Entre nuestros grandes políticos está Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE y eurodiputada, aplaudida estos días por afearle al comisario europeo Olli Rehn que proponga bajarle a los españoles el diez por ciento del sueldo.
Indignada, Valenciano recordó que “millones de trabajadores ganan al mes lo que usted gasta en dos cenas”.
Buena frase: si Olli Rehn va a restaurantes como el gerundense Can Roca, nombrado recientemente el mejor del mundo, pagará al menos 150 euros por cubierto. Cuatro comensales, 600 euros.
Aunque seguramente Rehn no abonará la minuta con sus 23.000 euros mensuales de sueldo, sino que lo hará su Comisaría de Asuntos Económicos y Monetarios como “gastos de representación”.
El comisario finlandés, que es licenciado en Economía, en Relaciones Internacionales y en Periodismo, master en Políticas y doctor en Filosofía, cobra bastante menos que, por ejemplo, un controlador aéreo español veterano, que llega a los 70.000 euros mensuales.
Súmense los salarios de Valenciano, sólo 15.000 mensuales como eurodiputada, el del Partido, regalías varias, incluyendo “gastos de representación”, viajes y otros dispendios: con seguridad le cuesta a los españoles más que Rehn a los europeos.
Y recuérdese: es una señora sin oficio ni beneficio, que fuera de la política carece de algo productivo a lo que acogerse.
Debe rechazarse la reducción del salario a los españoles que propone la Comisión Europea. Están exhaustos tras cinco años de crisis y de reducción del nivel de vida. Es imposible sacrificarse más.
Pero es demagógico que Valenciano proteste contra los comensales de los grandes restaurantes, además de un insulto a los trabajadores de esos lugares que viven gracias a los políticos bien pagados como ella, a los sindicalistas devoradores de marisco, a los empresarios, a los ejecutivos y, obviamente, a los controladores aéreos.
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