Siguiendo la segunda parte del análisis de las políticas energéticas de los diversos partidos que se presentan estas elecciones autonómicas que ya inicié en mi primer artículo. En este caso hablaré de las renovables, alguna propuesta estrella y la postura ante la territorialización.
¿Afrontar el retraso catalán en energía eólica?
En este aspecto creo que el PSC es el único que lo tiene realmente claro. La energía eólica es la renovable más fácil de implementar y desarrollar. Fácil de colocar, no requiere grandes inversiones y tiene una ratio de kw/h producido por coste bastante aceptable (más caro que quemar carbón o la nuclear, pero no tan excesivamente caro). La energía eólica a la contra tiene que es un pelín cara (algo que matizaré), que los aerogeneradores han de colocarse en lugares con corrientes, como los cordales de montes (lugares potencialmente interesantes ecológicamente hablando), no son una fuente controlable sino que depende de las corrientes de aire y por tanto requiere de respaldo de térmicas.
Es lo que lleva, por ejemplo, a CiU haber retrasado la implementación de la energía eólica, su concepción del territorio ha hecho que en Girona no se colocara ni un sólo campo eólico durante su mandato para evitar problemas con la oposición local a estos aerogeneradores, o los que ha llevado a ICV a ser un pelín conservadora con este tema. La “contaminación paisajística” por parte de CiU e ICV ha sido un punto que les lleva a no confiar en esta energía. Por otro lado CiU antepone el problema del respaldo térmico que necesitan las eólicas (¿para que construir un campo eólico si necesito construir una térmica con la misma producción para cuando el viento no sople?). PP en el tema de las eólicas debería aclarar si aún hace caso a los negacionistas del calentamiento global o no, pero en general en las CCAA donde ha gobernado el PP ha implementado la energía eólica sin demasiadas pegas, por tanto hemos de fiarnos que lo harán. ERC dos cuartos de lo mismo, no han puesto problemas a la hora de implementar la mayoría de parques eólicos.
El tema del respaldo es un problema… si no fuera porqué Catalunya cuenta ya con gran parte de ese respaldo (tenemos la nuclear de Terres de l’Ebre, y varias térmicas de última generación de gas natural de reciente construcción). Por otro lado, ahora mismo es más barato quemar carbón o petróleo o gas natural que producir electricidad con energía eólica, por el momento, pero dependemos de que el euro se mantenga fuerte (y francamente ahora necesitamos que se devalúe en plena crisis) y dependemos de las importaciones de países que no son muy fiables (Rusia, p.ej.). A parte que el compromiso de luchar contra el calentamiento global nos ha de obligar a reducir emisiones, y en el momento que realmente las emisiones entren en el cálculo de la factura eléctrica, la eólica nos va a parecer barata. Por otro lado, todo kw/h producido por una renovable es ahorrar quemar unos cuantos kilogramos de combustible que más tarde o temprano se irá haciendo más y más escaso. Es una deuda con el futuro, no solo de las próximas generaciones sino de medio plazo. Es absurdo por cierto papanatismo renunciar a la mejor de las energías renovables que tenemos, relativamente barata comparada con otras renovables, poco contaminante y fácil de construir, y que además no dependemos de tecnología de fuera ya que nuestras empresas son punteras en esta tecnología (y esto ayuda a fijar empleos de alto valor añadido).
En este caso el PSC saca nota, ERC y PP tienen un aprobado alto, ICV un aprobado justo (cree en las eólicas pero es demasiado prudente para implementarlas) y CiU tiene un suspenso claro (es la responsable de nuestro retraso en esta energía renovable en Catalunya).
El desconcierto de la energía solar
La política energía solar tiene tres vertientes que podemos contemplar: la solar térmica para uso doméstico, la solar fotovoltaica y las centrales solares de todo tipo. En el primer aspecto estamos legalmente cubiertos y de hecho obligados a que las nuevas edificaciones cuenten con paneles solares que reduzcan el consumo para calentar el agua. Este tipo de implementaciones son energeticamente eficientes, ahorran dinero y la tecnología la tenemos más que desarrollada. En este caso, el PSOE, implementador de la medida es quien recoge méritos, aunque ICV, ERC y en general la mayoría de partidos la secundaron y algunos (como ICV) la tenían de antes en sus programas.
El problema radica en las otras dos. La energía eléctrica fotovoltaica es muy compleja de afrontar. La mayoría de placas solares de uso doméstico tienen un retorno de la inversión de unos 10 años, y un retorno al sistema energético también de unos 10 años (cuesta tanta energía su instalación, construcción, mantenimiento, transporte, desmantelamiento y reciclado como la que produce durante unos 10 años). La mayoría de placas solares fotovoltaicas cuesta que sean energéticamente rentables. Hay casos flagrantes en el que placas solares fotovoltaicas instaladas por las propias administraciones van a retornar al sistema menos energía que la que han producido. Esto es debido a que las células fotovoltaicas son capaces de producir muy poca energía por unidad de superficie, y su rentabilidad energética cuesta mejorarla (aunque hay diseños de laboratorio que tienen una eficiencia del 50% estos diseños son costosísimos económicamente hablando y los que están en el mercado tienen eficiencias que rondan el 15-20% insuficiente para hacerla competitiva y rentable ecológicamente). Esperar que la tecnología mejore es posible pero hay que recordar que la energía fotovoltaica es una disciplina bastante madura, no creamos en milagros. Además la producción y reciclado de las células fotovoltaicas es altamente contaminante, y por tanto podríamos estar transformando una lucha (ineficiente) contra las emisiones de carbono en un problema de contaminación de ríos en otro lugar del planeta. En este sentido las células fotovoltaicas son muy buenas para producir energía localizada en lugares donde la red eléctrica se hace difícil de llegar (y los costes en pérdidas son altos), por ejemplo, refugios de montaña, zonas aisladas, o unidades de consumo bajo (como los paneles informativos de las carreteras) o para suplir baterías (más caras aún de construir). En este sentido todos suspenden, unos por su exceso de confianza en esta tecnología, otros por no valorarla, y la mayoría por no entender que gran parte de los beneficios de las placas fotovoltaicas suponen gastos energéticos muy altos en otro lugar del mundo.
Grandes centrales productoras de energía eléctrica de origen solar. De modelos de hornos solares y grandes centrales fotovoltaicas hay de todo tipo, casi cada horno es un caso en sí mismo, y en España (y Catalunya) somos punteros en esta tecnología… por eso lo construimos en otros lugares del mundo. Aquí sigo sin entender cómo no la implementamos algo más, es una renovable que además va pareja, a diferencia de la eólica, con las puntas de demanda (produce más en las horas de más insolación, que es cuanto mayor demanda del sector industrial y del transporte se produce), es bastante más cara, pero por el mero hecho de que no es una tecnología del todo madura. Tiene también la gracia que se pueden construir en zonas de poco valor ecológico y urbanístico (que en Catalunya son pocas, también es verdad). En este sentido la energía solar en centrales de producción masiva es algo poco desarrollado, pero que se podría implementar, caro en un principio pero que ha de tender a su abaratamiento, sobretodo porqué los mayores costes (al igual que las nucleares) pasan por la instalación, a partir de ahí se pueden alargar los años de producción. Los problemas de estas centrales es el mismo de las renovables, no podemos controlar su producción puntual y han de estar respaldadas. En este sentido también suspenden todos, no hay planes serios de implementar hornos solares o centrales fotovoltaicas grandes (estas sí que pueden ser rentables energéticamente) en Catalunya.
El coche eléctrico no es un milagro pero necesita su desarrollo.
El coche eléctrico es una de las estrellas del PSC, en especial del PSC de Barcelona. El coche eléctrico representa una apuesta doble: la transformación del sector productivo industrial del automóvil y una aportación a la solución del problema de los combustibles fósiles y las emisiones de CO2. El primero es un cambio que notaríamos a medio plazo (no sirve para solucionar la crisis hoy, plantea, y no es poco, ser competitivos en este ámbito de aquí a 10 años). El segundo es medianamente cuestionable. El coche eléctrico, o la difusión masiva de híbridos, necesita de una red de carga que los pueda apoyar, algo que hoy existe de forma muy limitada en el área metropolitana. También necesitamos poder producir energía eléctrica de forma barata y con el mínimo de emisiones. Que el coche emita sólo vapor de agua es bueno porqué reduce la contaminación en las ciudades pero traslada el problema de la ciudad a las centrales térmicas que la producen. Sin un desarrollo masivo de la energía eólica o solar con sus respaldos correspondientes no podemos contar que esa energía sea realmente limpia.
Por otro lado, hay una buena alianza entre coches híbridos y eléctricos y energía eólica. Las baterías eléctricas de los coches son acumuladores eléctricos que pueden acumular el excedente energético en el momento en que están conectados (por la noche, cuando no circulan) y liberarlo posteriormente (se puede establecer un % de la batería que pueda descargarse, con retorno económico para el propietario, para realimentar el sistema energético) en determinadas puntas de demanda, o el mero uso traslada energía producida en momentos en que es excedente a ser usuada en la carretera cuando la demanda es muy alta.
Por tanto, el coche eléctrico mola mucho, pero necesita tener una política energética detrás, o estaremos trasladando simplemente la contaminación urbana a la de los centros de producción eléctrica (que no es poco, pero no suficiente). En este sentido el PSC sí que ha hecho bandera, igual que ICV en sus políticas en el ayuntamiento de Barcelona y cabe esperar que ERC también lo hubiera hecho en caso de estar en el ayuntamiento (se sigue en este sentido políticas muy parecidas) y por tanto en este aspecto los 3 partidos aprueban. Para CiU y PP este tema les es virtualmente inexistente, no se han posicionado nunca ni han planteado propuestas solventes al respecto. Por tanto suspenso.
En definitiva en políticas energéticas asociadas a las renovables el PSC y ERC aprueban, ICV saca un aprobadillo más justo, PP suspende por poco y CiU tiene un suspenso bastante claro.
Comparteix/Comparte