El profesor Roberto Luis Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, publica en el último número de Revista de Libros (julio, 2015) un denso artículo titulado "Fuerzas emergentes y fuerzas tradicionales en la democracia española", analizando el juego partidista en la política española desde las primeras elecciones democráticas, en 1977, tras la desaparición del franquismo, hasta las locales y autonómicas del pasado mes de mayo. Las primeras elecciones celebradas en España tras la caída del franquismo, dice al comienzo de su artículo, arrojaron un esquema partidista susceptible de describirse con relativa concisión: los votantes se dividieron casi a partes iguales entre la izquierda y la derecha, que obtuvieron prácticamente el mismo número de sufragios, aunque por efecto de las distorsiones del sistema electoral, el reparto de escaños benefició claramente a la primera: con el 35% de los votos, que le valieron 165 escaños, UCD venció, sin alcanzar, en todo caso, la mayoría absoluta en el Congreso; el PSOE logró reunir algo más del 29% y 118 representantes, a los que pronto se sumaron los seis obtenidos por el Partido Socialista Popular; el PCE consiguió veinte escaños, con algo más del 9% de los votos; y AP, dieciséis puestos en la cámara, con un porcentaje un poco superior al 8% de los votos. El reparto se cerró con los escaños obtenidos por el nacionalismo vasco (ocho el PNV y uno Euskadiko Ezquerra) y el nacionalismo catalán: once el Pacto Democrático por Cataluña y uno Esquerra Republicana. Con este panorama, el sistema de partidos acabaría vertebrándose en la fase inicial de nuestro proceso democrático sobre la base de las seis fuerzas que, por más que con tamaño electoral y parlamentario muy distinto, fueron claves en el debate político que condujo a la aprobación de la Constitución: UCD, PSOE, PCE, AP, PDC y PNV. Aunque la correlación entre ellas se mantuvo sin variaciones destacables en las elecciones de 1979, la situación experimentó muy pronto, sin embargo, un cambio sustancial que, debido a dos fenómenos sucedidos de forma casi paralela, acabó teniendo plasmación en las elecciones de 1982. En ellas se produjo, por un lado, la debacle de UCD, que, como partido de gobierno, hubo de soportar durísimos conflictos internos, finalmente traducidos en su hundimiento electoral: de 168 escaños en el Congreso UCD pasó a obtener tan sólo once, en lo que constituyó un paso previo para su definitiva desaparición como partido. Pero en 1982 tuvo lugar, por otro lado, la crisis del PCE, derivada en gran medida de las luchas fraccionales nacidas de su posición subordinada respecto del Partido Socialista, pero también de la absoluta imposibilidad de los comunistas para hacer frente al vendaval del voto útil que, en beneficio del PSOE, subsiguió al frustrado golpe de Estado del 23 de febrero: el PCE vio reducida drásticamente su representación al pasar de veintitrés a tan solo cuatro escaños, mientras que el PSOE obtenía una victoria impresionante, avanzando de 121 a 202. El PP, por su parte, se apoderaba de una buena parte del antiguo electorado de UCD y pasaba en las elecciones de 1982 de nueve escaños a un total de 107. Esos comicios marcaron, pues, el inicio de un profundo proceso de recomposición del sistema de partidos español nacido en 1977 y dieron lugar, por tanto, a la configuración de los grandes ejes del que habría de estar vigente desde entonces hasta la aparición de los partidos emergentes de los cuales se tratará aquí. A partir de aquí, a lo largo de una treintena de páginas repartidas en siete apartados que llevan los sugestivos títulos de: 1. Introducción: Las imperfecciones de nuestro bipartidismo imperfecto. 2. A río revuelto ganancia de pescadores. 3. Podemos entra en escena. 4. La casta y la imagen social de la política en España. 5. La ilusión de los sondeos y el supuesto giro al centro. 6. Las primera duras réplicas de la historia. Y 7. A modo de conclusión: Partidos tradicionales y fuerzas emergentes. Las lecciones de unas elecciones, El profesor Blanco Valdés desgrana lo que ha sido la historia de las fuerzas políticas tradicionales a lo largo del periodo estudiado y el nacimiento de los partidos emergentes, sus primeras experiencias y sus posibilidades de desarrollo en la democracia española.Les invito a prestar especial atención a las numerosas notas y enlaces que se encuentran a lo largo del artículo, que les llevan a gráficos, estadísticas y fuentes originales. Este artículo del profesor Blanco Valdés es un resumen del estudio que publicará próximamente la revista italiana Diritto pubblico comparato ed europeo. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
¿Lo viejo? Entrada núm. 2373 [email protected] La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)