Aunque nació en Anaya de Alba, Salamanca es un barco que vuelve su cabeza hacia otro mar. Quizá por eso se detuvo en la ciudad del Tormes y le dedica su ingenio, su tiempo, su obra y su vida: Llamaré donde mis dedos escriban de tu nombre. Tú me has nacido amor sin enfadarte. Sin duda “No me preguntéis de donde soy llevado” es el libro de poemas que más identifica a Adares con Salamanca.
Publicado en 1991, capicúa y cornucopia, los años del apogeo de la escritura de Remigio González. Presto a su cita con las piedras del Corrillo, con su nívea barba de musgo, camuflada entre su piel de arenisca y la atención a extranjeros, lectores y estudiantes. Pensaba que en la calle es donde más se aprende porque es donde más se ignora. Decía “Yo puedo ayudar a la calle y la calle me puede ayudar a mí. Escribía en distintos poemas: “Es mi brazo cartabón que te ha trazado Salamanca”.” Universo de llaveros, Salamanca sortija del alma”.” ¡Oh! Piedra donde amarras el movimiento al sueño.”Hay rincones y cielos azulados,
amores que pasean
en febrero y calles de poetas bravos.
Los rizos de su blanca barba apuntan
hacia los ojos de Gloria Fuertes,
Adares soleado, menos mal que hay niños cerca...
sólo vuestra bondad y su ternura nos recuerdan
lo que es amar a las palabras.
Catedrales que estáis ocupando la luz de tantos cielos, los tramos y los muertos, que en cada calle se quedaron ellos; los hombres del ayer que hacia arriba hicieron tus tableros tus esquinas cornisas y grandezas. Entre ellos. Flotáis como palomas, plumas, resquicios de la última chaqueta, el bocadillo último, sin saber en qué piedra, en que encaje, en que párpados tajuelas que no han vuelto cenizas polvo héroes. En Salamanca Catedrales que estáis ocupando respetad lo que en vuestro interior se está haciendo polvo. Adares Hoy en nuestra Salamanca, abundan el déficit de atención, la sobredosis de los palos de los selfies; sobran aspirantes a Casados a primera vista o a Gran Hermano y faltan Adares de conciencia, obra y comisión*.
Chema García (*) Escrito para el Taller de Escritura Creativa Casa de las Conchas en "Hay sombras que no pueden faltar"