Lo siento, pero no.
Estoy cansado del ritmo que marcan tus palabras de guerra
que confunden paz con venganza, indignación con odio,
patria con egoísmo.
No celebrarás conmigo
un homenaje a la mentira,
al engaño
y a la muerte.
Conozco de sobra el golpeteo del veneno
que se destila de tus actos
maquillado como primaveras
en las que sólo florecen
los huesos de la muerte
Lo siento, pero no.
No entiendo más de aquella locura de extremos
en las que el otro es el enemigo,
en la que pensar distinto es ser odiado,
en la que pensar se ha convertido en un pecado.
Porque en mi vida,
mucha o poca,
pobre o rica,
no mandará el miedo.
Que mi vida está hecha
de esperas y esperanzas.