política (CON MINUSCULAS)

Hondamente preocupado por los problemas de los ciudadanos, el Sr. Iglesias pide, a los componentes de su grupo parlamentario, no consumir productos de la marca “Coca Cola”, como boicot por la violación de derechos a los trabajadores.

En primer lugar, no parece que la medida, más allá de lo anecdótico y amarillista, pueda encaminarse a contribuir en las posibles soluciones al conflicto de la empresa en cuestión, y menos beneficiar al resto de la clase trabajadora en general. Tengo la seguridad de que los derechos de ningún empleado se violan, porque tanto los sindicatos como los propios interesados, disponen de los medios para que los tribunales actúen con la imparcialidad de la que siempre han hecho gala. Otra cosa diferente es que la multinacional establezca políticas incómodas, que no ilegales, en ciertos aspectos, provocando una reacción natural que está lejos de conculcar derechos adquiridos de nadie, pero que despiertan esa honda preocupación que demuestra continuamente el líder morado, cargando sobre sus hombros, el peso de tamaña responsabilidad.

De todos modos, como suele suceder en el pseudoprogresismo militante, las medidas no afectan a todos por igual, y el Sr. Espinar fue “cazado” no con una, sino con dos botellas de Coca Cola en el almuerzo que hizo en el Senado. La respuesta fue tan fácil como falsa: “No hay bebidas de otras empresas”. Les faltó tiempo a los medios para demostrar la mendacidad del senador “black”, a la vez que ponen de manifiesto una vez más, la superficialidad con la que se tratan ciertos asuntos en las formaciones emergentes, tanto como la descoordinación entre sus propios dirigentes. Podríamos hacer extensivo el motivo del boicot a los bombardeos de Siria, aunque esos, según el Sr. Iglesias, son responsabilidad del Partido Popular.