el contexto de la obra es teatralmente trágico. Y percibimos en ese trazo, no un brochazo torpe de telenovelón de la tarde, sino un rasgo de estilo. Que “Incendies” nos recuerde a “Edipo Rey” no es una evocación arbitraria. Que lo recuerde, da credibilidad a los idas y vueltas de la historia.
Vale apartarse de las bondades de la estructura para reflexionar en la idea central del tema de Medio Oriente: romper la cadena de la ira. Sólo un tremendo acto de amor, puede desmontar la macabra secuencia de acción y reacción que genera el odio. La violencia como respuesta a la violencia como respuesta a la violencia, en sucesiones de largo aliento. Entre las calles de un país destruido, hay muchos que siguen alimentando la cadena del odio. Pero hay un momento que alguien debe responder con perdón, a la agresión; responder con amor, al odio. Y celebrar que no hay nada mejor que estar juntos.
Es el principal aporte, más allá de los hallazgos estilísticos, de este muy buen filme.