Los gobiernos de los estados implementan a menudo políticas demográficas como respuestas inmediatas a situaciones más o menos concretas de la evolución de la población.
En el ámbito mundial, eso que ahora mal traduciendo del inglés llaman “global”, las admoniciones de las organizaciones internacionales suelen tener poco efecto.
Hay países que necesitan más población y otras a los que les sobra. El gradual envejecimiento de las poblaciones en los países de Primer Mundo van a genera problemas a medio plazo cuando la reproducción no alcance la reposición de ciudadanos. Mientras que en otros sitios, notablemente la República Popular China, el crecimiento poblacional y la percepción de que su gente no tendría recursos para alimentarse, llevó a las autoridades a imponer controles de la natalidad para limitarlo. (Nota: la consecuencia más evidente ha sido que ahora hay más de 40 millones de hombres chinos que no encuentras parejas coetáneas…)
Una buena forma de entender la evolución de la demografía la aporta de manera magistral el profesor Hans Rösling (http://www.ted.com/talks/hans_rosling_on_global_population_growth?language=es y otras) y su relación con el tamaño de las familias y la supervivencia de los nacidos.
En estos días de la explosión de refugiados de las guerras de Oriente medio y su éxodo hacia Europa, los medios de comunicación han señalado que la República Federal Alemana, motor y director de la política europea, estaba en condiciones de admitir un elevado número de refugiados “porque los necesita para mantener su crecimiento“. En cambio, el gobierno español del Partido Popular ha mostrado una cierta resistencia a acoger refugiados escudándose en la elevadísima tasa de paro que este país sustenta. (Luego ha rectificado ante las declaraciones de varios ayuntamientos progresistas de grandes ciudades que sí que estaban dispuestos a aceptar refugiados).
Por otro lado, las ayudas a las familias en este país se han limitado a las familias con ingresos más reducidos (Guía de Ayudas sociales), mientras que la catalana FEDAIA solicita que las ayudas sean universales, sin diferencia de niveles salariales o económicos y hasta los 18 años.
En las inminentes contiendas electorales sería deseable que las diferentes opciones electorales, los partidos, dedicasen algún espacio a sus propósitos en relación a las políticas demográficas y su respeto por los derechos de los niños. La posibilidad de que esas políticas incidan en la demografía es un factor más del crecimiento poblacional que para este siglo XXI desearíamos que fuese más racional y estable.
X. Allué (Editor)
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