Es una extraordinaria casualidad que las tres últimas copas de Europa que ganó el Real Madrid fueran bajo el gobierno del forofo madridista José María Aznar, y que las tres también últimas del Barcelona vinieron bajo mandato de su hooligan José Luis Rodríguez Zapatero.
El Madrid ganó las de los años 1998, 2001 y 2002, gobernando Aznar entre 2006 y 2004. El Barça, mandando Zapatero entre 2004 y 2012, obtuvo las de los años 2006, 2009 y 2011.
En ambos casos, aunque mucho más en el del Barcelona, los rivales denunciaron escandalosos favoritismos arbitrales.
Lo cierto es que los políticos españoles se interesan mucho por el deporte rey, a la vez que pierden interés por los toros, que antes los hacía cercanos al bondadoso pueblo.
Si se analiza la afición futbolística en España, se descubre, primero, que cada seguidor tiene pasión por su equipo local o provincial, pero después se inclina por el Barça o el Madrid, las dos Españas contemporáneas, quizás tan manipulables políticamente y tan cargadas de odio mutuo como las que le herían el corazón a Antonio Machado.
Este país está nuevamente dividido en dos y, desde luego, es mejor que sea por Cristiano o por Messi que por los hombres armados de la guerra civil en la izquierda o derecha, sobre todo porque los millones que manejan ambos jugadores sólo tienen la ideología de los relojes de cuco.
Parece que Mariano Rajoy, aparte de ser forofo del Pontevedra, disimula su inclinación más por el Madrid que por el Barça.
Quizás en estos cuatro meses que lleva gobernando influyó para que el equipo capitalino ganara la liga, como maliciosamente sugirió Pep Guardiola, que no podía gozar ya del apoyo de Zapatero.
Un Rodríguez que para influir a su gusto en el deporte se asignó el Ministerio del ramo, y entre sus logros está el de hacer procesar a Marta Domínguez, por ser del PP, y que resulto inocente, y el de hundir a Contador al defenderlo torpemente cuando él, como político, estaba ya mundialmente desacreditado.
Estemos atentos para descubrir si es cierta la relación entre políticos hooligans y el éxito de sus equipos.
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SALAS