Queridos señores y señoras, adolescentes y adolescentas, niños y niñas, bienvenidos y bienvenidas al mundo de lo políticamente correcto. Ese mundo en el que todo roza lo absurdo.
La sociedad de hoy en día ha conseguido que ya nadie pueda decir las cosas como realmente son. En vez de avanzar (todos y todas) por un mismo camino, apoyando la igualdad entre sexos o personas de diferente nacionalidad, nos paramos a debatir sobre la cosa más insignificante, aquello que lleva estas discusiones a lo absurdo.
Me parece increíble la controversia que se le puede dar a un tema como es la lengua castellana cuando todavía sigue habiendo temas mucho más importantes y con los que todo el mundo se debería de volcar, como es la violencia de género.
La verdad, es mucho más grave que no se le den las mismas posibilidades en la vida diaria y en el ámbito laboral a una persona de color que a una blanca. Sin embargo, en vez de denominar a los trabajadores de las compañías de viajes como "azafatas" podemos decir "auxiliares de vuelo". Cosa realmente útil, sobre todo si tenemos en cuenta que para utilizar este eufemismo lo primero es que los contraten.
Es mucho más grave también que mueran casi medio centenar de mujeres al año en España a manos de sus parejas o exparejas. Pero de lo malo, ahora podemos decir la medica, o la choferesa, y muchas más profesiones en femenino. Si es que pueden acudir al trabajo, y se encuentran bien físicamente. Si es que no las pegan en casa, o algo peor.
Es mucho más grave que, ser políticamente correcto sea, hoy en día, más importante que la integridad de las personas.
¿De que sirve llamar a una persona "afroamericano" en vez de "negro", cuando en la vida real sigue sufriendo la misma discriminación, pero con distinto nombre? ¿De qué sirve que ahora, para mencionar una multitud, haya que nombrar a los señores, las señoras, los niños, las niñas, los señores mayores y las señoras mayores y a los perros macho y a los perros hembra?
A este paso, para decir una frase sin que nadie se sienta ofendido vamos a tener que escribir más que Cervantes; aunque quizás lo mejor sea estar callado, porque a este ritmo, esa va a ser la única manera de ser políticamente correcto.
¿Por qué empezar la casa por el tejado, pudiendo construir buenos cimientos?¿Para qué ponerse a pensar en el corte de pelo y en el sombrero, cuando todavía no tienes cabeza?
Toma la iniciativa.