Escuché por primera vez a Polo Ortí como acompañamiento del tristemente desaparecido timplista José A. Ramos en su disco "Para timple y piano", un disco que os recomiendo encarecidamente, mágico de verdad. Después de escucharlo repetidas veces, me dije que si algún día venía por aquí a actuar iría a verlo sin dudarlo. No se dieron las circunstancias para hacerlo con anterioridad pero anoche pude cuadrarlo todo y sí, pude ir a verlo. Actuó en el Teatro Leal de La Laguna y estuvo acompañado por su banda habitual, con Luismo Valladares al bajo y Juanjo Ortí a la batería. Por si fuera poco, me llevé algo más ya que también se sumaron dos gigantes al escenario que no había escuchado antes: Viktorija Pilatovic, una voz que nunca olvidaré, e Israel Sandoval, un guitarrista dotado de una gran técnica interpretativa en sus solos. Polo Ortí ejerce desde hace poco como profesor de la prestigiosa sede valenciana de la Berklee College of Music que es casi igual a su sede central de Boston, solo que allí, tal como dijo Polo en un momento de la noche, no saben lo que es una buena paella ni qué es la horchata. Así es Polo Ortí, tan complejo en sus fraseos como sencillo en su trato con el público, metiéndose desde el primer momento al respetable con sus traducciones irónicas del inglés o sus explicaciones surrealistas de cómo se le ocurrió componer alguna de sus obras. Me sentí como en familia, como si los estuviera escuchando cómodamente sentado en el sofá de mi casa. Israel Sandoval y él se entendieron a la perfección, pasándose el testigo en los solos con naturalidad, como si llevaran años tocando juntos. De Israel Sandoval, aún tengo en la cabeza resonando el solo que se marcó en uno de los últimos temas de la noche titulado Blues for You.
Hubo otra invitada de excepción, como les dije antes, cuyo nombre quiero que se apunten. Se llama Viktorija Pilatovic y es una artista con una tesitura de voz que ha nacido para interpretar jazz, con una técnica del scat impresionante y que, además de intérprete, es arreglista y compositora. Y sobre todo tiene algo que la hace más grande: es muy joven aún. Seguramente que no será la última vez que oigamos hablar de ella. Lástima el sonido porque era mejorable, pero al final terminó no importándome: me sentí a gusto y ellos con nosotros también. Con eso me quedo. Un concierto entre amigos, un concierto cómplice, un lujo de concierto.
Os dejo un par de vídeos de la banda de Polo Ortí para una grabación que hicieron para TVE y también con otro de esa joven promesa llamada Viktorija Pilatovic. Repito: apunten ese nombre. Ambos temas los pudimos escuchar anoche.