Y ese día en el desierto apareció,
la mujer de sol y arena,
hecha de grano, calor y tormenta.
Se cristalizó delante del hombre,
que nada más ver la leyenda,
no sería más que polvo y parte de ella.
Durante 20 años lo desgranó,
su estatua contenta,
más cerca del cielo que la tierra,
más cerca del alfa y omega.
Hasta que él en polvo cayó,
confundido en la marea de grano, calor y tormenta.
En todos los años no hubo nadie más feliz;
Ni pez en marea,
Ni hoja en luz,
Ni perro sin correa.
Alejandro