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Nicmer N. Evans
evansnicmer.blogspot.com
@EvansNicmer
El proceso revolucionario que se ha gestado en Venezuela desde 1999, desarrollado desde las estructuras gubernamentales y dirigido por Hugo Chávez Frías (excepto en el año 2002 donde se consumó el poderío de una oposición infiltrada abiertamente en el gobierno), ha tenido a su enemigo potencial más grande en su propio seno.
En ejercicios anteriores he tratado de caracterizar a estos personajes; ya para el año 2005 en mi artículo “Entre los “Pomagás” y la “Kakistocracia”. ¿Un nuevo socialismo sin socialistas?” (http://www.aporrea.org/ideologia/a16659.html) adelantaba que:
“Las acciones de los Pomagás están orientadas por el arrivismo, la oportunidad y competitividad como premisa fundamental de su devenir. Cada acción gira en torno a la posibilidad de figurar y controlar todos los espacios donde se encuentran. Incluso, algunos llegar a ser racistas o clasistas y se evidencia en su trato a subalternos políticos o laborales, o se concreta en la constante evasión al contacto con el pueblo.
Los Pomagás, siempre desearán aparentar lo que no son, léase, humildes, democráticos, conciliadores, inteligentes, socialistas, esto se evidencia en gestos y comentarios que además denotan un problema de autoestima, afirmando constantemente en público que ellos si son humildes, democráticos, conciliadores, inteligentes y socialistas de una manera exagerada y constante, especialmente cuando se encuentran en apremios.
El Pomagás, por su carácter individualista y ególatra, no sabe trabajar en equipo, y nunca conforma uno real, generalmente se rodea, para estructurarlos, de personas tan oportunistas como él, que después le traicionan o con quien tiene conflictos al punto del irrespeto.
Sin embargo, Los Pomagás son pragmáticos, y tras tener algún objetivo claro, van tras él hasta obtenerlo, cueste lo que cueste, incluso vulnerando cualquier principio ético, y es por ello logran colocarse en importantes puestos de poder, en efecto estos personajes además tienen la capacidad de enquistarse ya que en torno a ellos crean espacios macoyéricos que mantiene a punta de prebendas, siempre mostrando una cara hacia quien tiene el poder sobre ellos, distinta de la que le muestra al pueblo, a sus empleados subalternos o a sus subalternos políticos.”
Y ya para el año 2008 en Yo “boliburgueo”, tu “boliburgueas”… (http://www.aporrea.org/actualidad/a64802.html) analizaba sobre en emerger dentro del proceso revolucionario el emergen de dos “neoclases” sociales:
“…la “boliburguesía”, sector social que se ha beneficiado directamente de negocios con el Estado, y que han acumulado riqueza de manera sorprendente y ya son propietarios de medios de producción, y la otra neoclase, la que no es boliburguesa, sino que “boliburguea”, esto quiere decir, vive transitoriamente la vida de un boliburgués sin tener la acumulación de riqueza necesaria para ubicarse en la boliburguesía ya que no es dueño de medios de producción pero tiene la capacidad de generar ingresos de múltiples fuentes del Estado.
De ello se desprende la posibilidad cierta de concretar un grave desclasamiento de sectores dirigenciales del proceso revolucionario, quienes o por apetencias personales o por circunstancias originalmente no causada por sus deseos, están teniendo acceso a placeres de la vida más burguesa, que seducen y provocan el impulso de vivirla de manera permanente, lo que podría conducir a la desaparición de la voluntad política del cambio, ya que sin haber llegado el mismo, en los que boliburguean ya opera un sentimiento de satisfacción por los logros personales, olvidando aquellos por lo que originalmente se lucha en este proceso bolivariano, los pobres.”
Pero no cualquier crítica es revolucionaria. La crítica sin fundamento ni racionalidad, la crítica desmovilizadora, la que humilla y transgrede la moral, no es revolucionaria. La crítica, cuando es leal a sus principios transformadores, pretende desmontar lo que atenta contra la unidad, el bienestar y la condición humana y generar aportes para el cambio, comprometiéndose activamente a ser parte integral del mismo, es una crítica leal y contiene propuestas comprometidas, en resumen es una “crítica propositiva”.
En las palabras del 30 de junio, el Presidente Chávez da un espaldarazo, ya no sólo a las 3R, sino a actores activos de las 3R, abriendo una importante franja para la lucha contra los “acríticos y anticríticos”, que con su silencio y complicidad interesada, han permitido cometer errores que han puesto en riesgo la viabilidad del socialismo en nuestro país.
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