Revista Cultura y Ocio

Poluciones

Publicado el 22 septiembre 2015 por Icastico

Alemania con los gases tiene historia y delito. Estos seres de luz, sofisticados en extremo, son capaces de asfixiar hasta con las finanzas (que se lo digan a Grecia, a Portugal, a España), otro producto incoloro, inodoro e insípido, por mucho que apesten las maneras y sus diseñadores de cuello blanco. Los alemanes son de nuevo noticia por las emisiones de gases, que en lugar de soltarla en barracones cerrados “petaos” de judíos y otras razas impuras e imperfectas lo han hecho al aire libre en las napias de los santos ciudadanos norteamericanos, en Estados Unidos, que son la misma perfección, casi ná, ¡hala, ahí te va!, a tragar. Pero no tragan.

La Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) acaba de acusar a Volkswagen de haber manipulado las emisiones de gases tóxicos de casi medio millón de vehículos diésel que se vendieron en ese país. Fíjate si son listos estos ingenieros germanos (o importados, vete tú a saber, ahora serán capaces de echarle la culpa a un becario español) que desarrollaron un software capaz de detectar el momento en que los coches estaban siendo sometidos a pruebas por parte de las autoridades. Este sistema espía llevaba un mecanismo interno que permitía al vehículo superar la prueba, pero una vez terminada dicho mecanismo se desactivaba y liberaba al exterior gases contaminantes, básicamente.

Este episodio se ha convertido en una tragedia para Volkswagen. Las acciones de firma se han desplomado casi un 20%. Se vio obligada a dejar de comercializar vehículos diésel (con los motores “chivatos”) de sus marcas Volkswagen y Audi en EEUU, entre los que se encuentra el modelos Golf y Jetta (que debería ser el apodo de la marca en lo sucesivo) y también el A3 (Audi). Y una posible multa de 18.000 millones de dólares si es declarada culpable. Aparte de los daños colaterales que suponen la pérdida de confianza, el deterioro de su look (demandas particulares, etc.). El Departamento de Justicia de EE UU se suma a la causa e investiga si puede haber una conducta criminal en el escándalo, aunque hace años en el caso del defecto en el sistema de arranque de otra marca germana (General Motors) que costó la vida a más de cien personas se llegó a un pacto, es decir, los muertos habrán salido un poco más caros, tal y tal y punto final.

Por su parte, el Gobierno alemán investigará asimismo si hay manipulación de pruebas en Europa. No hay indicios de que otras compañías germanas hayan hecho lo mismo (aunque deben estar acojonadas, por eso u otra cosita que pueda salir en exhaustivo examen). A las investigaciones en EE UU y Alemania se une Corea del Sur y otras naciones podrían subirse al carro (uno sin trucar) próximamente. Cooomo una ooola, que diría la más grande, nuestra Rosssío Jurado (QEPD). Un Tsunami, más bien, que va a lamer bien lamida la imagen Volkswagen.

Claro que todo este circo hipócrita del Medio Ambiente, de las EPA’s y YUPIS me parte el bujero de risa (no es verdad, me amarga un webo). La Historia reciente (yanquis incluidos, off course) nos habla de un extensísimo catálogo de horrores al medio ambiente (y humano) en sus variantes bélicas, civiles, de investigación, etc., y las que están por venir o consentir como las próximas perforaciones en el Artico (Shell). Haciendo un brevísimo resumen, así, a bote pronto, se me viene el agente naranja (fabricado por Monsanto), gas mostaza, agentes químicos (napalm), ensayos y utilización de la bomba, bla, bla, blá. Por no hablar de la basura tecnológica, residuos tóxicos y radiactivos que van a parar a Costa de Marfil, Somalia, entre otros países africanos y asiáticos en los que se extermina todo tipo de vida y con lo que se está haciendo un negocio tan multimillonario como criminal y consentido. Lo de Volkswagen es como un pedo en una solitaria cama, tanta desproporción y desfachatez me abruma. En fin, todo este despliegue es lo de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Pajas. Poluciones.

Eso sí, es posible que mucha gente lave su conciencia teniendo un coche ecológico (o lo que proceda ecológico) y no haya reciclado un plástico o una botella en su contaminante vida. Me acuerdo de las grandes comilonas a las que me veía obligado asistir (e invitar) en mi lejana época comercial, algún cliente, tras una pitanza salvaje y ultra-calórica, con chupitos a granel, pedia un café solo…¡con sacarina! (para la conciencia).


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