Felipe González, cuando necesitó los votos del nacionalismo catalán, perdonó las corrupciones y desmanes de Jordi Pujol, al que ayudó a eludir una condena judicial que podría haberle llevado a la cárcel, y otras corrupciones de la élite política nacionalista catalana. Aznar hizo lo mismo y hasta declaró que hablaba catalán en privado cuando necesitó los votos nacionalistas para gobernar. Zapatero llegó mucho más lejos y apadrinó un nuevo Estatuto catalán insolidario y anticonstitucional, además de pagar con dinero público los votos que necesitaba del nacionalismo para mantenerse en el poder, sin olvidar que apadrinó el gobierno tripartito, uno de los más irresponsables, despilfarradores, desleales e insolidarios de la Historia de España. Ahora, Rajoy, sin llegar tan lejos, coquetea con el nacionalismo para conseguir sus votos, que no necesita porque el pueblo le ha dado mayoría absoluta, y recula ante los desmanes y abusos totalitarios y desleales de un Arturo Mas que odia a España más que al diablo y que daría años de su vida con tal de ver humillada y desmembrada la nación española.
Todos los gobiernos españoles desde la muerte de Franco ha sido cobardes, permisivos y cómplices de un nacionalismo catalán que era minoritario en 1978 y que hoy es poderoso gracias a las renuncias y traiciones del PSOE y del PP, que han convivido y amparado las peores agresiones y desmanes de un nacionalismo que ni siquiera ha sido obligado a cumplir las sentencias judiciales y a respetar la Constitución de los españoles. En algunos casos, los gobiernos nacionales del PSOE y del PP han rozado la traición a la patrio en su relación cobarde y sumisa ante el peor nacionalismo catalán, excluyente, insumiso, ajeno a la ley y enemigo jurado de España.
Reproduzco a continuación un comentario de Carlos RH, lector y colaborador de Voto en Blanco, que resume e ilustra con precisión y dureza lo que ha sido el lamentable y hasta presuntamente delictivo contubernio entre la peor político española, egoísta y antidemocrático, y el catalanismo hipócrita, corrupto y enemigo furibundo de España:
"El problema es que, tanto en Cataluña como en el País Vasco, se ha dejado hacer a los nacionalistas lo que han querido, sobre todo en materia de educación. Los programas de socialización, de inmersión lingüística y de odio a España han conseguido que toda una generación se haya adoctrinado en el nacionalismo sin ningún pudor ni verguenza. Han logrado convertir en auténticos filonazis a una gran parte de la población que ve normal que te multen por vender recuerdos Made in Spain o rotular en castellano hasta acabar con la fiesta de los toros. Todo ello ocurre porque tanto PSOE como PP son dos gobiernos miserables y acomplejados que no han sido capaces de ejercer de gobierno en esos territorios. El asunto es que ahora es demasiado tarde, los pocos ciudadanos catalanes que se sienten españoles sienten que no están protegidos por el gobierno de la nación y prefieren que sus hijos se sometan a las políticas de inmersión de la Generalitat, incluyendo el odio a España, antes de verse excluidos de una sociedad en vías de totalitarismo. Dos partidos, PP y PSOE, son los culpables de lo que está pasando en España, dos partidos que siempre han sentido un gran complejo en proclamar su españolidad mientras que han dejado a los territorios proclamar su nacionalidad, tanto catalana como vasca. Ayer en mi comunidad hubo manifestaciones nacionalistas proclamando el País Valenciá lluire e independiente. A este paso, cualquier día vemos a Cuenca proclamándose Estado libre asociado, no sería de extrañar con gobiernos que sienten verguenza de proclamarse españoles. Es un daño irreparable el que han causado a España el asociar lo español a nuestro pasado histórico franquista. Cuando los alemanes sentían la misma verguenza por su pasado nazi, hubo un filosofo y pensador alemán llamado Jurgen Habermas que inventó una teoría llamada el patriotismo constitucional que consistia en sustituir la historia por la constitución como base del patriotismo y acabar así con aquellos complejos que marcaban al pueblo alemán por su pasado nazi, eliminar la historia como factor de patriotismo por la constitución. Aquí no sólo sentimos complejo por nuestro pasado franquista, por cierto al que han pertenecido multitud de nacionalistas, sino que nuestro pasado llega hasta don Pelayo y Hernán Cortés cuya estatua apareció pintada de rojo y con la palabra "Fascista". Un pensador político de cuyo nombre no me acuerdo dijo una frase que da en el clavo en lo que respecta a España: " El problema de nuestro tiempo no es la crisis, sino la persistencia de las hordas tribales". Y España las tiene todas."