Para hacer política ya no priman los periódicos de papel, las entrevistas serias en televisión o mucha cartelería en campaña electoral. La tendencia es salir en programas de entretenimiento, de gran audiencia, en televisión, conversar en las redes sociales y utilizar otros medios para establecer contacto con tus vecinos o tus posibles votantes, como el whatsapp.
Responder al conversar
Pero lo primero es saber qué decir, o sea, el qué, el mensaje. Lo segundo sería comunicarlo, el cómo, qué palabras utilizamos para construir ese mensaje. Y, en tercer lugar, la conversación en un entorno 2.0, esto es, a través de qué medios -aquí entran las redes sociales y los nuevos canales de comunicación-. Es cuando de produce la comunicación bidireccional, con comentarios, aportaciones, felicitaciones, críticas, compartiendo y respondiendo.
Ya hay ejemplos reales. En el pueblo granadino de Jun, los habitantes ya se comunican con su alcalde a través de Twitter. La incorporación de la tecnología en los hábitos de comunicación ha traído consigo nuevas formas de relacionarse.
Asimismo, la plataforma española MassyPhone prevé que en 2015 en España es probable que 40 millones de personas usen WhatsApp o alguna alternativa parecida (Telegram o Line, por ejemplo). Sobre el uso de la mensajería instantánea, en algunos municipios se podrían implantar grupos entre los vecinos y su ayuntamiento.
En algunas localidades ya se hace, por ejemplo, en Hinojos (Huelva) como un Departamento de Comunicación, con ocho grupos sobre áreas temáticas. O en la región de Murcia, muchos alcaldes ya lo han incorporado en su gestión municipal.
Las características son la conversación, la rapidez y la cercanía. Propiciaría la creación de nuevos liderazgos naturales en los grupos utilizando un lenguaje más cercano a través de la conversación con su público objetivo.
Hacerse unos selfies
Otra red social es Instagram, frecuentada por algunos políticos. Es el caso de Patxi López, Eduardo Madina, Oriol Junqueras y Esperanza Aguirre. Lo han sabido integrar entre su vida personal y su faceta profesional con naturalidad.
La conclusión es que el electorado advierta la humanización del político sin restarle a su mensaje político.