Los pasados 26, 27, y 28 de septiembre se celebró la denominada "fiesta del cine", que por el precio de 2€ por película pretende acercar a los espectadores a las salas, cada vez más vacías debido en parte a la actual crisis económica y al precio de las entradas, que crece a un ritmo desorbitado. En una sesión maratoniana pude disfrutar (y sufrir en algún caso) de cuatro títulos bien diferenciados en temática y estilo, acerca de los cuales trasnmitiré mis breves impresiones a continuación.
No habrá paz para los malvados: El director y guionista Enrique Urbizu (La caja 507) consigue una propuesta rompedora dentro del cine español al huir de los topicazos característicos y enmarcar su nueva película dentro de las convenciones del thriller policíaco. Con un ritmo pausado y un estilo sobrio heredero de la premiada No es país para viejos de los hermanos Coen, acompañaremos al policía Santos Trinidad en una complicada investigación desarrollada en un ambiente tan particular y bien aprovechado como es el Madrid actual, con bandas de narcotraficantes colombianos, clubes nocturnos, y peligrosas células yihadistas. El reparto hace lo que puede por resultar convincente, pero todos quedan ensombrecidos ante la presencia de José Coronado, actor que compone con pequeños gestos y breves frases un personaje tan intrincado e interesante como es el antihéroe Santos Trinidad. Eso sí, tal vez unos minutos menos de metraje habrían favorecido el ritmo de No habrá paz para los malvados, a la altura de la Celda 211 que ya nos sorprendió en 2009.
Arrietty y el mundo de los diminutos: Por fin ha llegado a nuestras salas la nueva obra del prestigioso Estudio Ghibli, los genios de la animación japonesa responsables de La Princesa Mononoke y El viaje de Chihiro, entre muchas otras. De la dirección se encarga el debutante Hiromasa Yonebayashi, mientras que Hayao Miyazaki queda relegado a labores de producción y a la escritura del guión, basado en la novela The Borrowers (que ya contó con una versión cinematográfica protagonizada por John Goodman). Por suerte, no sucede lo mismo que con la infumable Los cuentos de Terramar y en Arrietty el sello de Miyazaki y su estudio está presente a lo largo de toda la película: los espectadores disfrutaremos del encuentro de dos personajes pertenecientes a mundos opuestos, de una asombrosa animación tradicional cuidada hasta en los detalles más pequeños, de un retrato preciosista de la naturaleza, y de una prodigiosa banda sonora con tintes celtas. Tal vez lo que aleje Arrietty de las obras cumbres de Miyazaki sea la ausencia de más conflicto en el tramo central, pero sí comparte con ellas la carga dramática que soportan los personajes.
La cara oculta: Coproducción hispano-colombiana que gira en torno a los celos generados por el triángulo amoroso que forman los protagonistas, lo cual da pie a una trama de intriga que intenta utilizar sin éxito recursos propios del cine de Hitchcock para caer en sustos y resoluciones ridículas. A pesar de un apartado técnico vistoso, la trama pierde fuerza según pasan los minutos y crecen los topicazos, a lo que contribuyen las pobres interpretaciones del reparto, especialmente la de Clara Lago, que da vergüenza ajena con su falsísima forma de hablar y gestos forzados. Insufrible. La habitación del pánico de David Fincher transmite mucha más angustia y retrata mejor a los personajes.
La Deuda: Thriller de espionaje centrado en un grupo de agentes del Mossad que deben capturar a un criminal nazi en el Berlín Oriental de 1965. Sin embargo, la misión no va como debería, y lo que sucede a continuación dará lugar a fantasmas del pasado que afectarán a los protagonistas años después. El tándem de guionistas formado por Matthew Vaughn y Jane Goldman (X-Men: First Class) se aleja de su registro habitual en esta intriga de espías pre-Bourne que dirige con corrección el británico John Madden (Shakespeare in Love). El reparto está encabezado por la solvente actriz del momento, Jessica Chastain (El árbol de la vida), un sobrio Sam Worthington (Avatar) lejos de sus papeles de héroe de acción, y los veteranos Helen Mirren y Tom Wilkinson en pequeños roles. La ambientación y la música de Thomas Newman acompañan el fluido primer tramo de la película, con un interesante retrato de las motivaciones de los tres protagonistas, sus relaciones y sentimientos encontrados; si bien la parte final rompe con la dinámica anterior y ofrece un desenlace un tanto precipitado.
En resumen, una película sonrojante (La cara oculta), una entretenida historia de espías a la vieja usanza (La deuda), una cautivadora obra de animación (Arrietty y el mundo de los diminutos), y un recomendable y rompedor thriller policíaco (No habrá paz para los malvados), y todo ello por el precio habitual de una sola entrada.