Stalin, el diablo comunista.
Camaradas,
No deja de tener cierta gracia cuando uno observa a dos enemigos acérrimos que durante largo tiempo han hecho todo lo posible por destruirse el uno al otro olvidarse de todas sus pasadas ofensas y concluir un tratado de cooperación militar. En el mejor de los casos, uno podría llegar a pensar que se trata de un prodigioso ejercicio de caridad cristiana al que todo buen Nacionalsocialista debería rendir emocionado elogio. Sin embargo, al tratarse una de las partes de la Unión Soviética, epítome del ateísmo internacional, resulta harto difícil hallar en ello el menor atisbo de humanidad. Por lo tanto, desde esta tribuna no se puede sino alzar el dedo acusador y señalar a los polacos como culpables por haber traicionado sus principios y unido su destino al del monstruo soviético.
Después de firmar con el Reich el Tratado de No Agresión Germano-Soviético en 1939, la Unión Soviética tomó parte en la invasión de Polonia y su subsiguiente desmembramiento. Las autoridades soviéticas declararon inexistente al estado polaco y todos los ciudadanos polacos en las zonas anexionadas por la Unión Soviética fueron tratados como ciudadanos soviéticos. La consecuencia más inmediata de esto fue que aproximadamente 2 millones de ciudadanos polacos (incluido un cuarto de millón de prisioneros de guerra y 1,5 millones de deportados) fueron arrestados y encarcelados por la NKVD y otras autoridades soviéticas, que a buen seguro los han estado sometiendo desde entonces a las habituales torturas y crímenes que caracterizan al régimen de Stalin.
Firma en Londres del Acuerdo Sikorski-Mayski.
Con el estallido de la Operación Barbarroja, la Unión Soviética no ha tardado en encontrarse con el agua al cuello, forzando a Stalin a buscar ayuda en otros países. Animado por el diplomático británico Anthony Eden, el pasado 5 de julio el Primer Ministro de Polonia en el exilio Wladyslaw Sikorski abrió las negociaciones con el Embajador Soviético en Gran Bretaña Ivan Mayski para restablecer relaciones diplomáticas entre Polonia y la Unión Soviética. Sikorski ha sido el arquitecto del acuerdo alcanzado por ambos gobiernos que se firmó finalmente el 30 de julio.
Pero ahí no ha quedado la cosa y hoy, 14 de agosto de 1941, en Moscú, Polonia y la Unión Soviética han concluido una alianza militar. Hace dos días, Stalin declaró nulos y vacíos de contenido todos los pactos firmados con el Führer y concedió la amnistía a decenas de miles de ciudadanos polacos que permanecían en campos soviéticos. A partir de ellos se conformarán unidades militares que combatirán codo a codo con el Ejército Rojo contra la libertad de Europa bajo las órdenes del General Wladyslaw Anders.
Prisioneros polacos recién liberados de un campo soviético.
Sin embargo, los polacos liberados no han tardado en echar en falta a varios millares de compañeros, la mayoría oficiales, acerca de cuyo paradero los soviéticos no han sabido o querido dar respuesta. Teniendo en cuenta con quiénes están tratando, los polacos podrían responderse a sí mismos, pero mucho nos tememos que todavía habrá que esperar un tiempo para saber lo que realmente ha sucedido con ellos.
Es lebe Nationalsozialismus!Ein Volk, ein Reich, ein Führer!